Nadando, con lo puesto y sin más pretensión que llegar a España. Así arribaron a Ceuta cerca de 8.000 marroquíes que no tardarían en ser devueltos a su país de origen. Algunos lo hicieron por sus propios medios, a pie, y otros no tuvieron más remedio que obedecer a los agentes fronterizos en su difícil misión de deshacer el camino andado por los migrantes irregulares previamente alimentados de una falsa ilusión creada por Rabat. Dos semanas después de aquellas dantescas imágenes, donde vidas humanas eran utilizadas sin reparo alguno por el gobierno marroquí, el conflicto parece lejos de resolverse: con Brahim Ghali preparando su vuelta a Argelia después de que la Audiencia Nacional no aprecie riesgo de fuga y tumbe las medidas cautelares solicitadas por la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos (ASADEDH) y por el activista saharaui Fadel Breica -los denunciantes imputan al líder del Polisario delitos de torturas y crímenes de lesa humanidad-, el reino alauí redobla sus advertencias e insta a Madrid a dejar clara su posición sobre el Sáhara Occidental.

En el que ya es el tercer comunicado en 24 horas realizado por petición del monarca Mohamed VI, los ministerios de Interior y Exteriores de Marruecos han instado a España y al resto de países de la Unión Europea a solucionar el problema de los menores extranjeros no acompañados (menas) agilizando su devolución si previamente existe una correcta “identificación”. Además, en la misiva acusan a España de utilizar la patata caliente de los menores como “coartada” para evitar debatir sobre la verdadera motivación del conflicto, “cuyo origen y fundamentos son bien conocidos”.

En este último comunicado, que vuelve a poner sobre la mesa “eventuales respuestas”, Marruecos marca perfil propio y hace oídos sordos a la petición de altura institucional que han venido haciendo desde España el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, en las últimas horas. Peticiones que cobraron fuerza después de que el Gobierno dependiente de las voluntades de Mohamed VI comparara la situación del Sáhara Occidental con el conflicto catalán, pasando así de las resoluciones de la ONU que siguen viendo a España como el país sobre el que recae la obligación de impulsar el proyecto MINURSO -Misión Internacional de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental-.

Precisamente a la última resolución en este sentido es a la que se acoge Bruselas para dar respuesta a la crisis migratoria y las amenazas veladas lanzadas desde el reino alauí: "Nuestra posición sobre el Sáhara Occidental es bastante firme. Permanecerá sin cambios, no cambiaremos nuestra posición con respecto al Sáhara Occidental y su estatus. También tenemos un acuerdo de colaboración con Marruecos. Es un acuerdo estratégico. Estamos en contacto con la parte marroquí sobre varios temas importantes que forman parte de la asociación estratégica, pero también abordamos los temas difíciles. Nuestra posición sobre el Sáhara Occidental es que la UE pide un rápido debate para encontrar una solución duradera y justa, así como mutuamente aceptable de acuerdo con la resolución 2548 de la ONU, que se adoptó el 30 de octubre de 2020", ha expresado la Comisión Europea, derivando así su respuesta a un dictamen del Consejo de Seguridad que es meridiano en su defensa de “la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental en el marco de disposiciones conformes a los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas”.

Más cautos desde España

Sin hacer mención expresa de la libre autodeterminación del Sáhara Occidental, e insistiendo en la necesidad de seguir siendo socios estratégicos, desde el Gobierno de España se han limitado a pedir a sus homólogos en Marruecos que frene la escalada de tensión y se llegue a un acuerdo dialogado que no “desafíe la frontera” por “discrepancias en política exterior”. "Es imprescindible que volvamos a retomar la normalidad entre los dos países, que fue alterada con motivo de un asalto en toda regla que se produjo en nuestra frontera con la llegada 10.000 personas", ha reiterado frente a las preguntas de la prensa la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero.

Más tajante en su análisis, discordante incluso con el de Bruselas, es Pablo Casado. El líder de la oposición ha explicado que su partido llevaba avisando “un año” de la escalada de tensión con el país vecino y ha recordado que Pedro Sánchez rompió con la tradición de visitar Rabat en su primer viaje internacional. "No solo está en riesgo la política migratoria", ha sentenciado, recordando que el reino alauí es un socio preferente en la cooperación contra el terrorismo yihadista, el narcotráfico o la política del sector pesquero o agrícola.

El Polisario contesta a Marruecos con Ghali rumbo a Argelia

Con Brahim Ghali ya pensando en cuándo volver a Argelia después de una larga estancia en un hospital de Logroño por complicaciones por la COVID-19, el frente Polisario también ha querido sumarse al cruce de comunicados entre las partes señalando que Marruecos, aupado por Estados Unidos -quien sí reconoce al Sáhara como marroquí-, está llevando a cabo una política exterior “agresiva” y “amenazante”, como se ha podido ver en lo sucedido con España.

El ministro de Exteriores de la RASD (República Árabe Saharaui Democrática), gobernada por el Polisario, ha señalado que "Marruecos utiliza su sórdida propaganda dirigida a lanzar todo tipo de acusaciones contra la legítima lucha del pueblo saharaui”. "Ya es hora de que Marruecos ponga fin a su ocupación ilegal y agresión salvaje contra el pueblo saharaui", ha sentenciado el dirigente.