En el diario montaraz La Gaceta, donde escribe habitualmente, nos ha descubierto Van-Halen La fórmula Aguirre. Sabido es que la lideresa madrileña sueña con llegar a ser la Margaret Thatcher a la española y olé. Pero este turiferario de la pluma va más lejos, se agarra a las memorias de Sir Windson Churchill y compara La fórmula Aguirre con la que denomina La fórmula Churchill.

O sea, que nuestro Churchill es nuestra Aguirre. ¿Y por qué, a estas alturas de la historia, el entorno de la presidenta de Madrid rescata a Churchill del silencio? Van-Halen nos da la clave en el siguiente párrafo: “A Churchill se le debe una relevante sentencia frente a los sindicatos en la célebre huelga general de 1924 (…): O el país rompe la huelga general o la huelga general rompe el país”.

Este palmero de Aguirre, los dos profundamente refractarios a los sindicatos, estaba a favor, hace unas cuantas décadas -cuando aún era falangista- del sindicato vertical de la dictadura. Pero de todo esto prefiere no hablar. Por cierto, Churchill acabó absolviendo al general Franco.

El 24 de mayo de 1944, sostuvo en uno de sus discursos parlamentarios que “los asuntos internos de España eran únicamente de la incumbencia de los españoles”. Churchill se lavó así, cínicamente, las manos. Pero si España estaba como estaba era gracias a que Adolf Hitler y Benito Mussolini fueron aliados de Franco para cargarse la II República. De eso tampoco quiere hablar ahora Juanito Falange. Y tampoco la condesa consorte.