La actuación internacional para sacar el máximo número de personas posibles de Kabul tras la llegada al poder de los talibanes en Afganistán puede ser motivo para la irrupción de atentados terroristas. El primero se ha registrado en la tarde de este jueves 26 de agosto en los aledaños del aeropuerto de la capital. Se ha producido dos explosiones que han causado la muerte de al menos una decena de personas.

En un informe difundido por el gobierno británico ya se advertía de la amenaza “inminente” de un ataque terrorista y se sospechaba de Estado Islámico Provincia Jorasán (ISKP), una organización filial de Estado Islámico y enemiga pública de los talibanes.

En dicho informe, los británicos avisaban que el ISKP podría aprovechar el caos y la multitud que lleva agolpada durante días en las puertas del aeropuerto con la esperanza de salir del país para llevar a cabo un atentado suicida, con el objetivo puesto en los ciudadanos afganos y en las fuerzas de seguridad extranjeras.

Fundación Estado Islámico de Jorasán

Este grupo se fundó en 2015, en plena expansión del califato en Siria e Irak, por aquel entonces liderado por Abu Bakr al Baghdadi, aprovechando el gran número de talibanes desencantados en Afganistán. Se nutre de una amalgama de talibán afganos y paquistaníes. Sus doctrinas son incluso más duras que las de los talibanes, a los que consideran herejes y a quienes recriminaron el acuerdo de paz sellado en febrero de 2020 con el entonces Gobierno de Estados Unidos.

En 2016, su momento álgido, se estimó que ISKP llegó a tener entre 2.500 y 8.500 combatientes. No obstante, se cree que estas cifras han menguado por los ataques del ejército afgano y el apoyo aéreo de las fuerzas especiales de Estados Unidos. A finales de 2019 quedaban entre 2.000 y 4.000 integrantes, sobre todo en las provincias de Nangarhar, lugar donde nació, y Kunar.

El Jorasán, el área a la que se refiere el grupo armado, es una vasta región histórica persa que comprende partes de Irán, Afganistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán y es una de las aspiraciones de conquista que ha mostrado el Estado Islámico.

Entre 2015 y 2021, ISKP ha perdido a seis de sus líderes, los cuatro primeros en bombardeos y los dos últimos porque han sido detenidos. Shabab al Muhajir es su actual líder y es experto en la guerrilla urbana y el cerebro de algunas de las operaciones más sofisticadas perpetradas por el grupo. También se cree que anteriormente estuvo vinculado con Al Qaeda.

La ONU señaló en su último informe sobre el seguimiento de las sanciones contra Al Qaeda y Estado Islámico, que “a pesar de las pérdidas territoriales, de liderazgo, de personal y financieras sufridas durante 2020 en las provincias de Kunar y Nangarhar”, ISKP ha conseguido desplazarse por otras provincias “donde los combatientes han formado células durmientes”. Así, recuentan entre 500 y 1.500 el número actual de combatientes.

En el blanco de sus ataques se sitúan principalmente las autoridades del país y las fuerzas de seguridad. Además de minorías, como los hazara o chiíes, contra quienes ha perpetrado verdaderas masacres.

A raíz del acuerdo entre Estados Unidos y los talibanes sobre el aeropuerto de Kabul y el inicio de las conversaciones entre el Gobierno afgano y los norteamericanos, ISKP centró sus esfuerzos en torpedear la posibilidad de un acuerdo de paz. El portavoz del grupo, Abú Hamza al Qurashi, denunció que el acuerdo de retirada de las tropas estadounidenses era una tapadera de la “actual alianza entre los apóstatas talibán y los cruzados para combatir a Estado Islámico”.