El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha hecho oficiales los rumores que se venían dando durante los últimos días de los midterms o elecciones de medio mandato, en los que los demócratas consiguieron la victoria pese a que la Cámara de los Representantes parece que finalmente se les resistirá.

Bajo este escenario, el que será nuevamente el líder republicano ha anunciado que volverá a competir por la Casa Blanca. Lo ha hecho a eso de las 21:30 horas de la noche (horario de Florida) con un discurso pronunciado desde su club de campo de Mar-a-Lago y una vez cumplimentados los trámites burocráticos que le posibilitan presentarse de nuevo.

Trump regresó a la primera plana por todo lo alto, aunque al más puro estilo del político y de los que le imitan en Europa y en el mundo. Esto es, mucho populismo y ninguna propuesta. Todo ello bajo el paraguas de la mentira como bastión para conseguir sus objetivos.

 Así la situación, ajeno a cualquier cosa que no sea él mismo, Trump desafió las leyes de la democracia y del buen hacer político a base de exabruptos, invenciones por doquier y una fina ironía que, eso sí, habrá que esperar si le sirven para volver a la Casa Blanca o forman parte de un nuevo batacazo electoral. Nada nuevo bajo la luna.

El que fuera principal mandatario del país hasta la llegada del ahora líder del Ejecutivo -a quien insiste en acusar de pucherazo- promete a sus votantes sacar a la potencia mundial del “pozo” en el que ahora se encuentra, pero se olvida decir cómo. “El regreso de América empieza ahora” o “El mundo aún no ha visto la gloria de este país” fueron algunas de las frases con las que se puede resumir la noche.

Contra su propio partido

Si algo queda claro de Trump es que es un narcisista en estado puro y que, por encima de cualquiera, incluso de su propio partido, está él. Así lo ha demostrado una vez más con un anuncio que para muchas voces republicanas se antoja precipitado, ya que llega en pleno intercambio de reproches y disputas políticas entre los diferentes representantes por el comportamiento de la formación en los midterms.

El expresidente desoyó una vez más consejo alguno y oficializó su candidatura pese a que desde el partido le pidieron retrasarla, al menos, hasta conocer los resultados ya cerrados de los comicios de medio alcance. Además, cabe destacar que en esta ocasión el máximo exponente del trumpismo tendrá en frente a un férreo competidor por primera vez desde 2016: Ron DeSantis, gobernador de Florida.

¿El líder más polémico del mundo?

Donald Trump ha abanderado una bandera ultranacionalista y del todo vale, siempre que sea mío, llevado al extremo. El asalto al Capitolio perpetrado por una parte de sus seguidores y alentado por él mismo debería ser motivo más que suficiente para saber de lo que es capaz el republicano y el peligro que supone para la democracia de su país y del mundo. Pero no ha sido la única polémica que ha protagonizado: despidos a dedo, una línea claramente antimigratoria, políticas ultraconservadoras y constantes ataques a los medios son solamente algunas de sus controversias más sonadas.

Con todo, poco le importa a Trump estar cada vez más en entredicho y desgastado, como certificaron las pasadas elecciones, pues el republicano es también conocedor de que hay gente que siempre va a tener de su lado, al menos presumiblemente, siendo estas -aunque no solo- las élites económicas, culturales y mediáticas. Prueba clara de esto último es que únicamente la cadena propiedad del magnate de Fox News, Rupert Murdoch, emitió por completo su discurso en la pasada noche.