María Dolores de Cospedal tuvo claro desde el minuto uno (junio de 2006) de su llegada a Castilla-La Mancha, comunidad que con anterioridad conocía por haber sido elegida “Miss Feria Albacete” en su juventud, que su control sobre la comunidad, una vez alcanzada la presidencia del Gobierno castellano-manchego en 2011, debería ser total, sin fisuras y con sus hombres de plena confianza en los puestos más relevantes del organigrama político, judicial y empresarial, no así social, sector con el que estuvo enfrentada desde el mismo minuto. Sin embargo, la hoy ministra de Defensa no se conformó con el poder autonómico, también exigió “llevar” las riendas del Gobierno central en la comunidad cuando Mariano Rajoy alcanzó La Moncloa el mismo año. ¿Cómo? Fácil: “nombrando” al delegado y a los cinco subdelegados del Gobierno, que, efectivamente, pasaron a ser una “dependencia” más de la Junta de Comunidades entre 2011 y 2015.

Labrador, “chico para todo”

La también secretaria general del PP, recién confirmada en el cargo por Rajoy, ha mantenido hasta la fecha su poder gubernamental en Castilla-La Mancha, “quitando” y “poniendo” a su antojo a los representantes del Gobierno en la comunidad, como lo prueba que a los pocos meses de formar su Gobierno, en 2011, sacrificara a su consejero de Presidencia, Jesús Labrador, para que se hiciera cargo de la Delegación del Gobierno, cargo que abandonó en la primavera de 2015 para encabezar la candidatura del PP a la Alcaldía de Toledo, cosechando una sonora derrota. Labrador, secretario general del PP toledano, es en la actualidad senador y concejal en el Ayuntamiento de la capital, demostrando ser un “chico para todo” y atendiendo siempre los deseos de la lideresa, a la que sirve fielmente desde cualquier puesto para el que sea designado.

“El tal deslenguado Gregorio”

Pero una cosa es ser “comisario político” de Cospedal y otra distinta ser delegado del Gobierno e insultador oficial del PP como es el caso del actual titular de la Delegación de La Moncloa en Castilla-La Mancha, José Julián Gregorio, que desde el mismo momento de alcanzar el socialista Emiliano García-Page la presidencia del Ejecutivo castellano-manchego, que Cospedal perdió, precisamente por su falta de empatía y la de sus colaboradores, no ha dejado de hostigarle mediante recursos ante el Tribunal Superior de Justicia y, lo que es peor, profiriendo insultos impropios de un cargo que ostenta la representación del Gobierno de todos los españoles en la región manchega. “Me parece un poco de vergüenza y caraduras que el PSOE arremeta cuando durante 30 años han estado gobernando en esta región y no han hecho absolutamente nada por el río Tajo”, decía hace unos días Gregorio, a la vez que instaba a García-Page a  “callarse y agradecer al Gobierno de Mariano Rajoy el haber hecho que en los embalses de cabecera haya agua”.

Presidente del PP de Talavera

José Julián Gregorio también tenía gruesas palabras para otros miembros del Gobierno de Page, como el portavoz, Nacho Hernando, de quien dijo: “no suelo hacer caso al niño que no se le ha caído el diente de leche”. Lo cierto es que a nadie extraña la actitud “chulesca” con la que se dirige el delegado del Gobierno a los que no están de acuerdo con las políticas de Rajoy y de Cospedal, y no llama la atención porque Gregorio es, sobre todo, presidente del PP de Talavera de la Reina, la segunda ciudad más poblada de Castilla-La Mancha. ¿Cómo puede compatibilizar los intereses del PP y los de los castellano-manchegos? Imposible.

Hartazgo y queja oficial del PSOE

Y claro tanto va el cántaro a la fuente que…el PSOE está harto de los derrapes verbales de este individuo, famoso también por carecer de palabras suficientes para armar un discurso, tal vez por eso recurra constantemente al insulto, como lo ha denunciado el Gobierno de Castilla-La Mancha que elevará una queja formal en Moncloa, ante la oficina de la Vicepresidencia del Gobierno, por “la deslealtad institucional y los continuos desprecios e insultos” de José Julián Gregorio, que en palabras del portavoz socialista, Nacho Hernando, su actitud es “anticonstitucional”. Es la segunda vez que el Ejecutivo regional eleva esta queja contra el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha. Lo hace porque creen que más que como delegado del Gobierno se comporta como “delegado de la bronca institucional”.

“Que se vaya a trabajar a Génova”

En parecidos términos se expresa el diputado del Grupo socialista en las Cortes de Castilla-La Mancha, Miguel González Caballero, que en declaraciones a ELPLURAL.COM califica como de “inaceptable” que Gregorio, haya “mandado callar y haya insultado” a García-Page por defender los “intereses de nuestra comunidad autónoma en materia de agua, al anunciar su Gobierno un recurso contra el trasvase de 20 hectómetros cúbicos de la cabecera del Tajo al Levante”. Para González lo que debería hacer Gregorio “es irse a su casa o ser cesado porque se está comportando más como un delegado del PP que como un representante de los ciudadanos de Castilla-La Mancha”, concluye, “si Gregorio quiere trabajar para el PP que se vaya a la calle Génova”.

Secretario general del PP de Guadalajara

Ante esta petición de cese, el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha ha pedido disculpas “si ha ofendido” pero asegura que alguien tiene que ser “el paladín” en defensa de “los castellano-manchegos que se sienten heridos por las palabras y por el trabajo que no está haciendo bien el Gobierno del señor García-Page”, dice. Pero Gregorio no está solo en la defensa de Cospedal. No. Cuenta con la ayuda inestimable del subdelegado de Guadalajara, Juan Pablo Sánchez, otro de los fieles subalternos de la que pretende revalidar la presidencia del PP de Castilla-La Mancha, “con pucherazo incluido”, señalan sus críticos. No en vano, Sánchez es secretario general del PP de Guadalajara y subdelegado del Gobierno, desde donde intentó “manipular los datos de los resultados electorales de 2015 para darle la victoria al PP en la Diputación de Guadalajara”, denunciaron en su día los socialistas. Otra flagrante incompatibilidad y, según el régimen interno del PP, una clara violación de sus principios estatutarios. Pero los estatutos no están hechos para ser respetados por los “populares”, igual que los pactos alcanzados con C’s.