Hasta hace muy poco, los españoles podíamos sacar pecho ante nuestros vecinos alemanes, franceses o italianos de que en nuestro país el poder de la extrema derecha era ínfimo. Mientras que el Frente Nacional de Marine Le Pen, la Liga Norte de Matteo Salvini o la Alternativa para Alemania se encargaban de sembrar un discurso de odio en sus respectivos territorios, en España esa rabia contra el diferente todavía no había explotado.

Pero explotó, y todo ese odio patente Vox lo utilizó a su favor para protagonizar un ascenso que asustaba en todo el país. Un crecimiento que tuvo como punto de inflexión las elecciones andaluzas del pasado 2 de diciembre. En aquellos comicios, el partido liderado por Santiago Abascal irrumpía en la Junta de Andalucía con 12 escaños, rompiendo todos los pronósticos. Posteriormente, en las elecciones generales del 28 de abril obtuvieron 24 diputados.

PP, Ciudadanos y un blanqueo por interés

Sin embargo, había quien todavía se resistía a calificar de extrema derecha a Vox. Partido Popular y Ciudadanos vieron enseguida en los de Abascal no un enemigo, sino un aliado en sus intereses. Un hecho que se pudo ver enseguida, cuando las tres formaciones llegaron a un acuerdo en Andalucía. Un pacto a tres que posteriormente se repetiría a nivel autonómico hasta en tres ocasiones más (de momento): en Castilla y León (aunque PP y Cs sumaban mayoría por sí solos), en Murcia, y en la Comunidad de Madrid, que se ha ratificado este mismo miércoles.

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Por ello, azules y naranjas se inventaban mil y una formas de sortear el incómodo momento de colocar la etiqueta de extrema derecha a su socio. Sin ir más lejos, el jueves pasado, el diputado de Ciudadanos y exvicepresidente de Coca Cola, Marcos de Quinto, calificaba en una entrevista en la Cadena Ser a los de Abascal de “derecha fuerte”. Una tónica habitual que han seguido en los últimos meses tanto políticos del PP como de Cs.

No obstante, aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Por ello, hoy desde ElPlural.com os traemos una recopilación de declaraciones de diferentes dirigentes de Vox sobre ámbitos en lo que históricamente las formaciones ultras se han mostrado especialmente beligerantes. A saber: igualdad y mujeres, inmigración y derechos del colectivo LGTBI+. Juzguen ustedes mismos si estas palabras son propias de un partido de derecha, de derecha fuerte, o de extrema derecha.

Igualdad y mujeres

Uno de los grandes caballos de batalla de Vox es el de la violencia machista, que en lo que llevamos de año se ha cobrado ya 38 víctimas, 14 más que el año pasado por estas fechas. Pese a ello, esta alarmante cifra (la peor en España desde el año 2011) no ha frenado las barbaridades de los de Abascal, que siguen negando la gravedad de la situación, oponiéndose al Pacto de Estado contra la Violencia de Género, ya que alegan que “no va a erradicar la violencia que pretende combatir y va a generar nuevas injusticas y discriminaciones, desamparos legales y vulneración de derechos fundamentales”.

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Asimismo, denuncian “la ingente inversión en la última década de fondos públicos contra este tipo de violencia” y “la intromisión en los centros educativos de una ideología que criminaliza al varón acusándolo de maltratador por su sexo”.

No es fácil destacar unas declaraciones de dirigentes de Vox sobre igualdad o mujeres. Y no precisamente por escasez de material informativo, sino todo lo contrario. En toda región donde la formación ultra esté presente, estos han protagonizado alguna polémica en este tema. Por ello, hemos querido resaltar la opinión de los pesos pesados.

El líder de Vox en la Asamblea de Madrid, Javier Ortega-Smith, dijo hace un par de meses ante los medios de comunicación que “no existe un derecho al aborto, existe un derecho a la vida”. “Las mujeres tienen derecho a hacer con su cuerpo aquello que crean conveniente, pueden comer más o menos, cuidarse, cortarse el pelo o las uñas, pero lo que no es un derecho es acabar con la vida de un ser inocente como es la vida del niño que llevar en tu interior”, señaló.

El vicesecretario de Relaciones Internacionales de Vox, y una de las personas más cercanas a Abascal, Iván Espinosa de los Monteros afirmó sobre Ciudadanos que “va bien vestido y con chicas jóvenes”, por lo que “la derecha se deja seducir”, mientras que “estamos acostumbrados a una ver a una izquierda sucia”.

