Cuando Alejo Vidal-Quadras, Ignacio Camuñas, José Luis González Quirós y el propio Santiago Abascal fundaron Vox seguramente ninguno se esperaba que ese pequeño partido "liberal-conservador" tuvieras años después las llaves de Andalucía. Máxime teniendo en cuenta el duro mazazo que se llevaron al poco tiempo de la creación de esta formación, cuando se quedaron a unos miles de votos de obtener un escaño en las elecciones europeas de 2015. 

Pero, como decíamos, el panorama ahora es bien distinto. El auge de la extrema derecha en todo el mundo en general, y en Europa en particular, no ha sido diferente en nuestro país y Vox ha irrumpido en el Parlamento andaluz con 12 diputados. A raíz de estos resultados, la derecha tiene una oportunidad histórica de conseguir acceder al poder en un lugar virgen para ellos. Sin embargo, esta coyuntura tiene un gran hándicap, y es que PP, Ciudadanos y Vox deben llegar a un acuerdo

Y en este contexto, retumban en las paredes de populares y naranjas unas declaraciones del mismo Vidal-Quadras realizadas en su día al colaborador de ElPlural.com José María Garrido. Éste abandonó el partido de Abascal pocos meses después de los comicios europeos. Una marcha que se debe a que Vox "eligió como espacio ideológico el de la llamada derecha alternativa europea. El camino de Le Pen, Wilders o Alternativa para Alemania"

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Una postura, la de Vidal-Quadras, que choca claramente con la del presidente del Partido Popular, Pablo Casado, quien no ha dudado en tenderle la mano a Vox y mostrarse favorable a un posible acuerdo entre tres (PP, Cs y Vox) que acabe con Juanma Moreno Bonilla presidiendo la Junta. Más cautos, aunque por los mismos derroteros, se han mostrado desde la formación naranja ante un posible acuerdo con la extrema derecha. Rivera llegó a tachar de "irresponsabilidad" ponerse a "descartar todos los escenarios que hay encima de la mesa". 

Hay que recordar que Vidal-Quadras nunca ha sido un político moderado. Durante mucho tiempo perteneció a la llamada ala dura del PP. Así están las cosas, con hasta los sectores más conservadores advirtiendo de los peligros de estrechar amistades con la extrema derecha, y Casado y cía haciendo oídos sordos.