Donald Trump ha aterrizado este lunes en Nueva York para hacer frente a sus cuentas con la justicia: responderá en un juicio por fraude fiscal, en el que está acusado de haber inflado el valor de los activos de su imperio inmobiliario durante décadas para obtener beneficios bancarios.

El que fuera presidente de los Estados Unidos, en declaraciones previas a los medios de comunicación antes de pasar al juzgado, ha tachado de “caza de brujas” este proceso judicial contra su persona. “No hay ningún delito. El crimen es contra mía”, ha reiterado. El juicio, de carácter civil, ha comenzado a las 10.00 horas locales (16.00 hora española). “Acabo de llegar a la Corte para luchar contra una fiscal general -Letitia James- corrupta y racista y contra un juez -Arthur Engoron- fuera de control que se niega a aceptar una decisión del tribunal de apelaciones que deja fuera de combate el 80% de su caso”, ha señalado en la red social Truth Social.

La Fiscalía sostiene que el magnate infló su patrimonio neto personal ante las entidades bancarias en 3.600 millones de dólares -en torno a 3.300 millones de euros-. Esta demanda se remonta a 2019, cuando el entonces abogado de la Organización Trump, Michael Cohen, puso sobre la mesa preguntas sobre su estado financiero ante el Congreso.

Con este telón de fondo, el juez de la causa ha subrayado, en un comunicado emitido previo al juicio, que “nadie está por encima de la ley”: “La ley es tanto poderosa como frágil y hoy en los tribunales probaremos nuestro caso”, ha apuntado, tal y como ha recogido la CNN.

Un juicio que tambalea su carrera política

Este caso se deriva de una demanda de la fiscal general James, quien le reclama 250 millones de compensación no sólo contra Trump, sino también contra dos de sus hijos -Eric y Donald Jr, el primer de ellos se ha personado en los juzgados este lunes- por fraude persistente y de alta escala, además de que se le insta a que cese, de forma temporal, sus actividades inmobiliarias comerciales.

Debido a que la naturaleza de la causa es civil, Trump, en caso de que la justicia resuelva que es culpable, no ingresará en prisión, aunque sí que podrá afectar de lleno, y con connotaciones claramente negativas, a su vuelta a la política de cara a presentarse como el candidato republicano a las elecciones presidenciales de 2024.

A efectos prácticos, si el juicio resulta perjudicial para el magnate, se verían afectadas hasta 500 entidades que posee la Organización Trump, entre ellas, algunas de las más conocidas tales como la Torre Trump, ubicada en Wall Street, y varios campos de golf de grandes dimensiones. Si este escenario se lleva a término, el expresidente perdería el control de todas estas propiedades y, por ende, perdería cientos de millones de dólares.

En cuanto a su carrera política, en palabras del propio Trump, tanto este juicio por fraude fiscal como otras causas abiertas que aún mantiene en proceso, estarían enfangando su camino hacia la Presidencia de Estados Unidos, por segunda vez. “Es una interferencia electoral, pura y simple para que no me vaya tan bien como me está yendo en estas elecciones”, sostuvo recientemente.

Otras tres causas penales

Dejando a un lado esta causa judicial, cabe recordar que Trump también debe hacer frente no sólo a uno, sino a tres juicios, todos ellos de carácter penal.

El primero, el más comprometido a nivel estatal, por el que se encontraron y requisaron documentos clasificados y de alto secreto de la Casa Blanca en su mansión de Mar-a-Lago (Florida) tras haber dejado el cargo; el segundo, por tratar de revertir los resultados electorales de 2020 que dieron la victoria al actual presidente Joe Biden y por los cuales motivó el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. En tercer lugar, por el soborno a la actriz porno Stormy Daniels a cambio de su silencio mediático.