El Gobierno de Ucrania y las autoridades locales de la ciudad de Mariúpol se niegan a entregar las armas y abandonar la ciudad asediada tras el ultimátum de este domingo por parte del Kremlin. 

La vice primera ministra del país y ministra para la Reintegración de los Territorios Ocupados Temporalmente, Irina Vereshchuk. asegura que el documento planteado por Moscú son “8 páginas con un regreso a la historia y otro delirio” y que, al contrario de lo que esperaban los responsables rusos, la comunidad internacional no presionará a Ucrania. “El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y la ONU entienden que es una manipulación de Rusia y que están tomando a las personas como rehenes”, señala.

Por su parte, el presidente del país, Volodimir Zelenski, lamenta que los aviones rusos “bombardearon una escuela de arte que servía como refugio”. “Había personas escondiéndose de las bombas. No había militares, había unos cuatrocientos civiles”, añade.

Se estima que unas 300.000 personas -que han aguantado dos semanas de asedio sin agua ni electricidad-  se encuentran atrapadas en el territorio sitiado. La propuesta desde el país de Vladimir Putin era la rendición de la ciudad a cambio de permitir el salvaconducto de la población por corredores humanitarios. La respuesta desde uno de los enclaves en los que Rusia está centrando buena parte de sus ataques es firme y asegura que de ninguna manera entregará -al menos por el momento- el sitio portuario.

Mariúpol es sumamente importante para los intereses de Rusia, ya que pertenece a la región de Donetsk y está situada en la costa del Mar de Azov. Su control permitiría al país invasor conectar por tierra las zonas controladas por las milicias prorrusas en Donetsk y Lugansk con la península de Crimea.

Asimismo, las fuerzas rusas han bombardeado a primera hora de este lunes un centro comercial a las afueras de Kiev provocando la muerte de, al menos, cuatro personas; aunque las autoridades ucranianas siguen buscando víctimas.