Un Congreso dividido, crispado y con múltiples llamadas al orden ha sido testigo de la aprobación definitiva de la Ley de Amnistía. Pese a que esta aprobación ha tenido como pretexto un largo camino en el que se hacía cada vez más evidente la realidad, interrumpida en cierta manera por el veto del Senado el pasado 14 de mayo, la tensión presente en los diputados ha ido en aumento a medida que iba avanzando la mañana.

El momento clave se ha producido tras la intervención del líder de Vox, Santiago Abascal, cuando ha acusado a Gerardo Pisarello, portavoz de Sumar, de “arrancar una bandera de España de un ayuntamiento” y de “odiar profundamente a España”. El de Sumar le ha contestado desde su butaca y ha aprovechado para afearle la última reunión que el líder de extrema derecha ha tenido con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyanhu. “Soy nieto de republicanos andaluces, que cuando escucho su neofranquismo me siento orgullosamente catalán y orgullosamente latinoamericano y que, aunque fuera de Senegal o fuera de Donosti, le diría que los que trabajamos y vivimos aquí no aceptamos ninguna lección de los señoritos que siempre han vivido del cuento y que forman parte de organizaciones históricamente islamófobas, históricamente antisemitas y que han ido a rendirle pleitesía al carnicero de Rafah”.

Estas palabras de Pisarello han arrancado los aplausos de sus compañeros de partido, pero ha sido también el inicio de una retahíla de insultos y comentarios que se han hecho con gran parte del protagonismo de la sesión. De hecho, Pisarello ha recibido diferentes insultos de marcado carácter xenófobo como "sudaca" o "tucumano". Según ha podido constatar La Sexta, se han escuchado también "tonto", traidor", "corrupto", "cobarde", "lávate la boca", "calaña", "hipócrita", "vendido", "cínicos" o "chapote".

Tras ello, el siguiente en levantar la voz ha vuelto a salir de las butacas de Vox. José María Figaredo se ha dirigido a Armengol para solicitarle turno de palabra por alusiones directas a su partido, pero esta se lo ha negado. Y a partir de ahí, llamada al orden e insultos unos detrás de otros.

Ser demócrata implica saber escuchar al que piensa diferente

Con gritos de “¡Fuera!, ¡Fuera!” y “Traidor”, los diputados de Vox han dificultado que el portavoz del PSOE, Artemi Rallo, pudiera intervenir. Ante la notable tensión en el hemiciclo, Armengol se ha dirigido a todos los presentes, especialmente a las filas de Vox, para pedir respeto a los portavoces parlamentarios en sus respectivas intervenciones y ha señalado contundente que “esta mala educación no lleva a ningún sitio”. Dados los constantes rifirrafes entre los de Sumar y la extrema derecha, Armengol se ha visto obligada a insistir en que se mantuviera el orden y ha añadido que “ser demócrata implica saber escuchar al que piensa diferente” y que "es un espectáculo que la gente no se merece".

Tras varios minutos siendo interrumpido y con la imposibilidad de articular su discurso, finalmente Rallo ha podido seguir adelante con su intervención siendo acusado de nuevo minutos después de “traidor” tras llamar “filonazis que se reúnen con Netanyahu” y “neofascistas” a los diputados de Vox. Ha aprovechado para señalar que la amnistía ha sido “bendecida por Europa” y por el “sí” de catalanes y españoles y se ha dirigido al Partido Popular para acusarle de haber dificultado la ley de forma “artera”, “irresponsable” y “sin escrúpulos”.