El Parlamento Europeo vivió este martes una escena poco habitual: aplausos cerrados desde buena parte del hemiciclo a la eurodiputada socialista Leire Pajín tras una intervención en defensa de los derechos de las mujeres y contra la violencia machista, en un debate marcado por la tensión política y por los insultos y provocaciones lanzadas desde la extrema derecha, en alusión directa a la actitud del eurodiputado Alvise Pérez.

Durante el debate celebrado en la Eurocámara sobre acoso sexual e igualdad, las representantes socialistas denunciaron lo que consideran un uso partidista de un problema “muy serio” por parte del Partido Popular y de sectores ultras, al tiempo que reivindicaron una respuesta basada en la protección de las víctimas, la transparencia y la contundencia institucional.

La presidenta de la Comisión de los Derechos de las Mujeres e Igualdad del Parlamento Europeo, Lina Gálvez, fue especialmente dura con el PP. “En el grupo de Socialistas y Demócratas y en el PSOE estamos siempre a favor de las mujeres y sus derechos, acompañando a las víctimas”, subrayó. Frente a ello, reprochó a los populares que “no les interesa luchar contra el acoso sexual, sólo instrumentalizar un problema muy serio”.

Gálvez recordó además que, si al PP realmente le importara combatir el acoso, “habrían apoyado que este debate tuviera dimensión europea”, teniendo en cuenta que una de cada tres mujeres europeas ha sido víctima de acoso sexual. También sacó a relucir el precedente del Me Too en el propio Parlamento Europeo, cuando los socialistas propusieron una auditoría externa que el PP rechazó con su voto en contra.

“La respuesta pasa por protocolos que prevengan, acompañen a las víctimas y sean implacables con los perpetradores”, defendió Gálvez, utilizando una metáfora directa: “Cuando se abren las ventanas, se ven cosas que no nos gustan. Se asume y se ventila la casa”. En ese sentido, insistió en que el PSOE “no ampara, no tapa ni encubre comportamientos machistas ni delitos” y remarcó que, aunque el acoso “no tiene el carné de un solo partido”, la contundencia frente a él “sí tiene unas siglas: las del Partido Socialista”.

El momento más aplaudido llegó con la intervención de Leire Pajín, que arrancó exigiendo “respeto” y reclamando que “no se tolere la violencia en el Parlamento Europeo”, en una clara respuesta a los ataques verbales y descalificaciones protagonizados por Alvise Pérez durante el debate. Sus palabras fueron recibidas con aplausos desde las bancadas progresistas y parte del hemiciclo.

Pajín recordó que España es el cuarto país de Europa y el décimo del mundo en igualdad, un avance que atribuyó al trabajo del movimiento feminista y a los gobiernos socialistas. “A pesar de los palos en las ruedas que nos pone la derecha, nos han hecho avanzar en igualdad”, afirmó.

La eurodiputada reconoció que la discriminación y la violencia sexual “existen en todas partes”, pero subrayó que la diferencia entre unas organizaciones y otras está en la respuesta: “Las comprometidas con la igualdad no silencian los casos y apoyan a las víctimas”. En esa línea, se comprometió a seguir trabajando para garantizar “espacios seguros de denuncia, procesos garantistas y que ningún acoso quede impune”, añadiendo que esos mecanismos deberían llegar “también a sus partidos, que ni siquiera tienen”.

Pajín cerró su intervención con un mensaje contundente que volvió a levantar aplausos en la sala: “No vamos a consentir ni una sola lección de quienes votan contra nuestros derechos, acusan a las mujeres de denuncias falsas y amparan el discurso que niega que a las mujeres se nos discrimina, acosa y mata por el hecho de ser mujeres”.

El respaldo del hemiciclo a la eurodiputada socialista contrastó con el aislamiento de los discursos ultras, evidenciando una fractura clara en el Parlamento Europeo entre quienes defienden una agenda de igualdad y quienes utilizan la confrontación y el insulto como arma política.

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