El próximo día 7 de abril Podemos iniciará su camino hacia 2019. Los de Pablo Iglesias ya se han puesto el mono de trabajo para perfilar sus hojas de ruta y definir la mejor estrategia para encarar las elecciones autonómicas y municipales del curso que viene. El Consejo Ciudadano Estatal ya anunció que en primavera se celebrarán una serie de actos con inscritos para “ponernos las pilas”. La maquinaria echará a rodar, pero no exenta de polémica. El CCE también informó de que se preguntará a las bases sobre si concurrir -o no- con las “fuerzas hermanas” y si quieren que las siglas “Podemos” estén presente en la papeleta, una consulta que ha enojado a las confluencias y a un sector errejonista.

En las elecciones municipales de 2015 los morados no participaron como tal por falta de estructura local. Desde entonces, la convivencia y connivencia entre los equipos de las candidaturas de unidad popular y Podemos han estado a la orden del día, buen ejemplo de ello son los Ayuntamientos de Ada Colau en Barcelona o Manuela Carmena en Madrid. Pero en 2019 las reglas del juego cambian. Podemos ya no es un novato, un recién llegado sin armazón y esqueleto para presentar batalla no solo a nivel estatal. Las candidaturas deberán articularse mediante el consenso. Sin embargo, según señalan fuentes consultadas por El Plural, la “consulta a la búlgara” planteada por Iglesias tensará las negociaciones por falta de autonomía y flexibilidad.

El secretario general morado apuesta por concurrir con las diferentes confluencias e integrando el nombre de Podemos, pero deja la decisión en manos de los inscritos. En este punto cabe preguntarse: “¿Algún militante votaría no presentarse con las “fuerzas hermanas” y con otro nombre?”. Por este motivo, las mismas fuentes subrayan que la consulta cercena cualquier tipo de autonomía y flexibilidad. ¿Cuál es el problema? Que algunas de esas confluencias tienen suficiente poso como para reclamar presencia y voz en las papeletas.

Ocurre, por ejemplo, en Galicia con En Marea. La secretaria general de Podemos Galicia, Carmen Santos, expresó su voluntad de apostar por las alianzas vigentes, sobre todo en los ayuntamientos donde las mareas van por libre, como A Coruña, Santiago y Ferrol. “Nuestros aliados siguen siendo los mismos”, dijo Santos, haciendo referencia a Izquierda Unida y Anova. La líder autonomía subrayó que lo importante es continuar el camino emprendido en 2015 y que “los tres alcaldes obtengan mayoría absoluta”. La clave de todo esto radica en que formaciones como Marea Atlántica, de Xulio Ferreiro, han anunciado ya que no permitirán intromisión alguna de los morados. ¿Qué ocurriría si los inscritos dan luz verde a concurrir conjuntamente e incluir “Podemos” en la confluencia, pero Marea Atlántica no traga? Podemos ya se las deseó para las autonómicas gallegas, hasta el punto de que se ha visto arrastrado a un proceso judicial donde ha negado haberse presentado a las elecciones en Galicia.

Mosqueo por las limitaciones entre los errejonistas

Pablo Iglesias e Íñigo Errejón pactaron que el ya exportavoz parlamentario morado sería el candidato a la Comunidad en 2019 a cambio de dar un paso atrás a nivel nacional y no disputarle el liderazgo nuevamente. Errejón, que fue sustituido por Irene Montero, aceptó y, tras una temporada de stand by, en verano inició su particular campaña recorriendo las fiestas populares de diferentes localidades de Madrid.

El secretario de Análisis Estratégico y Cambio Político ya esboza las líneas maestras de su candidatura y, desde hace varias semanas, la duda sobre la fórmula en la que concurrirá planea sobre Madrid. Para hacer frente al desgaste provocado por el debate territorial, Errejón tenía dos oportunidades: abrigarse en Manuela Carmena presentando su candidatura como un tándem y articular un movimiento amplio con una nomenclatura diferente. De hecho, según ha podido saber El Plural, existe (o existía) un pacto tácito entre el líder morado y Errejón para dotarle de autonomía y flexibilidad. “Con esta consulta, todo eso queda en papel mojado, ha volado por los aires”, señalan fuentes internas cercanas a su entorno.

“Las negociaciones con las confluencias van a ser más tensas, queríamos algo más abierto", insisten. Y es que, Izquierda Unida ya ha mostrado su descontento. En una información publicada por El Independiente, los de Alberto Garzón daban un ultimátum a Iglesias: “Si las siglas de Podemos van en la papeleta, las de IU también”.

En cualquier caso, la maquinaria está en marcha y la última palabra la tendrás los inscritos. Según la secretaría de Organización, en los próximos días se detallarán las fechas y la información relativa a las diferentes consultas.