Este sábado, Pedro Sánchez ha viajado junto a Felipe VI con motivo de la XXVIII Cumbre Iberoamericana, en la que los países representados han aprobado una declaración especial del sistema de financiación internacional. Un viaje importante para las relaciones bilaterales con latinoamerica y que el PP, desde su estrechez en materia internacional, ha definido como un lugar en el que el presidente del Gobierno se encontraría con dictadores.

Como es lógico y normal, algunos periodistas españoles se han acreditado para seguir la conferencia. Entre ellos, Miguel González, quien sigue la información de la ultraderecha en El País. Cabe destacar que el comunicador posteó una imagen en su cuenta personal de Twitter en la que se podía ver las vistas de un atardecer en la isla caribeña. Esto ha servido a Juan E. Pflüger, jefe de prensa de Vox y reconocido falangista, para acusar a González de haber viajado a Santo Domingo a costa de los impuestos de todos los españoles. Algo, por supuesto, completamente falso. 

"No solo a Begoña, también a unos cuantos periodistas a los que se lleva de viaje con cargo a nuestros impuestos para agradecerles los servicios prestados", ha escrito el extremista. Cabe destacar que el propio González no ha tardado en contestar y lo ha hecho con contundencia. El periodista del grupo Prisa ha señalado que ha viajado "con medios propios para cubrir la Cumbre Iberoamericana" y ha destapado el modus operandi de Pflüger: "Una vez más el portavoz de Vox, partido financiado con nuestros impuestos, lanza bulos de odio contra periodistas".

Asimismo, González ha adjuntado una fotografía de su tarjeta de embarque del viaje a Santo Domingo.

Falangista, racista y homófobo

Juan E. Pflüger es reconocido por su actitud prepotente y persecutoria contra la prensa. De hecho, es uno de los responsables de que Vox tenga vetados a tantos medios de comunicación, entre ellos ElPlural.com y sus periodistas. Además, es un declarado falangista

Antes de desembocar en este partido político, Pflüger era un conocido tertuliano de Intereconomía, famoso por su mensaje reaccionario y contra las minorías. Cabe destacar que, cuando entró en Vox, llevó a cabo un borrado masivo de mensajes en Twitter para evitar que se conocieran sus opiniones: "¿Por qué los gays celebran tanto el día de San Valentín, si lo suyo no es amor, es sólo vicio?", tenía escrito. O también: "Progres y feminazis pueden enfadarse cuanto quieran, pero son feas. Empezó mal y sigue degenerando". De hecho, llegó a publicar la siguiente encuesta: "¿Deberían las asociaciones de feminazis integrar a mujeres guapas por aquello del marketing o deben ser feas?".

También lanza su odio contra los migrantes. "Los países que defienden sus fronteras, garantizan la seguridad de sus ciudadanos. Aquellos en los que se impone el buenismo y la mundialización, pagan las consecuencias de la invasión" o "estos moros son la leche. Hasta que no se les expulse no estaremos seguros", son algunas de sus opiniones al respecto.

Pflüger es también una persona que defiende y añora la figura del dictador Francisco Franco y su legado. "La grandeza del pasado imperial de los españoles, ese imperio cristiano que forjamos, resucitó y se volvió a construir una España grande que creó el más moderno Estado del bienestar y nos convirtió en la novena potencia industrial del planeta", señaló a la par de reflejar que "por mucho que fuercen la censura y la manipulación de la historia, lo único que conseguirán dejar claro, desde su rencor de derrotados, es que Franco y la Historia siempre ganaron a la izquierda en España".

Para sopresa de absolutamente nadie, Pflüger es falangista. Como Javier Ortega Smith o Jorge Buxadé, entre otros. Y ha participado en charlas en la sede del partido fundado por José Antonio Primo de Rivera: "En esta casa la cultura y el pensamiento no se somete a la corrección política", dijo, añadiendo, orgulloso, que "esta casa transitó mi abuelo" quien "se levantó contra el Gobierno indigno de la República".

"Hace 30 años vine aquí a comprar mi primera camisa azul, que conservo todavía y que mi mujer tiene la santa paciencia de plancharme de vez en cuando. Sé que esto es políticamente incorrecto, debería planchármela yo, pero hay cosas que de verdad que no cambian", confesó.