Beatriz TalegónHace un año y medio fui invitada a participar a una conferencia en Marruecos para hablar sobre la participación de la juventud en la sociedad.

El Reino de Marruecos se encontraba en plena elaboración de su Constitución y quisieron que aportase mi punto de vista y mi experiencia sobre la estructura institucional en España.

Unos días antes el Rey de Marruecos se había reunido con el Rey de España para charlar sobre la monarquía parlamentaria. Mohamed VI quería conocer en profundidad la estructura española para tratar de copiar las mejores prácticas. Y precisamente la juventud y su participación eran uno de los puntos fundamentales que quería abordar en la Constitución.

Tuve la oportunidad de intervenir en un foro donde participaron jóvenes de distintas organizaciones y asociaciones. Fue una oportunidad para compartir la información que desde España habíamos preparado desde nuestra experiencia. Sin duda fue un honor explicar con orgullo el funcionamiento de nuestro Consejo de la Juventud y del Instituto de la Juventud.

Mientras yo trazaba los garabatos en una gran pared para explicar la división regional de los diferentes órganos, en paralelo me ayudaban a traducirlo en árabe. Quedó clara la distinción entre los dos órganos y entendimos lo importante que resultaba por un lado fomentar un espacio independiente y autónomo donde las organizaciones juveniles pudieran desarrollar sus proyectos de formación, interactuación, toma de decisiones, formación e investigación de manera autónoma (Consejo de la Juventud), a la vez que los Institutos de la Juventud desarrollarían las políticas de juventud desde la perspectiva gubernamental (a través de los Institutos de la Juventud) escuchando y cooperando con el Consejo de la Juventud.

De vuelta a casa me acompañaba la sensación de sentirme contenta y orgullosa de poder ayudar a otros con un buen ejemplo. Mi país servía de referente en algo tan importante como la participación ciudadana, la implicación de la juventud en los procesos democráticos, en la cooperación entre las organizaciones juveniles de manera libre y autónoma.

En el Foro Europeo de la Juventud es habitual que todos los Estados miembro de la Unión cuenten con la representación de sus Consejos de la Juventud. Allí coincidimos en las Asambleas, en las jornadas de formación, en los días de participación juvenil como fue el pasado 30 de mayo en Bruselas. Existe una red en la que todos los jóvenes de Europa participamos representando a nuestras organizaciones pero unidos en los objetivos comunes: nuestra participación y compromiso en la sociedad, la defensa de la democracia, el respeto a los derechos del colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales,  la lucha por el empleo juvenil y en definitiva organizarnos para defender con unidad nuestros intereses ante las instituciones europeas.

El pasado viernes el Gobierno del Partido Popular anunció su decisión unilateral de eliminar el Consejo de la Juventud. En su explicación se alude a criterios de ahorro (como si el CJE estuviera desarrollando su magnífica labor gracias a los irrisorios recursos que gestiona). La respuesta por parte de los representantes de las distintas organizaciones juveniles no se ha hecho esperar. A excepción de los jóvenes de Nuevas Generaciones, que aplauden cada decisión del Gobierno –no vaya a ser que se queden sin confeti- todos los demás se han mostrado en contra de esta decisión.

Un Gobierno que dice querer apoyar a los jóvenes y limita sus canales de participación social es un Gobierno que miente.

Un Gobierno que dice promocionar la capacidad emprendedora de su juventud y elimina el Consejo de la Juventud es un gobierno hipócrita.

Un Gobierno que dice defender las instituciones y la participación en la vida política y social de manera organizada, cuando elimina un órgano plural, autónomo y lo hace de manera unilateral nos demuestra que es un Gobierno dictatorial y autoritario.

Tendré que llamar a mis amigos de Marruecos para que vengan a explicarle a este Gobierno lo importante que es tener un órgano independiente para la participación y expresión de los jóvenes. Porque ellos tomaron buena nota y sí nos escucharon.

Aunque dudo mucho que Rajoy haga lo mismo… no está en sus planes prestar atención a lo que a los jóvenes de verdad nos importa.

Que lo digan claro: no están dispuestos a que nadie les lleve la contraria, a que nadie piense diferente y mucho menos a que nadie crezca como un ciudadano comprometido en la toma de decisiones democráticas y plurales, no vaya a ser que se les acabe el “chollo” de seguir gobernando a su antojo.