Ha sido la frase de la jornada. El momento estelar de la sesión de control al Gobierno. Y no solo eso, sino que además, define a la perfección lo que ha sido el primer pleno del curso 2021. “¿Pero qué hace, señoría?”, le ha preguntado un estupefacto Pablo Iglesias a un Teodoro García Egea que gesticulaba al tiempo que blandía una tarjeta en su mano. El vicepresidente segundo del Gobierno ha tachado la escena de ridícula, y no es para menos (por la cara que ha puesto el secretario general del PP, a buen seguro se ha arrepentido en el momento). La alocución del líder de Podemos valdría tanto para el esperpento por la irrisoria actitud de Egea como para el bandazo de Pedro Sánchez, quien se ha abonado a la estrategia de ensalzar a Vox como partido de Estado sobre el PP después de que Santiago Abascal le salvara el decreto sobre los fondos europeos.

“¿Pero qué hace, señor presidente?”, es la pregunta que me ha asaltado tras ver al líder del Ejecutivo batirse en duelo dialéctico primero con Pablo Casado y, luego con el propio Abascal.

El presidente del PP y líder de la oposición ha ironizado con que Sánchez se haya alineado con Vox: “Presenta un decreto de fondos europeos y se lo salvan los euroescépticos. Tanto sacar la foto de Colón y se ha metido en la del Capitolio. Casi le vemos con cuernos de bisonte”.

Ante esto, Sánchez no ha hecho sino comprar el marco de debate: “Es usted aparentemente moderado hasta que Abascal le da lecciones de sentido de Estado”.

La campaña electoral catalana ha inducido al PSOE a valorar el sentido de Estado de Vox sobre el PP para sangrar unos cuantos votos y dividir las derechas. Sin embargo, no puedo evitar preguntarme el motivo. El rival a batir del los socialistas el 14F es Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), no el PP, y un coqueteo fuera mínimo a la ultraderecha les lastrará.

El acercamiento de Sánchez a Abascal ha sido tal que en sus intervenciones no solo han rebajado la crispación, sino que se han piropeado. “Al menos demuestra más responsabilidad de país que el PP”, le ha dicho el presidente del Gobierno al líder ultra a pesar de que éste último ha agitado el fantasma del fraude electoral en Cataluña y mentado, una vez más, la inmigración como problema nacional.

Sánchez, contra las cuerdas

Y tras la lisonja, vuelta al alto voltaje. “¿Por qué considera oportuno cambiar de ministro de Sanidad durante lo peor de la tercera ola de la peor pandemia de nuestro tiempo?”, ha el diputado y portavoz de Esquerra, Gabriel Rufián, a Sánchez; quien ha respondido ironizando con “qué les molesta más, que deje de ser ministro de Sanidad o que sea candidato a la Generalitat”.

El líder del Ejecutivo ha valorado que “tenemos una gran ministra de Sanidad en Carolina Darias”, quien “ha trabajado codo con codo con Illa en el Consejo Interterritorial”. Además, ha subrayado que “tenemos un gran candidato que va a hacer frente a la mayor emergencia económica y sanitaria” del último siglo en Cataluña; al tiempo que ha denunciado que “me parece contraproducente es que el independentismo lo único que pueda ofrecer a la sociedad catalana es más de lo mismo de estos últimos cuatro años”.

Por su parte, Rufián ha sido especialmente duro en su réplica: “Nos molesta mucho que prioricen votos por encima de vidas”. “La decisión de querer posponer las elecciones no fue política, fue sanitaria. De hecho ni tan siquiera fue del Govern. Fue decisión de todo el arco parlamentario catalana excepto del PSC. Qué casualidad… Y el TSJC les dio la razón. La próxima vez preséntense en coalición”, ha espetado Rufián.

El portavoz parlamentario de ERC ha afeado que del orden de 600.000 personas podrían no acudir a las urnas por estar contagiadas y/o confinadas. “En Euskadi y Galicia se pospusieron con 184 casos por cada 100.000 habitantes. En Cataluña se ronda los 600”

.El circo habitual

Tiempo ha que el Congreso de los Diputados hace las veces de plataforma mediática de mítines de dudoso poso político aderezados con tintes circenses con el objetivo de colocar su minuto en televisiones. Hacía más de un mes que la Cámara Baja no celebraba una sesión de control, y el cariz no ha cambiado ni un ápice pese que el curso promete ser el más importante de la década, pues las leyes y directrices que de allí salgan construirán los cimientos de la recuperación social y económica tras el coronavirus.

Uno de los momentos más bochornosos, además del “pero qué hace, señoría” de Iglesias a Egea, ha sido cuando la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, ha afeado una vez más la actitud y los gestos de la bancada del Grupo Parlamentario Popular, teniendo que recordar que sus rostros y voces son perfectamente reconocibles pese a las mascarillas.

La escena ha tenido lugar durante el intercambio de golpes dialécticos entre el vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias, y el secretario general del PP, Teodoro García Egea.

Iglesias ha pronunciado la frase al ver a Egea “sacando tarjetas y haciendo gestos desde el escaño”. Tras esto, Iglesias le ha recordado que la pregunta registrada era sobre política de vivienda. En este punto, el murmullo era tal que Batet ha tenido que intervenir: “Silencio, por favor. Les pido silencio”. “Respeten a quien tiene el uso de la palabra y no se escondan tras unas mascarillas porque se les reconoce igualmente”, ha espetado.

El estreno de Iceta

Miquel Iceta se ha estrenado en la sesión de control de este miércoles como ministro de Política Territorial y Función Pública. Durante sus turnos de intervención ha alardeado de su firme compromiso con la Constitución, en la que dice que “caben todos los españoles", y ha abogado por el diálogo con Cataluña.

Así ha dado respuesta el nuevo ministro a diversas preguntas realizadas por la diputada del PP Marcarena Montesinos, la parlamentaria de Junts y candidata de este partido a las elecciones en Cataluña, Laura Borrás, y la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que volvía a coincidir con Iceta tras abandonar el Parlamento de Cataluña para dar el salto a la política nacional.

En concreto, la presidenta de Ciudadanos ha pedido explicaciones a Iceta sobre su cometido con Cataluña al frente del Ministerio. En este punto, Arrimadas ha reprochado al Gobierno que pactara con ERC retomar la mesa de diálogo con el próximo Ejecutivo catalán porque, a su entender, esto implica un pacto con los repúblicanos para formar Gobierno.