El próximo sábado, 601 delegados elegirán al nuevo secretario general de la Unión General de Trabajadores, poniendo así fin a 22 años de Cándido Méndez al frente del sindicato de clase. ELPLURAL.COM entrevista a Miguel Ángel Cilleros, actual secretario general del transporte y uno de los tres aspirantes del XLII Congreso de la UGT.
¿Qué valoración hace respecto a los 22 años de Cándido Méndez como secretario general de la Unión General de Trabajadores? ¿Cree que le ha sobrado algún año en el cargo?
Es un balance radicalmente positivo. Por muchas razones, empezando por su grado de implicación, trabajo y compromiso con esta Organización. En una valoración de conjunto, la UGT que deja Cándido Méndez es un ejemplo de fortaleza de las bases porque gracias a ellas hemos sido capaces de mantener el rumbo en la tormenta. Esta crisis se está llevando por delante muchas cosas pero si no hubiera sido por los sindicatos, el daño producido a los trabajadores hubiera sido mayor. Si UGT no hubiera sido un sindicato sólido, bien implantado y efectivo en su capacidad de acción, la crisis y la presión de la derecha política y mediática hubiera podido dejarnos orillados en la irrelevancia. Afortunadamente UGT sigue en pie, y digo yo que el liderazgo de Cándido habrá tenido mucho que ver en que así sea.
¿Cómo considera que UGT ha afrontado los casos de corrupción en los que se ha visto salpicado en los últimos años (ERES, tarjetas black…)? ¿Ha faltado contundencia con los presuntos corruptos?
El problema ha sido la falta de coraje de determinados responsables sindicales que no asumieron responsabilidades por hechos muy concretos, se pusieron de perfil y dejaron que la presión la asumiera el secretario general, Cándido Méndez. También faltó la capacidad para señalar esos comportamientos y a sus responsables por parte de otros responsables sindicales. Los cargos de esta Organización tenemos el deber moral de señalar cualquier mala práctica. No basta con ser éticos en nuestra gestión sino que debemos ser coherentes cuando algo no se está haciendo bien y decirlo.
UGT es el sindicato “hermano” del PSOE. ¿Considera que debe seguir vigente esta relación de parentesco? ¿Es usted afiliado al PSOE?
Creo que este tipo de debate está superado. UGT es un sindicato de clase y socialista. A partir de ahí es lógico pensar que compartimos más espacios con partidos progresistas que conservadores. Pero nuestro papel es, y debe ser, el de un sindicato, nunca el de un partido. Nuestra credibilidad se refuerza si mantenemos un criterio propio e independiente. Luego, en el ámbito más personal, cada uno puede militar donde quiera. Yo soy militante del PSOE, pero no creo que eso condicione el papel que uno desempeña en la Organización.
¿Teme usted, tal y como se ha especulado, que Podemos pueda fundar un sindicato que compita con la UGT?
Yo no temo a la pluralidad y la diversidad. Creo que siempre hay más libertad si hay mayor capacidad de elección. Y los trabajadores la tienen porque existen más de 2.000 organizaciones sindicales registradas en este país. Le aclararé que ya se ha creado ése sindicato al que usted se refiere bajo la denominación “Somos”, y su impacto ha sido más bien discreto.
¿Apoya un Gobierno de coalición entre PSOE, Podemos y Ciudadanos; o prefiere un pacto sin la formación naranja?
Prefiero un cambio de Gobierno. Los partidos del cambio tienen que tener altura de miras y trascender las diferencias que impiden un gran acuerdo de Gobierno. UGT no es un sindicato excluyente sino que aboga por acuerdos y consensos. Lo dijo ayer nuestro secretario general Cándido Méndez: nosotros nunca hemos despreciado a aquellos con los que hemos tenido que dialogar para llegar a acuerdos. Esa es una premisa fundamental.
¿Qué valoración le merece al pacto alcanzado entre Sánchez y Rivera en lo concerniente a materia laboral?
Me parece claramente mejorable, pero es un comienzo. Y eso hay que valorarlo. No obstante debe quedar claro que para UGT el camino es el de la derogación de la reforma laboral y la reposición de derechos a los trabajadores.
¿Respalda la posibilidad de celebrar un referéndum en Cataluña?
Yo respaldo la posibilidad de que Cataluña y España encuentres fórmulas de encaje constitucional a través del diálogo y la buena fe. Como usted sabrá, los sindicatos conocemos bien qué es una negociación; creo que en esta cuestión ha faltado buena fe negocial entre el Gobierno central y el Gobierno catalán. En todo caso, UGT tiene una posición muy clara en este asunto: debemos apostar por profundizar en un Estado cada vez más descentralizado con plena garantía de cohesión social y territorial conforme a un modelo federal. De todas formas, si me permite, creo sinceramente que en un contexto de dificultad como el actual la única identidad posible para un trabajador es la identidad de clase.
Partiendo de la base de que UGT apuesta por un marco estatal para las relaciones laborales, ¿considera que alguien que defienda el derecho a decidir puede aspirar a dirigir el sindicato en España?
A mí lo del derecho a decidir me parece un eufemismo, pero bueno… Creo, sinceramente, que quien dirija la UGT debe tener una visión internacionalista porque somos un sindicato socialista. Los problemas de los trabajadores trascienden fronteras. En un contexto global, cualquier visión nacionalista, localista o gremialista es reduccionista. Eso debe tenerlo muy claro el futuro secretario general de UGT.
¿Cómo plantea integrar la nueva realidad política en la realidad sindical?
UGT es una organización permeable, sobre todo, a la realidad social y laboral: ése es el referente que nunca debemos perder. El contexto social debe ser el que nos permita orientar nuestro papel en otros ámbitos como el económico y el político.
¿Cuáles son los principales retos que debe afrontar en los próximos años la Unión General de Trabajadores?
El principal objetivo es implementar el cambio de estructura y organizativo que ha sido consensuado por todos los organismos del sindicato: fusión entre federaciones estatales, redefinición del papel de la Uniones territoriales y sectorialización. Este último aspecto, el denominado “modelo sectorial” –que conozco bien porque la federación de Servicios para la Movilidad y el Consumo de UGT, de la que soy secretario general, está organizada conforme a este modelo– nos permitirá reforzar la acción sindical en todas las empresas de cada sector de forma capilar, llegando de manera más eficiente a las medianas y pequeñas empresas y gestionando los recursos sindicales de forma más solidaria. Además, me he tomado como un compromiso personal llevar el Código Ético de UGT a su máxima expresión: esta tiene que ser una Organización no sólo transparente en su gestión sino abierta a la ciudadanía. No debemos temer que se vea la casa por dentro, no tenemos nada que ocultar. Por último, UGT tiene que liderar la recuperación de los espacios que en el ámbito laboral, social y económico les han sido arrebatado a los trabajadores y trabajadoras durante los años de dura crisis.