Trágica tarde en Kabul con, al menos, tres atentados que han costado la vida a más de 50 personas, según informa Al Jaazera. A las 15:30 hora española, un hombre se inmolaba con un chaleco bomba dentro del canal de agua que sirve de acceso a la Abby Gate del aeropuerto de Kabul, mientras otro disparaba a quienes huían tras la deflagración.

Apenas una hora más tarde, a escasos metros del lugar, se cree que un coche bomba ha explotado frente al Hotel Baron de Kabul, donde las tropas americanas hospedan a varios de sus colaboradores antes de acudir al interior del aeródromo para ser evacuados de Afganistán.

Aunque desde el primer momento se tenía la sospecha de que detrás estaba el Estado Islámico, no ha sido hasta esta noche cuando el grupo terrorista ha reivindicado los ataques a través de un canal oficial en Telegram. Cabe recordar que los talibán y Estado Islámico son enemigos, por lo que el ataque nada tiene que ver con las medidas que obliga a cumplir el grupo extremista desde que tomara Kabul el pasado 15 de agosto.

Fuentes sanitarias afganas citadas por la BBC han informado de que son al menos 60 los civiles afganos muertos y 140 los heridos. Entre las víctimas habría menores de edad y se han difundido vídeos de los cuerpos sin vida amontonados tras el ataque.

Además, se ha registrado una tercera explosión con una bomba lapa en un coche talibán. Fátima, una intérprete del Gobierno Español que lleva ua semana atrapada en su casa en Kabul, ha confirmado al programa 'Juntos' en Telemadrid que no dejan de sucederse explosiones en el centro de la capital afgana.

Algo a lo que también se ha referido el general Kenneth 'Frank' McKenzie, comandante del Comando Central de Estados Unidos, en rueda de prensa desde el Pentágono. "Se ha concluido que eran combatientes del Estado Islámico", informaba calificando el día de "duro" por la pérdida de una docena de soldados y quince heridos.

"Lo que sabemos hasta ahora es que un ataque suicida ha sucedido en la puerta del aeropuerto, donde una persona se ha inmolado haciendo estallar una bomba. No sabemos demasiado sobre el segundo ataque, solo que se ha producido una explosión cerca del hotel. Nos va a llevar un poco de tiempo saber exactamente cuántas víctimas afganas hay. Estamos intentando recopilar más información. El problema es que no sabemos el tamaño de la bomba, un dato que está directamente relacionado con a cuanta gente pudo dañar. Estamos intentando saber exactamente qué ha pasado con todos los detalles, no querría especular sobre esto. De momento no podemos confirmar que se haya producido una tercera o cuarta explosión en Kabul", explicaba por su parte el general de división del ejército, William "Hank" Taylor.

A pesar de las múltiples bajas estadounidenses, las autoridades estadounidenses han reiterado su intención de continuar con la evacuación hasta la fecha límite, el 31 de agosto. Por ello, EEUU se está coordinando con las autoridades talibán ya que afirman que ambos comparten "un propósito común": la salida de las fuerzas militares extranjeras del país.

"Las operaciones de evacuación en Kabul no se cerrarán en 36 horas. Seguiremos evacuando a tantas personas como sea posible hasta el fin de la misión", publicaba esta mañana el principal portavoz del Departamento de Defensa norteamericano, John Kirby, en su cuenta de Twitter.

El Pentágono estimaba el miércoles en unas 10.000 las personas que esperaban en el aeropuerto de Kabul a ser evacuadas, mientras que este jueves la Casa Blanca ha elevado a más de 95.000 la cifra de quienes ya han podido salir de Afganistán desde el 15 de agosto.

Un atentado previsto

La Embajada de Estados Unidos, que el miércoles había lanzado un aviso por un posible atentado inminente, ha recomendado a sus ciudadanos que eviten dirigirse al aeropuerto y a sus puertas tras las explosiones. "Los ciudadanos estadounidenses que se encuentran en Abbey Gate, East Gate o North Gate deberían marcharse inmediatamente", ha instado.

Por su parte, el embajador francés en Kabul, David Martinon, ha aconsejado a los "amigos afganos" que se encuentran en las proximidades de la entrada del aeropuerto que se alejen con urgencia y busquen cobijo ya que "es posible una segunda explosión", ha escrito en su Twitter.

Los talibán advirtieron esta semana de que no facilitarían la llegada al aeródromo de ningún ciudadano afgano y también exhortaron a la población a abandonar la zona, aludiendo igualmente a razones de seguridad. Sin embargo, cientos de personas seguían en la zona, haciendo caso omiso a las alertas que no cesaban de llegar con la esperanza de poder subir a un avión tarde o temprano.

Condena talibán

El doble atentado ha generado condenas de destacados líderes afganos, entre ellos Abdulá Abdulá, antiguo negociador del Gobierno de Ashraf Ghani y figura clave junto al expresidente Hamid Karzai en las conversaciones en marcha con los talibán para tratar de conformar una administración inclusiva y evitar el vacío de poder.