Por otra parte, la líder de Vox en la Comunidad de Madrid, Rocío Monasterio, también ha cargado siempre que ha podido contra el feminismo y las feministas. El pasado 8 de marzo, el Día de la Mujer, realizó una lectura de un manifestó y dijo lo siguiente: “Celebramos ser mujeres los 364 días al año, todos menos el 8 de marzo”. Igualmente, afirmó sobre las feministas que “no quieren oír hablar de las familias” y que denuncian diferentes micromachismos, "porque no tienen otra cosa de lo que hablar”.

Inmigración

Otro de los colectivos que está en el punto de mira de Vox es el de los inmigrantes. La formación ultra no ha ocultado nunca su xenofobia, y no ha dudado en usarlo a su favor. De ahí que muchos de sus mítines más destacados hayan sido en lugares donde mayor paro o inmigración hay, y por lo tanto es más fácil que su discurso cale. Véase como ejemplo Linares (Jaén), Almería o la Línea de la Concepción (Cádiz).

No obstante, por suerte nuestro país es uno de los mejores destinos para los inmigrantes. Por lo que Vox ha tenido que darla una vuelta a su estrategia xenófoba, y han optado por asociar delincuencia con inmigración. De ahí que cada vez que salga un tema como el de la ‘Manada de Bilbao’, la formación vuelva a la carga. “Las políticas progres, el efecto llamada y las ayudas sociales a la inmigración, nos están llevando al horror que ya viven muchas zonas de Europa”, escribía Abascal en su cuenta de Twitter, para añadir que “cuando los agresores son musulmanes, nadie se acuerda de la mujer”.

El propio Abascal ha reiterado en varias ocasiones su rechazo a la inmigración nativo del norte de África: “No es lo mismo un inmigrante procedente de un país hermano hispanoamericano, con una misma cultura, con una misma lengua, con una misma cosmovisión del mundo, que la inmigración procedente de los países islámicos”. Incluso, ha llegado a plantear un “veto migratorio a los países musulmanes”. “No tenemos por qué estar obligados a recibir cualquier tipo de inmigración”, apuntaba.

Colectivo LGTBI+

Si el discurso de Vox ha sido beligerante con las mujeres y los inmigrantes, con los homosexuales ha ido mucho más lejos. Conscientes los de Abascal de que los derechos de este grupo son mucho más vulnerables que los de los otros dos, han optado por redoblar esfuerzos en su guerra contra el colectivo LGTBI. El propio Abascal aseguraba en una entrevista en Espejo Público que el matrimonio gay "es una unión civil como la que podrían tener dos hermanas viudas". Hay que recordar que en España la boda entre dos personas del mismo sexo es legal desde el año 2005. 

Por otra parte, la diputada de Vox en la Asamblea de Madrid Gádor Joya aseguró que si su hijo era homosexual, "preferiría no tener nietos". Y un reincidente común, como es Iván Espinosa de los Monteros aseguraba a 'El Independiente' que su partido no pregunta "la condición sexual de las personas", para añadir instantes después la siguiente reflexión: "Pero con el tema de los gays hemos pasado de que las relaciones homosexuales estuvieran prohibidas, perseguidas, incluso penadas, a que estuvieran más o menos toleradas, luego aceptadas con toda naturalidad y ahora están siendo promovidas y lo siguiente es que sean obligatorias". 

Respecto al Orgullo de este año, la formación ultra aseguraba en un comunicado que no participarían en los actos institucionales del evento porque "impregnan el centro de la ciudad de un hedor insalubre e insoportable". Igualmente, afirmaban que en la fiesta reivindicativa, se podían ver "escenas sexuales grotescas", y proponían trasladar la ceremonia a un lugar en el que "no molesten los vecinos". 

Especialmente ilustrativas han sido las exigencias de Rocío Monasterio a PP y Cs. Vox ponía como condición para apoyar la investidura de Ayuso derogar los artículos de las leyes contra la lgtbifobia que "atenten contra la libertad de los padres a educar a sus hijos conforme a sus valores morales". Al mismo tiempo, proponían la creación de un "PIN Parental" que permitiría a los padres vetar, si lo desearan, charlas, talleres o actividades de formación en sexualidad. Asimismo, presentaban una petición a la Comunidad de Madrid para que esta identifique a quienes dar conferencias LGTBI en los colegios de la capital