Benjamin Netanyahu, el primer ministro de Israel, ha subrayado que no aceptará ningún alto el fuego temporal para detener sus ataques sobre la Franja de Gaza. La condición del mandatario israelí es la liberación de los más de 240 rehenes que permanecen retenidos por milicianos de Hamás, un hecho sobre el que la población civil de Gaza no tiene ningún control pero que sirve a las fuerzas israelíes para atacar indiscriminadamente a los palestinos. Netanyahu, el líder que prometió seguridad a los ciudadanos de Israel y que no deja de perder popularidad tanto internamente como de manera internacional desde el atentado del 7 de octubre, ha lanzado este viernes un mensaje con el que ha llamado a seguir trabajando hasta lograr una "clara" victoria que, espera, "resuene durante generaciones".

"No nos detendremos hasta la victoria", ha advertido Netanyahu, o Bibi como conocen en Israel al líder del partido israelí conservador Likud, que entiende como victoria "destruir" a Hamás, "restaurar la seguridad" de Israel y liberar a todas las personas retenidas en Gaza. En este sentido, ha puesto en valor la labor de las Fuerzas de Defensa y su papel en una ofensiva que incluye también operaciones terrestres sobre el territorio costero. "Estamos intentando luchar con el menor peligro posible para nuestros combatientes, pero haremos lo que sea necesario para derrotar a los enemigos", ha sentenciado el mandatario durante su discurso, compartido en redes sociales.

Cabe recordar en este sentido que parte de la mayoría ideológica que respalda al primer ministro está integrada por la coalición Sionismo Religioso, que representa una corriente radical de militantes ultranacionalistas, muy presentes en las colonias más ideológicas de Cisjordania, y que defienden la colonización judía como una obligación casi religiosa. Es más, en Cisjordania, la colonización israelí no ha cesado, mientras la Autoridad Palestina se hundía en una deriva autoritaria, por lo que la reactivación de la lucha armada en el lado palestino no ha sido una sorpresa para expertos y analistas del conflicto, como señalaban antes de la escalada actual en la publicación de Política Exterior.

Líbano y Estados Unidos, directos implicados

El mensaje del primer ministro israelí ha coincidido este viernes con el discurso público del líder del partido-milicia Hezbolá, Hasán Nasralá, que aún no se había pronunciado desde el estallido del escenario actual. El líder del grupo chií libanés ha asegurado que es "Estados Unidos el que impide un alto el fuego" y el que evita también "que el enemigo sea condenado internacionalmente". Hasán Nasralá, ha afirmado que ve a Israel como un mero instrumento de los estadounidenses, pero también ha apuntado que la batalla contra Israel es "legítima" a nivel moral, religioso y humanitario. Ante dichos comentarios, Netanyahu ha pedido a "los enemigos del norte" que no cometan "errores". "No os podéis imaginar cuánto os costaría", ha amenazado el líder de Likud. El ejército israelí, que dice estar en alerta “muy, muy alta” en la frontera con Líbano ante una posible escalada con Hezbolá.

Este mismo viernes, Netanyahu también ha tenido tiempo para reunirse con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, quien ha vuelto a posicionarse a favor Tel Aviv y del “derecho y la obligación” de Israel a defenderse tras el ataque de Hamás. No obstante, esta vez el secretario de Estado de EEUU también ha hecho hincapié en que se haga todo lo posible para proteger a la población civil. “La protección de los civiles tiene que ocurrir no solo en Gaza, sino también en Cisjordania, donde hay que detener la violencia extrema contra los palestinos”, ha dicho Blinken tras reunirse con el presidente israelí, Isaac Herzog, y con Netanyahu.

Todas estas declaraciones ocurren mientras ascienden a 9.227 las víctimas mortales en la Franja de Gaza, de las cuales casi son 4.000 niños, según las fuentes palestinas. A las imágenes de desgarro y de terror se suman las de los periodistas palestinos. “No podemos soportarlo más, estamos agotados. Nos van a matar, es sólo cuestión de cuándo". Así se lamentaba un periodista palestino en directo tras narrar la muerte en un bombardeo israelí del también periodista Mohamed Abu Hatab y de toda su familia mientras estaba en su casa.

"No hay protección ni impunidad. Estos EPI no nos protegen. Nada protege a los periodistas. Perdemos vidas, una por una. Mohammed Abu Hatab estuvo aquí hace media hora”, relataba entre llantos el profesional mientras se arrancaba el chaleco protector de prensa y su casco, reflejando con una claridad hiriente la falta de protección real que sufre la población palestina en la masacre perpetrada por Israel e intensificada tras el 7 de octubre.