¿Sería posible un Omagh en este caso? Fuentes de la lucha antiterrorista, así como fuentes políticas bien informadas, han explicado a ELPLURAL.COM que, afortunadamente, en este caso una reacción así es “prácticamente imposible”. Lo que dicen a este periódico, de hecho, es que el comunicado de ETA trae un final “definitivo e irreversible”, y que si los etarras no fueron “más allá, es porque aún tienen que negociar con quien forme el gobierno siguiente lo que les queda pendiente, el futuro de los presos”.

En ETA nunca ha habido “uno o dos locos” que han actuado por su cuenta
En apoyo de esta opinión, las fuentes cercanas a la lucha antiterrorista consultadas por ELPLURAL.COM, recuerdan que nunca en la historia de ETA se ha dado el caso de “uno, o dos, o tres…, locos” que se han opuesto a la dirección y han actuado por su cuenta. Las escisiones que en el pasado vivió la banda, en especial en los años sesenta y setenta, fueron ideológicas, y se acabaron con la disolución de los llamados ‘polimilis’. “Entre quienes luchan contra ETA -se nos ha dicho- no se contempla esa posibilidad… Al contrario, se muestran en ese aspecto tranquilos porque no tienen indicios que les preocupen”.

En este mismo sentido, fuentes políticas muy bien informadas sobre estos asuntos de terrorismo subrayaban a este periódico el hecho de que “no sólo ETA, sino todo ese mundo que se llama radical abertzale”, es extraordinariamente disciplinado. “Ni siquiera hay violencia callejera”, se nos apunta, porque, “aunque haya algunos de ese mundo radical que vean la derrota de los violentos como su derrota, nadie se atreve a la disensión”.

La banda ha dado paso a ‘los políticos’
Lo que se vive ahora en “esos dos mundos, la banda terrorista y el mundo radical, que operan en el mismo ámbito”, se nos dice, “es una estrategia, ya irreversible, por la que los de la pistola han aceptado el hecho de que para lograr sus fines últimos es más efectiva la lucha política que la de la violencia”. Y, se nos dice, en este sentido el punto de inflexión definitivo lo supuso el atentado de la T4 con el que se acabó la tregua de 2006.