El que fuera considerado el ‘Sultán de Europa’ pende de un hilo tras las acusaciones vertidas en prime time por el capo mafioso Sedat Peker.

Dede hace semanas, Peker, sobre el que recae una condena de cárcel de 14 años y que se encuentra en estos momentos en el extranjero en paradero desconocido -aunque algunas fuentes señalan Dubai como posible destino-, acusa al presidente de Turquía y a sus ministros de construir auténticas redes de tráfico e incluso participar en varios asesinatos. Concretamente Peker acusa al ministro del Interior, Süleyman Soylu - posible sucesor de Erdogan- de formar parte de una red de narcotráfico (cocaína) colombiana en la que habría participado supuestamente Erkan Yildirim, hijo del ex primer ministro Binali Yildirim.

Además, los vídeos de Peker que se han hecho vitales en internet hasta llegar a las 30 millones de reproducciones  - concretamente el séptimo vídeo ha sido visto por 12 millones de usuarios- no paran de sumar visualizaciones. Se trata de monólogos en los que el capo se desata hablando de todos lo supuestos crímenes cometidos por la cúpula del partido conservador AKP, desde el año 2002.

De hecho, el debate político generado a raíz de las declaraciones del capo han conducido a posibles excisiones en el partido islamista AKP, que dirige con puño de hierro y guante de terciopelo Erdogan. Un ejemplo claro es el despido que se ha producido durante estos días de aquellos periodistas que se han atrevido a preguntar sobre las acusaciones que se dirigen hacia el presidente turco. Entre ellos se encuentra un compañero de la agencia oficial de noticias Anadolu.

Además, la policía de Erdogan no ha dudado ni un momento en acorralar al entorno de Peker, Atilla, que se encontraba en las costas del mar Egeo. El propio Peker confesó que en un vídeo que, por órdenes de la cúpula del AKP - concretamente las del ex ministro del interior Mehmet  Agar- Atilla asesinó supuestamente el periodista turco chipriota Kutlu Adali en 1996 en Chipre. Peker también relaciona a Agar con el asesinato del periodista de investigación del Dario Cumhuriyet Ugur Mumcu en 1993.

Otro de los pilares básicos a quien ha atacado Peker es al ya mencionado ex primer ministro Bilnarim Yildirim, cuyo hijo, miembro del AKP, acudió a Venezuela a principios de año debido, según el capo, a regular los negocios de drogas que el país mantendría en Venezuela, algo que desde el partido justifican como ‘calumnia’ y defienden que el hijo de Yildirim acudió al país latinoamericano a entregar kits de protección contra el Covid-19.

El caso de ha convertido en el primer punto del día de la agenda de debate en el Parlamento turco. Informaciones diarias que destapan lo que las cloacas del Estado turco llevarían ocultando desde hace décadas. Un ejemplo es el caso de Susruluk, que ha vuelto ver la luz de nuevo y que se produjo en 1996. Entonces, tanto un diputado del partido de centro derecha como un policía se vieron envueltos en una trama de narcotráfico, tráfico de armas y falsificación de pasaportes.

Táctica Erdoganista

A pesar de que su nombre se vincula cada día a escandalosos casos de corrupción, el presidente ha optado por realizar una maniobra ‘de manual’ para distraer a la opinión pública del debate político.

Desde hace semanas, Erdogan no cesa en acudir a eventos como la inauguración de la  nueva mezquita ubicada en la plaza Taksim de Estambul -punto del movimiento laico y también escenario de masivas protestas contra el Gobierno islamista en el año 2013-; también ha anunciado la creación del polémico Canal de Estambul, comenzaría a construirse a finales del mes de junio y que supondría la retirada de Turquía de la Convención de Montreux o el anuncio del descubrimiento de 405 mil millones de metros cúbicos de gas en el Mar Negro, y 3 pozos de petróleo en el último mes.

Para finalizar, el presidente de Turquía, prometió a través de una comparecencia mediática a través del canal CNN que el Gobierno “traerá a los miembros de las bandas criminales para juzgarlos, al igual que hicimos con los gülenistas”. ¿A caso Erdogan se plantea secuestrar a personas exiliadas del país?