La disolución de las Cortes y el adelanto electoral anunciado por Pedro Sánchez el lunes posterior al batacazo electoral sufrido por la izquierda en las elecciones del 28M derivó en una rápida pregunta: ¿y la presidencia europea? Las miradas se cruzaban,  la oposición condenaba que el líder del Ejecutivo renunciase a su proyecto por intereses particulares y el Gobierno, mientras tanto, aseguraba que el trabajo realizado durante la preparación de este liderazgo rotatorio garantizaba, fuese cual fuese el resultado de las generales en julio, el éxito del mandato comunitario.

Ha sido este lunes cuando Pedro Sánchez, rodeado de las tres vicepresidentas, un buen puñado de ministros y varios embajadores internacionales ha presentado sus líneas estratégicas para esta presidencia europea. Lo ha hecho en el Palacio de La Moncloa, después de presentar el logo oficial de esta cita internacional y un emotivo vídeo en el que se reflejaban los valores fundacionales de la Unión.

Directo, y siguiendo las mismas líneas que han marcado su legislatura -transición ecológica, justicia social y económica, igualdad de oportunidades y cohesión territorial-, Sánchez se ha lanzado a enumerar las “cuatro prioridades en esta presidencia”: la reindustrialización de Europa, el medioambiente, consolidar el pilar social y reforzar la unidad de los Veintisiete.

“España es un país profundamente europeísta. Europa une a todos los ciudadanos y nos ayuda a convertir a nuestro país en uno de los más avanzados del mundo. Europa fue nuestra puerta a la modernidad y la consolidación de nuestra democracia”, ha arrancado, dando paso al “doble sentimiento” sobre el que se regirán las operaciones del Gobierno en este mandato: gratitud y responsabilidad.  

“Si echamos la vista atrás, la última vez que España ostentó este honor fue en 2010. Han pasado muchas cosas: una crisis financiera, el Brexit, la pandemia y un conflicto que nos afecta en la frontera oriental. En cada una de estas crisis, han sido muchas las veces que han augurado el debilitamiento del proyecto comunitario, pero hemos sido más fuertes y hemos salido renovados y reforzados. Estamos más unidos que nunca frente al agresor”, ha proseguido.

Sin embargo, y a fin de “no caer en la autocomplacencia”, Sánchez ha querido dejar claro que los últimos años también han sacado a la luz ciertas debilidades que es necesario reconducir: “El orden internacional cambia, la forma en que concebimos la democracia está cambiando, los principios que guían la política están cambiado… y en el epicentro, está en juego el bienestar de nuestros conciudadanos: el salario, los empleos, la libertad o la igualdad de género”, ha sentenciado, dando paso, posteriormente, a la reflexión sobre cada una de las cuatro líneas maestras sobre las que España percutirá sus esfuerzos durante este segundo semestre del año europeo.

Reindustrializar Europa

El primer eje no es otro que seguir en el proceso de reindustrialización de Europa. La dependencia energética, y el problema de pérdida de autonomía en sectores estratégicos como la sanidad o el sector farmacéutico -el ejemplo utilizado ha sido la falta de mascarillas en la primera fase de la pandemia-, obliga a Europa, según el ideal expuesto en la rueda de prensa del presidente, a aprovechar los enormes “cambios geoestratégicos” para “invertir reduciendo nuestras vulnerabilidades”.

Necesitamos un marco regulatorio actualizado que proteja nuestros derechos con un contexto humanista que brinde confianza y seguridad. Europa empieza a perfilarse como un espacio seguro, amigable y con todos los ingredientes para dominar la economía del futuro. Si hacemos las cosas bien en esta década, la UE se convertirá en un referente de producción de energías renovables, de robótica, productos farmacéuticos…”, ha enumerado.

Para lograr este objetivo, y poner a Europa en un lugar preminente en el nuevo orden internacional, Sánchez ha enumerado dos frentes de acción: promover los expedientes que fomenten las industrias actualizadas, además de biodiversificar las cadenas con terceros. Debemos combinar nuestra autonomía estratégica con una apertura estratégica”, ha expresado, dándole especial importancia a la relación europea con los países de América Latina. “Es vital garantizar la resiliencia de Europa en el nuevo orden mundial. Se acabaron las reflexiones binarias sobre el poder de EEUU y China”, ha sentenciado.

Adaptarse a la transición ecológica

“Tenemos dos cumbres muy importantes: la cumbre de la Agenda 2030 en naciones Unidas y la Cumbre Climática. Debemos adaptarnos y frenar la degradación medioambiental. Esto no es ya un deber político, sino una obligación legal y moral”, ha arrancado. “Este desafío, si nos adaptamos, podemos convertirlo en una oportunidad. Si ejecutamos bien esta transición, reduciremos drásticamente la dependencia en materias primas, abarataremos la factura eléctrica y crearemos hasta un millón de empleos solo en esta década”, ha proseguido, sacando pecho del trabajo realizado por España en la reconfiguración del tablero energético global y de las conexiones interdependientes en Europa como el H2MED.

“Podemos constatar que lideramos esa carrera global hacia la transición ecológica, acelerando la descarbonización y aminorando la dependencia del gas ruso. Damos pasos importantes en interconexión de procesos. La presidencia española hará todo lo posible para que este avance continúe. Impulsaremos esa reforma pendiente del mercado eléctrico”, ha asegurado.

Consolidar el pilar social

En un discurso que bien recuerda a lo defendido en clave nacional, Sánchez ha abogado por reconducir el pasado para adaptarse a la mayoría social: “Es necesario acabar con la sensación de que la subida del PIB o de los beneficios de las grandes empresas simbolizan, necesariamente, una mayor seguridad para la gente sencilla”.

“Debemos reforzar las bases de recursos que sustentan el estado del bienestar a través de justicia fiscal. La evasión le cuesta a Europa 1,5 puntos del PIB a Europa -lo mismo que invierte en proteger al medioambiente y vivienda protegida-. ¿Cómo pedimos a los ciudadanos que paguen sus impuestos si muchas de estas grandes empresas no lo hacen? Debemos fijar unos estándares mínimos de tributación en todos los países”, ha reclamado.

“Tenemos que impulsar una reforma de las reglas fiscales que nos permita tener las cuentas saneadas y financiar adecuadamente los servicios públicos”, ha indicado, pidiendo que Europa tenga altura de miras para “crear un mercado laboral más justo”.

Reforzar la unidad europea

Con una guerra a las puertas de Europa, una pandemia en el pasado más cercano y un panorama internacional actualmente cimentado en el poder de EEUU y China, Sánchez ha indicado que la presidencia rotatoria del Consejo de la UE en manos de España seguirá luchando por una coordinación de fuerzas entre los Veintisiete: “En un mundo de gigantes con incertidumbres crecientes, debemos permanecer unidos si queremos ser uno de los principales arquitectos del nuevo orden internacional. Solo si actuamos juntos superaremos estos retos”, ha presagiado.

Para ello, ha indicado que España seguirá luchando para la mejora de los instrumentos comunes, tales como la unión bancaria, al mismo tiempo que tratará de optimizar “los procesos de toma de decisiones” en el seno del Viejo Continente. Además, y para rematar, Sánchez ha querido prestar especial atención a la necesidad de un “pacto de migración y asilo”, cuya falta de entendimiento tiene consecuencias tales -ha ejemplificado- como la “terrible tragedia” en el Jónico con la muerte de decenas de personas.