Cuenta atrás para una votación de ley de amnistía que se prevé de infarto. A las 15:00 horas de este martes empieza el debate en el Congreso de los Diputados. Otra jornada no apta para cardiacos. Los teléfonos echan humo. Las llamadas vuelan en una y otra dirección, máxime después de que en Junts amaguen con descabalgar su propio texto. Las líneas, tal y como confirman a ElPlural.com fuentes próximas a la negociación, siguen abiertas. Aún “hay tiempo” para hallar un punto de encuentro entre la posición socialista y la neoconvergente, que discrepan por cuestiones de “terrorismo” y “traición” tras los últimos movimientos judiciales. Aún así, al menos por parte del PSOE, se transmite cierta tranquilidad, pese a resistirse a desvelar cualquier mínimo fleco que pueda truncar un eventual acuerdo.

El órdago de Junts es un secreto a voces en la Carrera de San Jerónimo. De hecho, desde la órbita de la coalición confirman la postura que transmiten a sotto voce los de Carles Puigdemont. Precisamente la figura del expresident de la Generalitat es sobre la que pivotan las reticencias de los neoconvergentes, que insisten en lucir su músculo parlamentario aún en la votación de un texto que no fue sino el peaje para la investidura de Pedro Sánchez. Pese a que la redacción del proyecto de ley contó con la colaboración de la formación independentista, si no se aprueban las modificaciones -que aún siguen vivas- que salven de la quema judicial al ahora eurodiputado, el texto regresará a la comisión de justicia.

De esta negativa se desmarca Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), en la batalla con Junts por el target independentista en la región. Sendos partidos afrontan este arranque de legislatura a modo de pulso electoral, ante la posibilidad de que las elecciones autonómicas previstas para 2025 se adelanten unos meses. En este juego de tronos se mueve el PSOE, que entre medias ha optado por el equilibrio de fuerzas para no agraviar a ninguna de las formaciones. Sin embargo, los neoconvergentes hacen valer su fuerza parlamentaria para presentarse como esa contrapartida al Estado español frente a una ERC proclive a cooperar con Moncloa.

La prórroga de la instrucción de la trama rusa y los constantes movimientos del magistrado de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón en el caso Tsunami, sin embargo, han hecho tambalear su propia ley. Junts no entrará por el aro de la redacción actual -enmiendas pactadas incluidas- de no aceptar unas modificaciones diseñadas para dar cobijo legal a Carles Puigdemont y Marta Rovira, entre otros líderes independentistas. De ahí que los retoques que aún colean -los planteados por los soberanistas- sean ahora el principal obstáculo de la negociación.

Tensión hasta el último minuto

A pesar de que aún restan varias horas hasta la votación, el taxímetro está en marcha y la cuenta sube sin cesar. Junts mete presión a un PSOE que custodia las negociaciones bajo llave. No en vano es el modus operandi habitual de los socialistas desde prácticamente la noche electoral. Ferraz y Moncloa encapsulan toda conversación con sus aliados parlamentarios frente al riesgo de la más tenue filtración que pueda tirar por la borda cualquier avance. Junts, en cambio, manifiesta su descontento sin tapujos. La discrepancia orbita en torno al “terrorismo y la tración”, según precisan voces autorizadas del entorno neoconvergente.

No obstante, al contrario del mutismo que impera desde el lado de la mesa socialista, los independentistas confían en atraer al PSOE a su redil antes de la votación. “Hay tiempo”, manifiestan las fuentes consultadas por este periódico, aunque no sería la primera vez que la cuerda se tensa hasta prácticamente resquebrajarse. El Ejecutivo ya salvó in extremis dos de los tres decretos cruciales en el arranque de la legislatura. Lo mismo puede ocurrir en el pleno de este martes, pues no es descartable la posibilidad de presenciar otra votación de infarto. “Es probable”, señalan desde la órbita de la formación neoconvergente, quienes rechazan un acercamiento de posturas en las últimas horas.

Estrecho margen de maniobra

En clave socialista, las reticencias de Junts han arañado la férrea narrativa de Ferraz y Moncloa. Si bien desde ambas instancias se ha reiterado en jornadas anteriores que no se aceptarán más cambios en la redacción del texto, el lunes asomó cierta confusión. La portavoz orgánica de la formación, Ester Peña, insistió en que el partido está satisfecho y se siente “cómodo” con el articulado que emanó de la comisión de Justicia. “No hay ahora mismo sobre la mesa ningún cambio en las enmiendas”, precisó la parlamentaria por Burgos, al tiempo que subrayaba que lo que sí hay “es tiempo” porque los “partidos siguen hablando”. Una línea que siguió el líder del PSC, Salvador Illa, que se mantuvo a la espera del resultado que pueda salir del diálogo entre ambos grupos para ver su desembocadura. En cualquier caso, los retoques deben enfocarse a la “solidez jurídica”.

Entre tanto, fuentes de Ferraz remarcan la solidez y la plenitud constitucional de la redacción actual frente a los “ataques” de aquellos grupos políticos -en alusión a PP y Vox- que “no quieren que se avance en el diálogo y el reencuentro”. Con todo ello, el PSOE hace un complejo ejercicio de equilibrismo entre dar viabilidad a algunas de las enmiendas que quedan vivas y el modo de abordarlas que plantean desde la formación neoconvergente.

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