El escenario elegido por Luis Buñuel para rodar su mítica película “Tristana”, el claustro de San Pedro Mártir de Toledo, fue también el preferido por María Dolores Cospedal para celebrar el acto de su toma de posesión como presidenta de Castilla-La Mancha, donde un millar de invitados, y gran parte de la cúpula del PP, arroparon a la primera mujer en presidir la comunidad castellano-manchega.

Protocolo a su antojo
Entre los asistentes se encontraban, además de los expresidentes castellano-manchegos José Bono y José María Barreda, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, Soraya Sáenz de Santamaría, Federico Trillo, Ana Pastor, Montoro y Monago. Sin embargo, para Cospedal, a pesar de que en el acto también se encontraba el vicepresidente tercero, Manuel Chaves, el invitado más importante no fue otro que el presidente del PP, Mariano Rajoy, a quien nombró en primer lugar, saltándose así el protocolo que señala al representante del Gobierno como la máxima autoridad del Estado, siempre y cuando Bono no estuviese en calidad de presidente del Congreso.

Gastos e ingresos
De ahí que Mariano Rajoy se deshiciese en elogios con su secretaria general, a la que avaló asegurando que lo que “haga Cospedal en Castilla-La Mancha será un avance” de lo que hará el PP a nivel nacional si llega a ganar las elecciones generales. Y es que para el presidente “popular” la filosofía política de la presidenta castellano-manchega, basada en “no gastar más de lo que se ingresa”, será también el eje fundamental de su gestión “si los españoles me dan su confianza”, dijo a los medios de comunicación.

Gobiernos austeros
Pero no solo el PP aplicará la “filosofía Cospedal” en el Gobierno de la nación, también en el resto de las comunidades gobernadas por los “populares” como “Baleares, La Rioja o Madrid”, según las propias palabras de Rajoy, que olvidó que Castilla-La Mancha fue la primera región en reducir su número de consejería hasta siete, congelar el sueldo de los altos cargos y eliminar el número de empresas públicas siendo el Gobierno presidido por José María Barreda. Sea como sea, Mariano Rajoy señaló que “vamos a hacer Gobiernos austeros, con menos personal, con menos cargos, y haremos una administración con techos de gasto y con techos de endeudamiento”.

“Excesos de todo tipo”
Por su parte, María Dolores Cospedal aprovechó la ocasión para arremeter contra el Gobierno central, advirtiendo de que “España está desconcertada” e inmersa en “una deriva que hay que corregir de modo urgente, como son los excesos que se han cometido en nombre del Estado de las Autonomías”. Excesos que para la presidenta castellano-manchega están representados en la presencia de Bildu en las instituciones como el “más infame de todos”, concretó.

“17 ecosistemas separados”
Cospedal, eso sí, reconoció que la mejor arma para garantizar la vertebración de España es el Estado de las Autonomías, si bien esto no se puede convertir “en 17 ecosistemas separados, solo unidos por el déficit público”, añadió “hemos sido víctimas inocentes de nuestro propio éxito”, para finalmente criticar a aquellos que “confundieron el lujo con las necesidades”.

Presencia de indignados
Como ya viene siendo habitual en este tipo de actos, un centenar de indignados se concentraron en las inmediaciones de San Pedro Mártir para protestar contra los políticos y exigir ser escuchados por éstos. La cacerolada, pacífica y no autorizada, se desarrolló sin apenas incidentes.