Los comités negociadores se esfuerzan en forjar alianzas y convertir los votos cosechados en las elecciones en poder real. La derecha parte en cabeza en Madrid, foco de toda la atención pública, pero la izquierda se resiste a dar la batalla por perdida y trata de seducir a Ciudadanos y conseguir materializar un posible pacto sobre la bocina que dificulte, más si cabe, que la aritmética de la derecha sume.

Vox es la clave. Saben que el continuo tira y afloja entre los ultras y Ciudadanos está anestesiando los ánimos comunes y convirtiendo en factible una ecuación que, teniendo en cuenta únicamente las urnas, parecía imposible. Dejados atrás los cordones sanitarios y los ataques recíprocos, llega la hora de sentarse a la mesa con actitud pragmática en busca del mal menor. En el PSOE lo saben y fuentes internas de la ejecutiva madrileña confirman que investir a Villacís es una opción nada descartable. El PSOE lo haría sin pedir nada a cambio. 

Más Madrid también se está sumando a esta opción. A pesar de ser la formación más votada en la capital, Carmena ha anunciado su retirada y la gobernabilidad se ha convertido en un mero espejismo. Por ello, trazar un plan conjunto con Ferraz es la única opción con la que extraer, al menos dentro de la opinión pública, un rédito que no esperaban.

Así las cosas, Ciudadanos deberá elegir si romper el cordón sanitario con el PSOE y aceptar sus votos o seguir cediendo ante Vox y ganarse la crítica interna de los sectores más disidentes con la gestión central.

Las reuniones entre los socialistas se suceden y el nombre de Begoña Villacís suena cada vez con más peso. Un buen entendimiento, además, dificultaría la investidura de Ayuso en la Comunidad, agravaría la crisis interna del bloque rival y facilitaría acuerdos paralelos en muchos municipios que siguen a la espera de la doctrina adoptada por sus altos cargos.

El tiempo corre y la situación sigue paralizada. Los naranjas piden al PP que dejen gobernar a su candidata en Madrid, mientras que Casado cierra la puerta a dejarse sobrepasar por una lista con menos votos que la suya. “Almeida o Carmena”, dijo, en tono categórico, el líder popular. Un movimiento de fichas, con Vox como espectador de la partida, que podría converger en una alianza entre la izquierda y Ciudadanos, obligado a decidir a marchas forzadas. Tiempo de ganarse aquello de “partido de centro”.