"Condeno rotundamente el ataque terrorista", ha dicho Abdulá, que ha alentado el "gran número" de víctimas civiles y ha expresado su pésame a las familias "en este difícil momento".

Los talibán también se han apresurado a condenar el ataque contra civiles de este jueves, aunque recordando que en la zona donde se produjo la seguridad correspondía a las tropas de Estados Unidos. Varios de sus portavoces han subrayado en Twitter el compromiso del grupo con la seguridad de la población.

Desde la ONU, su secretario general, António Guterres, ha condenado y ha recordado que es responsabilidad de las autoridades 'de facto' la protección de los civiles y la infraestructura civil, incluido el aeropuerto.

Igualmente ha condenado el atentado el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi, que ha pedido "hacer más " por los afganos que están en peligro y que necesitan ayuda y por "quienes son desplazados o refugiados" en los países vecinos.

Ninguna organización se ha atribuido en los primeros instantes la autoría de este atentado, aunque los avisos de los que venía haciéndose eco en estas últimas horas los gobiernos occidentales ya apuntaban a una posible acción inminente de Estado Islámico Provincia de Jorasán, filial de la organización terrorista que comandó en su día Abu Bakr al Baghdadi.

Con los talibán ya prácticamente al mando del país, ellos serían ahora la principal amenaza en términos de seguridad. Las doctrinas de este grupo, surgido en enero de 2015 a partir de una amalgama de talibán afganos y paquistaníes, son incluso más duras que las de los talibán, a los que consideran herejes y a quienes recriminaron el acuerdo de paz sellado en febrero de 2020 con el entonces Gobierno de Estados Unidos, encabezado por el presidente Donald Trump, punto de partida del repliegue extranjero.

En los últimos años, Estado Islámico Provincia de Jorasán ha sufrido varias derrotas militares y la detención de algunos de sus principales líderes, pero ha terminado creciendo al albor del caos en que se ha visto sumido Afganistán y ha seguido perpetrando atentados, también en Kabul. Entre sus objetivos figuran autoridades locales y fuerzas extranjeras.

Los talibán y el Estado Islámico son enemigos

En un informe difundido por el gobierno británico ya se advertía de la amenaza “inminente” de un ataque terrorista y se sospechaba de Estado Islámico Provincia Jorasán (ISKP), una organización filial de Estado Islámico y enemiga pública de los talibanes.

En dicho informe, los británicos avisaban que el ISKP podría aprovechar el caos y la multitud que lleva agolpada durante días en las puertas del aeropuerto con la esperanza de salir del país para llevar a cabo un atentado suicida, con el objetivo puesto en los ciudadanos afganos y en las fuerzas de seguridad extranjeras.

Este grupo se fundó en 2015, en plena expansión del califato en Siria e Irak, por aquel entonces liderado por Abu Bakr al Baghdadi, aprovechando el gran número de talibanes desencantados en Afganistán. Se nutre de una amalgama de talibán afganos y paquistaníes. Sus doctrinas son incluso más duras que las de los talibanes, a los que consideran herejes y a quienes recriminaron el acuerdo de paz sellado en febrero de 2020 con el entonces Gobierno de Estados Unidos.

En 2016, su momento álgido, se estimó que ISKP llegó a tener entre 2.500 y 8.500 combatientes. No obstante, se cree que estas cifras han menguado por los ataques del ejército afgano y el apoyo aéreo de las fuerzas especiales de Estados Unidos. A finales de 2019 quedaban entre 2.000 y 4.000 integrantes, sobre todo en las provincias de Nangarhar, lugar donde nació, y Kunar.

El Jorasán, el área a la que se refiere el grupo armado, es una vasta región histórica persa que comprende partes de Irán, Afganistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán y es una de las aspiraciones de conquista que ha mostrado el Estado Islámico.

Entre 2015 y 2021, ISKP ha perdido a seis de sus líderes, los cuatro primeros en bombardeos y los dos últimos porque han sido detenidos. Shabab al Muhajir es su actual líder y es experto en la guerrilla urbana y el cerebro de algunas de las operaciones más sofisticadas perpetradas por el grupo. También se cree que anteriormente estuvo vinculado con Al Qaeda.

En el blanco de sus ataques se sitúan principalmente las autoridades del país y las fuerzas de seguridad. Además de minorías, como los hazara o chiíes, contra quienes ha perpetrado verdaderas masacres.

A raíz del acuerdo entre Estados Unidos y los talibanes sobre el aeropuerto de Kabul y el inicio de las conversaciones entre el Gobierno afgano y los norteamericanos, ISKP centró sus esfuerzos en torpedear la posibilidad de un acuerdo de paz. El portavoz del grupo, Abú Hamza al Qurashi, denunció que el acuerdo de retirada de las tropas estadounidenses era una tapadera de la “actual alianza entre los apóstatas talibán y los cruzados para combatir a Estado Islámico”.