En las salidas y en las entradas, lo importante es la actitud. También en los ascensos. Y es que hay quien dice que hay que saber irse, pero también llegar y todavía más saber mejorar. Eso lo saben bien María Jesús Montero y Félix Bolaños. El terremoto político que ha supuesto la investidura, así como la configuración de un nuevo Ejecutivo liderado por Pedro Sánchez, ha tenido en las últimas horas 22 protagonistas. 22 rostros que dirigirán junto al presidente la Administración nacional para la legislatura que empieza a andar de forma oficial a partir de este miércoles con el primer Consejo de Ministros. Sin embargo, primero se ha producido una imagen tradicional: la foto de familia en la escalinata de Moncloa. Esa que en los últimos cuatro años ha cambiado tres veces después de dos crisis de Gobierno y que para esta XV legislatura tiene caras nuevas y caras ya muy conocidas.

Más allá de las declaraciones, los outfits elegidos para la ocasión y la postura para el retrato, lo importante son los gestos. Los focos siguen aunque las cámaras bajen. Entonces se ha podido ver cómo María Jesús Montero, ministra de Hacienda, se fundía en un abrazo con Félix Bolaños, el súper ministro de la temporada. Un mimo con mucho peso. El hasta ahora ministro de Presidencia y Relaciones con las Cortes (pierde Memoria Democrática, que pasa a Angel Victor Torres en Política Territorial) no solo se queda con este área de trabajo -nada baladí- sino que asume también Justicia. La titular de Hacienda amplía capacidad siendo vicepresidenta cuarta. Se trata de dos departamentos con mucho poder en cualquier contexto, pero especialmente reseñable en un momento en el que el Ejecutivo tiene que hacer frente a la tramitación y aplicación de la ley de amnistía.

Un abrazo de los que se saben intocables

Como era de esperar, este miércoles el epicentro de la información estaba colocado sobre Moncloa, especialmente en el camino que iban realizando cada uno de los titulares de esta nueva coalición. Los 22 ministros parecían transitar con total normalidad tras salir de un seto -según ha dejado ver el tiro de cámara-, como quien entra por su portal. Como si no hubiera un protocolo por detrás cuidándolo todo y ningún foco apuntándoles. Cartera -nueva o ya conocida- en mano, todos los representantes del Gobierno de España han caminado hasta la escalera, han mostrado sus mejores sonrisas a los fotógrafos y se han introducido en el edificio. Uno por uno hasta que Sira Rego, ministra del recién creado Ministerio de Juventud e Infancia, ha cerrado el desfile y todos han vuelto a salir de nuevo para la tradicional fotografía de familia.

Con más o menos impostaje, tanto en postura corporal como en los trajes, el nuevo equipo de Sánchez ha posado junto. Un aluvión de ráfagas continuas después, han roto filas y han vuelto a cruzar las puertas con más distensión que en su llegada para celebrar el que ha sido el primer Consejo de Ministros de esta nueva etapa. Ha sido entonces cuando se han podido ver los gestos, los contactos estrenados que están comenzado a hacer los dirigentes entre ellos o las relaciones ya apuntaladas. Este ha sido el caso de María Jesús Montero y Félix Bolaños, dos ministros que repiten en el cargo y consolidan su figura dentro del Gobierno. Ambos han accedido con los brazos entrelazados en la espalda. Un abrazo de los que se saben impermeables. Intocables y ascendidos.

Una con un look en tonos lila total. El otro con una corbata burdeos, cercana al morado. Este color ha abundado en este retrato -también lo han lucido José Luis Escrivá, Luis Planas e incluso Sánchez en sus corbatas- pero también en las últimas semanas de apariciones públicas. El ya presidente del Gobierno se colocó al cuello durante todos los días que ha durado el debate y votación de su investidura un corbatín de este color, en un gesto a RENFE, a Podemos o al feminismo. Fuentes cercanas al dirigente socialista apuntan a esto último. Pero importancia a lo importante. Si hay dos personas que se han visto mejoradas en su situación son Montero y Bolaños, que amplían y fortalecen su figura de puertas para dentro pero también de puertas para afuera.

Dos ministros de confianza para Sánchez

Montero es una de las personas de mayor confianza del líder socialista, ministra de una de las áreas que más dinero maneja del Consejo y ahora suma la vicepresidencia cuarta. Su trayectoria es larga y honda, y ha tenido en sus manos la difícil tarea de elaborar los Presupuestos Generales del Estado en un contexto de minoría parlamentaria y de crisis territorial por el desafío independentista catalán en los años 2018. Sus presupuestos se han caracterizado por un aumento del gasto social, la revalorización de las pensiones, la subida del salario mínimo y de los impuestos a las rentas más altas y a las grandes empresas. Ya en 2020, Montero asumió también la portavocía del Gobierno y en 2021 fue designada como vicesecretaria general del PSOE.

Bolaños no es para menos. Su ascenso a estos dos ministerios, ya solo con el de Presidencia en la anterior legislatura, ha sido un reconocimiento a su recorrido político como secretario general de la Presidencia del Gobierno entre 2018 y 2021, donde se encargó de coordinar la acción política y legislativa del Ejecutivo, así como de gestionar asuntos de relevancia constitucional, como la exhumación de Franco o la renovación de los órganos constitucionales. También un abogado de prestigio y un político comprometido con el diálogo, la transparencia y la memoria. Su perfil discreto, fiel y experto le ha convertido en un referente dentro del Gobierno y del PSOE, y en un interlocutor válido y respetado por los demás actores políticos e institucionales. De hecho ha capitaneado las negociaciones con Esquerra Republicana de Catalunya.

Este análisis no se entiende sin Nadia Calviño. Podría haber formado parte también de un abrazo a tres. La hasta ahora ministra de Economía repite en el cargo, pero con su siguiente puesto en el objetivo más cercano: el Banco Europeo de Inversiones (BEI). La titular continúa también como vicepresidenta primera pero deja Transformación Digital a Escrivá, y es un activo muy importante del PSOE y del Gobierno. Su papel ha sido clave en toda la legislatura -está mano a mano en su poder con Hacienda para el reparto de dinero dentro de las competencias del Ejecutivo- y tiene muchas papeletas para convertirse en la presidenta de la institución europea. En concreto, Calviño sería la sucesora de Werner Hoyer al frente del BEI si gana la competición a la liberal danesa Margrethe Vestager.