Ramoncín había dejado la junta directiva de la SGAE en 2007, pero conservó su puesto en los consejos de administración de SDAE y Arteria, desde los que se daba el visto bueno a los gastos, según el diario Público.

Las contrataciones se triplicaron
SDAE y Arteria contrataban servicios a empresas del entorno de algunos de los propios directivos de estas gestoras, como José Luis Rodríguez Neri, imputado ahora por el juez Ruz. La SDAE pasó a contratar por menos de un millón de euros hasta el año 2007, a triplicar ese importe, llegando a gastar tres millones al año siguiente y lo mismo en 2009. Los contratos eran adjudicados principalmente a Microgénesis, sociedad controlada por el entorno de Neri, según datos del citado diario.

El edificio cargado a la SGAE
En 2006, la SDAE compró un edificio por un valor de 5,45 firmando una hipoteca, que destinó a la empresa Microgénesis y que luego fue comprado por la SGAE.

Ramoncín firmó la sanción contra Luis Cobo
Público recuerda que Ramoncín fue una de las cuatro personas que firmaron una sanción contra el socio de la SGAE Luis Cobo Manglis, que denunció en una asamblea en 2007 la conexión entre la SDAE y Microgénesis.

Portal Latino y Microgénesis
El diario recuerda que Ramoncín figura como consejero de SDAE desde 2003. En aquel año, la gestora era la propietaria principal de Portal Latino (otra firma de SGAE investigada). Un 14,76% de la propiedad pertenecía a Microgénesis. Un año después, el cantante firma las cuentas de SDAE, y también las de 2005, cuando esa gestora figura como única propietaria, tras la desintegración de Microgénesis.

Arteria y los 10 millones de gastos en contrataciones
Según Público, Ramoncín formaba también parte del consejo de administración de la otra gestora de la SGAE, Arteria, la cual recibía al año 13 millones de la Fundación Autor de la SGAE. De ese importe, 10 millones eran desembolsados para pagar servicios a empresas externas.

"Firmaba porque el resto de la gente lo tenía clarísimo"
El diario, que cuestiona que Ramoncín no haya advertido ninguna irregularidad en el funcionamiento de las gestoras de la SGAE de cuyos consejos de administración formaba parte, recoge las explicaciones del cantante: “Cada vez que se producía un debate, como no estaba en el ajo, firmaba”, porque “si el resto de la gente lo tenía clarísimo, yo pensaba que no podía saber más que esos señores”, alegó Ramoncín.

Pensaba que había suficientes controles
El cantante explicó que las cuentas llegaban con el visto bueno del auditor, eran explicadas por consejeros que pertenecían a las juntas directivas de las sociedades, aprobadas posteriormente por la junta directiva de la SGAE y por la asamblea de socios, lo que le trasmitía la idea de que había suficientes controles.