Es un año de romper costumbres. La de tener gobierno es la costumbre rota más llamativa. Y la que está provocando la ruptura de muchos otras que parecían tan inamovibles como la sucesión de las estaciones. Por ejemplo, el que los propios medios de comunicación llaman año tras año “el tradicional despacho veraniego en Marivent del rey con el Presidente del Gobierno”. Es decir, la visita que hace el ocupante de la Moncloa al ocupante de Zarzuela cada verano en Mallorca, donde el último, otra costumbre que parece inamovible, veranea.

Este año atípico en lo político, sin embargo, rompe este molde, y ante la crisis y la necesidad de que Mariano Rajoy se vea con los demás líderes políticos, a ver si les agota y acaban por darle los apoyos que no se gana, es Felipe VI el que, en una nueva versión de Mahoma acudiendo a la montaña, regresa a Madrid.

La reunión entre el Jefe del Estado y el del Gobierno se producirá en Zarzuela a lo largo de este miércoles, evidentemente, con un tema en la agenda: esas conversaciones que Rajoy está celebrando con los demás dirigentes políticos en su intento por formar un gobierno, y en medio de su tozudez de no poner una fecha para su investidura.