El levantamiento del sumario en la Operación Kitchen está revelando algunos documentos que relacionan directamente al ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, con el espionaje a Luis Bárcenas tras su ingreso en prisión.
Entre ellos destacan los gastos que el Estado asumía para pagar con fondos reservados las comidas en restaurantes caros al chófer del extesorero del Partido Popular, Sergio Ríos, con el fin de poder contar con él para robar documentación a Bárcenas y controlar que no se filtraran documentos que pudieran comprometer al Gobierno de Mariano Rajoy, Interior asumía las facturas de Ríos.
Además de pagarle mensualmente 2.000 euros por haberle designado como colaborador, desde el Ministerio de Interior se hacían cargo de los restaurantes a los que el chófer de Bárcenas acudía y del gasto en parkings y transporte.
Sergio Ríos disfrutó de mariscadas, de anchoas del Cantábrico, de solomillos, de comida de China, de pescado (con una llamativa querencia por la merluza en todas sus variedades -kokotxas, cogote-), entre algunos otros, con el dinero de todos los españoles y en mitad de la mala situación económica en España, que por aquel entonces vivía inmersa en una de las peores crisis económicas de los últimos años. Mientras, el Gobierno de Mariano Rajoy, que le pagaba con fondos reservados, realizaba recortes de gasto social y pedía rescates a la Unión Europea. Las comidas del chófer de Bárcenas en octubre de 2014 coinciden con las fechas en las que Mariano Rajoy pedía disculpas por los casos de corrupción que habían aflorado en el seno de la formación popular.
"En nombre del PP quiero pedir disculpas a todos los españoles por haber situado en puestos de los que no eran dignos a quienes en apariencia han abusado de ellos", aseguraba el 28 de octubre de 2014 en el Senado, en pleno Caso Kitchen.
El chófer de Bárcenas disfrutó con dinero público sacados de los fondos reservados de restaurantes madrileños como Ponteareas, Tse-Yang, La Torcaz, en múltiples ocasiones, y O'Pazo,
La cuenta de todos ellos rondaba los 95 euros de media, exceptuando los recibos con los que Sergio Ríos justificaba hasta la consumición de aguas y refrescos, y que no perdonaba a aquellos que le habían reclutado con la excusa de que "tienes que hacer un favor a España". Lo mismo hacía con los tickets, del metro, los taxis y hasta los aparcamientos.
En cuestión de gustos culinarios, el chófer de Bárcenas repitió en varias ocasiones con las verdinas, el cogote o el solomillo de ternera en el restaurante La Torcaz.
Unos gastos que Ríos justificaba para ahorrarse los costes y que fuera el Estado el que, además de los 2.000 euros que percibía mensualmente, hiciera frente a los pagos en restaurantes madrileños.
