En la web de Moncloa, en el apartado dedicado al Presidente, transcriben todas las intervenciones de Mariano Rajoy. Sus entrevistas, sus artículos… Los van agrupando en ese rincón digital, para que queden para la posteridad todas las cosas que se le ocurrieron al ocupante ocasional del cargo.

Pero a lo que se ve, no lo hacen con sentido de historiadores, sino con el de funcionarios cortesanos, más bien pelotas, que lo que buscan es dejar un retrato lo más arreglado del protagonista. Y así, como en 1984, la famosa novela de George Orwell que presenta un mundo distópico donde ‘la verdad’ no es lo que sucede, sino lo que se escribe de ella, reescriben las cosas. En este caso, hasta el ridículo. El que hacen ellos. Y el que hacen pasar al personaje, Mariano Rajoy, al que no permiten ser ‘él’, sino una versión idealizada de él.

El pasado día 24, Susanna Griso (catalana a la que por cierto ellos castellanizan el nombre, quitándole una ‘n’ que la periodista sí utiliza) acudió a Moncloa para entrevistar a Mariano Rajoy. De la entrevista, al final, porque el entrevistado la llenó de ideas ya repetidas un buen número de veces y de sitios comunes, o porque es lo que toca ahora, lo que más circuló fue un error de los que Rajoy tanto repite y que más o menos han venido a conocerse como ‘marianadas’.

Griso le preguntó por el hecho de que en Pontevedra le hubieran declarado persona non grata y cómo se lo había tomado. Rajoy quiso decir que le había dolido, pero se lio con la lengua, y lo que salió por su boca fue que también los políticos “somos sentimientos y tenemos seres humanos”. En ELPLURAL.COM incluimos el desliz dentro de una pequeña muestra de sus grandes éxitos.

Pero en Moncloa, el funcionario orwelliano decidió que Mariano Rajoy no podía quedar para la posterioridad como un presidente torpe a la hora de expresarse, y se atrevió a corregirle. Y en la transcripción pretendió dejar todo bien aseadito. Sin darse cuenta de que así no sólo hacía el ridículo él, sino que también volvía a hacérselo hacer a su protegido presidente enmendándole la plana…

 

Rajoy, una vez corregido por el 'funcionario orwelliano' de Moncloa