El congresista republicano Mike Johnson ha sido elegido este miércoles nuevo presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Johnson ha contado con el respaldo del expresidente del país norteamericano, Donald Trump.

Con este, ya son cuatro los candidatos republicanos nombrados a dirigir la institución en dos semanas, aunque, en el caso de Johnson, ha sido el único que ha conseguido los apoyos para tomar las riendas del cargo.

Los intentos de Steve Scaliese, Jim Jordan y Tom Emmer resultaron fallidos al verse afectados por la división interna de su partido. En el caso del primero de ellos, renunció a su candidatura antes de someterse al pleno y a la votación por la evidente falta de apoyos. Por su parte, Jordan perdió ante la Cámara hasta en tres ocasiones; mientras que Emmer, el último de ellos, renunció a protagonizar esta carrera apenas cuatro horas después de conocer su nominación al no contar con el apoyo de la cúpula de Trump.

En favor de Johnson, y en palabras de Trump, ha sido definido como “un congresista tremendo y respetado por todos”, ideal para asumir el mando de la institución. Una teoría que se ha evidenciado con el apoyo prácticamente unánime de todos los miembros de la bancada republicana. Cabe recordar que este apoyo viene respaldado con la posición fiel que adoptó Johnson tras las elecciones presidenciales que dieron la victoria a Joe Biden y en las que, en consecuencia, Trump maniobró para tildarlas de fraude. Una consecución de hechos que desencadenaron el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021.

La elección del nuevo presidente de la Cámara de Representantes era primordial, y se debía llevar a cabo con carácter urgente, para dar luz verde a las nuevas resoluciones y proyectos de ley pendientes en momentos de tensión en clave internacional, especialmente, por las ayudas que Estados Unidos brinda a Ucrania desde el comienzo de la guerra -el 24 de febrero de 2022- y, aún más en estos momentos, con el actual conflicto entre Israel y Hamás.

La destitución de Kevin McCarthy

Fue hace menos de un mes, el pasado día 3 de octubre, cuando se dio a conocer la destitución del hasta entonces líder en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy. La votación resultó con 216 votos a favor de su salida -once de ellos de parte republicana- y 210 en contra. Un hecho único en Estados Unidos, ya que nunca antes había resultado exitosa una moción de estas características.

La propuesta fue iniciativa del representante republicano por el estado de Florida Matt Gaetz, quien acusó a McCarthy de actuar de manera encubierta al servicio del Partido Demócrata por facilitar una resolución para aplazar 45 días la parálisis presupuestaria.

McCarthy, de 58 años, llegó a ostentar el cargo durante 269 días, ni tan siquiera llegó al año, convirtiéndose a la par en ser el primer presidente de la Cámara de Representantes destituido. Ya antes había sucedido este procedimiento, pero en ambas ocasiones terminó sin éxito: la primera, contra Joseph Cannon en 1910, y la segunda, contra John Boehner en 2015.

Su presidencia marcada por la inestabilidad desde sus inicios, ya que en enero ya fue elegido para el cargo después de catorce votaciones debido a la negativa del bloque duro de los republicanos par investirlo presidente. Un escenario que motivó la valoración del expresidente Trump: “¿Por qué no pelean contra los demócratas de izquierda radical que están destruyendo nuestro país?”, se preguntó en su momento. 

Tras el final exitoso de esta moción, McCarthy fue sustituido, hasta este miércoles, de forma interina por el también republicano Patrick McHenry, representante del décimo distrito de Carolina del Norte.