La situación de gravedad frente a la sequía no es exclusiva de España. Si el Gobierno español ya ha anunciado que este jueves celebrará un Consejo de Ministros extraordinario para plantear medidas urgentes frente a esta problemática, nuestros países vecinos no se quedan atrás. Especialmente rápida ha sido la respuesta de Francia, que ha decidido prohibir la venta de piscinas desmontables y el riego de jardines particulares, entre otras medidas, para luchar contra los pocos recursos hídricos con los que cuentan debido a la falta de lluvias.

Queda por ver si este lado de la frontera, donde la situación no es mejor, se adoptan medidas de índole similar, limitando cuestiones personales o de ocio para asegurar el abastecimiento de recursos en sectores como el agrícola, que tan especialmente están sufriendo a consecuencia del fenómeno atmosférico.

Concretamente, ha sido el ministro de Medioambiente francés, Christophe Béchu, quien ha anunciado que es a partir de este miércoles cuando quedan prohibidas las ventas de estas piscinas desmontables, el lavado de los coches particulares en casa, la utilización de agua para la limpieza de las calles de los ayuntamientos o las fuentes abastecidas con agua de suministro. Unas obligaciones que también afectarán a los pozos o los campos de golf y que, por el momento, no se han adoptado en España pero que no se descarta si la situación no se revierte con prontitud con la llegada de borrascas que provoquen precipitaciones.

“La cultura de la abundancia”

La declaración de Bèchu supone la adopción de una serie de restricciones ante este episodio de sequía por la falta de lluvias que, según ha explicado, responden al objetivo "evitar que la población tenga la tentación de hacer algo que está prohibido", como llenar las cubetas. "Si se permitiera comprar piscinas, la gente "podría tener la tentación de llenarlas", ha afirmado.

"Tenemos que olvidarnos de la cultura de la abundancia", ha explicado. El ministro ha recordado que "no es una decisión del gobierno, a la vista de lo que ocurre con la naturaleza y de la situación en la que nos encontramos, la gente va a tener que hacerse a la idea de que el calentamiento global está ocurriendo ahora mismo". Una situación que ha llevado al país a vivir una "guerra por el agua" provocada por la caíde de las reservas, algo que incluso supone "una auténtica amenaza para nuestra cohesión nacional". "Cuando se vive una crisis como esta, es muy sencillo: se trata de agua potable y nada más", ha añadido.

Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, ya anunció el pasado mes de abril un programa nacional del agua, con el fin de frenar el desperdicio, aumentar el reciclaje hídrico y una "subida progresiva" de tarifas para ciertos consumidores, como los que tienen piscinas.

Crisis hídrica en cuatro distritos

"En los Pirineos Orientales no hemos visto un solo día completo de lluvia desde hace un año. Ante una crisis así, la cosa es muy sencilla: el agua es para beberla y para nada más", ha sentenciado Bèchu. Pirineos Orientales, siendo las cuencas de Agly y Têt las áreas más afectadas, es la cuarta región del país en declararse en situación de crisis por sequía y se enfrenta a una de las sequías más graves desde 1959, al igual que gran parte del sur de Francia, según el prefecto de la región, Rodrigue Furcy.

Asimismo, hasta 40 distritos -que suman casi la mitad del territorio- se encuentran en alerta o prealerta por esta causa, lo que hace presagiar una escasez aún mayor que la del año pasado. Según el ministro francés, unos 2.000 pueblos y ciudades están en riesgo de quedarse sin suministro de agua este año. El año pasado, unos 400 municipios tuvieron que abastecerse mediante botellas o cisternas móviles.

“El 75% de nuestras capas freáticas están por debajo de sus promedios estacionales” y el último ha sido el mes de abril más seco desde hace 60 años en este departamento", afirmó el ministro el viernes 5 de mayo en la entrevista a RTL Frances.

Graves efectos en la agricultura

El sector más afectado por este conjunto de restricciones es el de la agricultura y ganadería, aunque Furcy, ha argumentado que se están estudiando propuestas "para no condenar esta actividad", después de que los sindicatos agrarios hayan denunciado que el nuevo paquete de medidas pone en riesgo sus fincas.

El prefecto de la región ha defendido las decisiones impuestas como imprescindibles: "Debemos aguantar hasta el final del verano y evitar conflictos entre usos, evitar la guerra del agua".