Brasil vuelve a contener el aliento. Y lo vuelve a hacer porque el expresidente del país carioca, Jair Bolsonaro, el mismo que alentó a sus seguidores a intentar tomar el poder a la fuerza tras la victoria de Lula en las elecciones, ha asegurado que plantea volver a Brasil para acabar con su “misión”.

“No es fácil ser político, especialmente cuando quieren honrar tu palabra y ayudar a la gente. En este momento, doy gracias a Dios por mi segunda vida y también por la misión de ser presidente de Brasil por un periodo, pero en el fondo siento que esta misión no ha terminado”, ha subrayado el expresidente brasileño (2019 – 2023) este sábado desde Washington DC durante su intervención en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC). Un acto, uno de los mayores cónclaves para la derecha y la extrema derecha americana, al que Bolsonaro acudió invitado por el expresidente de EEUU Donald Trump, quien también intervino.

“En esta tierra de libertades, progreso y orden me siento como en Brasil. Es muy reconfortante ser recibido así en Brasil y en cualquier parte del mundo. Soy el expresidente más amado de Brasil”, ha añadido Bolsonaro en los poco más de 20 minutos que estuvo sobre el escenario –su intervención fue una de las más esperadas-.

“Voy a volver en breve a Brasil para intentar volver a la normalidad, hacer política y estar más cerca de mi familia”, ha insistido Bolsonaro después en declaraciones a los medios de comunicación, destacando también su gran "amistad" con el propio Trump.

Un Bolsonaro que durante su discurso en la CPAC volvió a hacer gala de su negacionismo, el mismo que costó la vida a miles de brasileños durante la pandemia del coronavirus. “Siguen diciendo: 'Ciencia, ciencia, ciencia'. Lo que digo es, 'libertad, libertad, libertad'. Debemos estar siempre preocupados por nuestras libertades”. Además, el dirigente ultra también ha seguido alentado el fantasma de un pucherazo electoral, al afirmar que su candidatura tenía “mucho más apoyo” cuando se presentó a la reelección que cuando se presentó por primera vez, y que no entiende “por qué lo números reflejan lo contrario”.

Bolsonaro, en EEUU desde finales de diciembre e investigado por su papel en el intento de golpe de Estado

Bolsonaro lleva en EE.UU desde el 30 de diciembre y está pendiente de un cambio de visado solicitado por su abogado en enero para permanecer seis meses más en este país, al que llegó dos días antes de terminar su mandato.

Este tiempo ha estado instalado a Florida, de donde partió el viernes a la capital estadounidense para participar en la CPAC, como telonero del expresidente estadounidense Donald Trump (2017-2021). Fue también en Florida donde tuvo que ser hospitalizado a comienzos de enero por fuertes dolores intestinales.

Bolsonaro se encontraba en EEUU cuando miles de sus seguidores invadieron y vandalizaron el 8 de enero las sedes del Parlamento, la Presidencia y la Corte Suprema, por lo que ha sido incluido en la lista de investigados del Supremo por supuesta incitación. Un papel en el intento de golpe de Estado sobre el que el expresidente carioca no quiso explayarse durante su intervención en la CPAC.

Balones fuera ante la polémica por haber intentado introducir ilegalmente en Brasil joyas regaladas por los saudíes

Por otra parte, preguntado por la polémica sobre las joyas regaladas por Arabia Saudí (valoradas en 3,2 millones de dólares, según el diario O Estado de Sao Paulo) que supuestamente Bolsonaro intentó introducir ilegalmente en Brasil, el expresidente ha lanzado balones fuera y ha denunciado que le quieren comparar con su sucesor en el cargo, Luiz Inácio Lula da Silva, a quien ha tachado de "bandido".

"Me acusan por un regalo que yo no recibí, ni la primera dama. Hasta el valor fue una sorpresa para mí", ha lamentado el exmandatario, quien ha indicado que está siendo "crucificado" por este asunto. 

"Leí en los periódicos artículos diciendo que intenté llevar las joyas de forma ilegal a Brasil y eso es mentira. La prensa además habla de una cosa absurda, que yo tendría que pagar el 50 %. Tendría que pagar 8 millones de reales (1.538.461 dólares). ¿De dónde voy a sacar yo ese dinero, por Dios santo? Soy una persona que no tengo bienes como para asumir eso", sentenció.

Por último, cuestionado sobre la ola de gobiernos de izquierda que se están dando en Latinoamérica, Bolsonaro aseguró que este viraje “no tiene nada de bueno”: “Mire usted a Venezuela, el país más rico del mundo en petróleo, hundido en una pobreza equivalente a la de Haití”.