El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha revelado su paquete de aranceles más agresivo y ambicioso hasta la fecha, y según lo que cuentan los expertos, podría representar la mayor subida en impuestos en la historia del país norteamericano, en una medida prometida por Trump desde hace meses y que podría frenar en seco la economía estadounidense y desatar represalias globales.

El anuncio del autodenominado “Día de la Liberación” de Trump desde la rosaleda de la Casa Blanca incluyó los aranceles más radicales hasta la fecha de su administración: un arancel recíproco sobre todas las importaciones procedentes del extranjero que verá tasas que van desde una base del 10% hasta el 46%.

Sobre cómo estos aranceles van a afectar dentro de Europa y en el mundo entero hemos podido conversar con el Doctor en Ciencias Económicas y profesor agregado en la Universitat Oberta de Catalunya Josep Lladós.

Qué respuesta tiene que dar Europa

Sobre la reacción que Europa debe tener ante el inicio de esta guerra comercial iniciada por Trump, Josep Lladós hace un llamamiento al estudio y la respuesta con una medida cauta. El economista señala que “si entramos en una escalada arancelaria nos vamos a empobrecer todos”, de esta manera, se frenaría el crecimiento económico y aumentarían los riesgos de inflación.

Para el economista, la estrategia más sensata sería la búsqueda de nuevas alianzas comerciales y la apertura a nuevos mercados que están ahora muy penalizados por la imposición de las políticas proteccionistas de Trump. “Debemos acercarnos mucho más al sudeste asiático”, dice Lladós, incidiendo en que, tras el anuncio de los paquetes arancelarios, Estados Unidos ha penalizado en gran medida a sus aliados en la región oriental como Corea del Sur, Japón o Taiwán, por lo que “no es mal momento para tejer alianzas nuevas con estas economías”.

Respecto a China, Lladós opina que no es un mercado al que Europa deba cerrarse a pesar de su particular sistema económico. “Ahora mismo Estados Unidos es un socio muy poco fiable […] hay que explorar alianzas, hay que hacerse valer, y una forma para ello no es solo responder con fuerza, sino ir a buscar lo que nos puede ofrecer una conversación económica para mejorar relaciones comerciales con otros socios alternativos”, explica el profesor.

Quienes van a ser los más afectados

Si bien es cierto que el mercado estadounidense no es el principal cliente para las empresas españolas, algunos sectores se van a ver fuertemente afectados, en concreto aquellos que se dedican a la producción de bienes intermedios, como el sector metalúrgico, el automovilístico y el agroalimentario.

Lo vamos a sufrir por la vía indirecta porque nuestras empresas van a tener más complicado acceder a un importante mercado”, explica Lladós. Destaca que los consumidores notarán los efectos de la guerra comercial de forma directa cuanto la UE establezca una respuesta; si se aplican aranceles a productos que se importan desde el otro lado del Atlántico, su precio aumentará y serán los compradores quienes deban pagar este sobrecargo.

Trump quiere que las empresas produzcan en Estados Unidos

Lladós cuenta que una de las razones para que las empresas pueden trasladarse a Estados Unidos es si estos aranceles les suponen una pérdida de beneficios. A pesar de esto, el economista sugiere que muchos países pueden optar por el método que han seguido economías como China, que, para no tener que enfrentarse a un porcentaje de tasas tan alto, han deslocalizado sus empresas a otros países como México o Canadá. Sin embargo, con el ataque arancelario a todos los países, esta vía no es la más adecuada en este contexto.

Señala que las empresas no tienen por qué trasladarse al país norteamericano ya que se desconoce cuanto tiempo se van a implementar las políticas proteccionistas de Trump. “Con los aranceles, lo que busca la administración americana es presionar a las empresas”, subraya. Mientras que el presidente norteamericano cree que estas presiones van a provocar un traslado de las empresas a su país, estas no estarían dispuestas a tomar una decisión tan grande basándose en un elemento coyuntural.

Qué criterios ha seguido Trump para poner los aranceles

Estados Unidos arrastra desde hace mucho tiempo un gran déficit comercial y, al igual que la mayoría de economías avanzadas, no es un país con una economía industrial, sino que su fuerte son los servicios.

El profesor Lladós explica como en muchos países con economías avanzadas, se ha realizado un proceso para que sus trabajadores estén cualificados y poder acceder a trabajos que no estén relacionados con el sector industrial. Sin embargo, en Estados Unidos, este proceso para cualificar a sus trabajadores no ha sucedido, por lo que su población activa se ha quedado en un proceso de estancamiento. Es por ello por lo que Trump pretende que las empresas deslocalicen su producción en suelo americano.

El economista explica que las justificaciones de Trump para imponer los aranceles no concuerdan con la realidad. Mientras que el magnate americano impone un arancel “recíproco” del 39%, Europa solo tasa los productos estadounidenses en un 3%, por lo que las afirmaciones de Trump carecen de sentido.

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