La próxima entrada en vigor de una reforma legislativa en Irán ha encendido las alarmas entre los defensores de los derechos humanos. Estas nuevas medidas, descritas por la organización Human Rights Watch (HRW) como "aún más represivas", representan un retroceso significativo en los derechos de las mujeres en el país. La reforma, que busca silenciar las voces femeninas, llega tras más de dos años de protestas provocadas por la trágica muerte de Mahsa Amini, quien falleció bajo custodia policial por no llevar adecuadamente el velo islámico.
En lugar de atender las demandas del movimiento "Mujer, Vida, Libertad", el gobierno iraní ha optado por imponer normativas más estrictas en cuanto a la vestimenta. Nahid Naghshbandi, investigadora de HRW, ha expresado su preocupación, anticipando una posible "resistencia" tanto dentro como fuera de las fronteras de Irán. Esta nueva ley, aprobada en septiembre por el Consejo de los Guardianes, no solo refuerza la obligatoriedad del 'hiyab', sino que también establece severos castigos que podrían afectar la vida educativa y laboral de muchas mujeres, incluyendo penas de hasta diez años de prisión.
La aplicación de esta ley no se limitará al espacio público. La vigilancia se extenderá a Internet, donde se criminalizarán aquellos mensajes que inciten o se mofen de la violación de estos estrictos códigos de vestimenta. Las plataformas de redes sociales tendrán la obligación de eliminar contenido considerado inapropiado en un plazo máximo de doce horas. La ley también contempla el uso de cámaras y otras tecnologías para identificar a quienes incumplan las normas.
Hasta diez años de cárcel por no llevar hiyab
Naghshbandi ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que inste a Irán a no implementar esta reforma represiva. En su lugar, sugiere que se ejerza una mayor presión sobre el país para "garantizar que las mujeres y las niñas no sufran discriminación o abusos por la ropa que eligen ponerse". Este enfoque más estricto en la regulación de la vestimenta femenina en Irán marca un preocupante alejamiento de los ideales de libertad y igualdad que muchas mujeres iraníes han estado reclamando en las calles desde hace años.