La sangre de los inocentes riega la tierra de Gaza, donde el horror y la muerte, una constante en la región desde hace varias décadas, llevan varias semanas que están tocando cotas desconocidas y terribles. El pueblo palestino resiste como puede al implacable bombardeo de Israel, que no respeta ni a niños, ni a mujeres, ni a ancianos. Mientras tanto, el mundo mira con impotencia y rabia este drama humano que parece no tener fin. Pero hay una región que ha decidido no quedarse de brazos cruzados y actuar en favor de la paz y la justicia. Se trata de América Latina, que ha tomado medidas diplomáticas para condenar la ofensiva israelí y exigir el cese de la violencia.

Uno de los gestos más contundentes ha sido el de Bolivia, que anunció este martes 31 de octubre la ruptura de sus relaciones diplomáticas con Israel, en repudio a la "agresiva y desproporcionada ofensiva militar" que ha causado cerca de 9.000 muertos, en su mayoría mujeres y niños, y más de 17.000 heridos en Gaza. Bolivia e Israel habían restablecido vínculos diplomáticos durante el gobierno interino de Jeanine Añez en 2020, luego de permanecer distanciados durante más de una década debido precisamente a un conflicto previo en Gaza.

Otro país que ha mostrado su rechazo a la actuación de Israel ha sido Colombia, cuyo presidente Gustavo Petro decidió llamar a consultas a su embajadora en Tel Aviv. "Si Israel no detiene la masacre del pueblo palestino no podemos estar allá", escribió Petro en su cuenta de X (antes Twitter). El mandatario colombiano, que se ha erigido como uno de los líderes internacionales con una postura más clara respecto al conflicto, también se reunió con los embajadores de Palestina e Israel en Bogotá y anunció el envío de ayuda humanitaria a Gaza.

En la misma línea se pronunció Chile, que también llamó a consultas a su embajador en Israel debido a las "inaceptables violaciones al Derecho Internacional Humanitario" cometidas por el Estado judío en el enclave palestino. El presidente chileno, Gabriel Boric, expresó su preocupación por las operaciones militares que "comportan un castigo colectivo a la población civil palestina" y abogó por una solución pacífica y negociada al conflicto.

El contraste con la ambiüedad de Europa

Estas decisiones diplomáticas reflejan una postura crítica y comprometida con la causa palestina que contrasta con la ambigüedad y la debilidad que ha mostrado Europa ante la guerra. La Unión Europea (UE) se ha limitado a hacer llamamientos genéricos (y por tanto, vacíos) al cese del fuego y a lamentar las víctimas civiles, sin adoptar ninguna medida concreta ni sancionar a Israel por sus violaciones del derecho internacional. La UE está presa de sus enormes contradicciones internas, ya que algunos países como Alemania o Francia son aliados incondicionales de Israel -han llegado incluso a prohibir manifestaciones a favor de Palestina-, mientras que otros como España o Suecia abogan por el reconocimiento del Estado palestino.

La reacción de Latinoamérica llega en un momento en el que la región está viviendo una corriente de gobiernos progresistas que han cambiado el paradigma político y social del continente. Desde finales del siglo pasado y principios de este, varios países (Colombia, Chile, Uruguay, Brasil, Bolivia, Venezuela...) han elegido a líderes que han impulsado reformas sociales, económicas y constitucionales para combatir la pobreza, la desigualdad y el neoliberalismo. 

Estos gobiernos progresistas han tenido una actitud solidaria y fraterna con Palestina, reconociendo su derecho a existir como Estado soberano y denunciando las agresiones e injusticias que sufre por parte de Israel. Algunos dirigentes como Lula da Silva han sido muy críticos con la guerra actual y han calificado la ofensiva israelí como un "genocidio" que no se puede tolerar. Lula ha pedido a la comunidad internacional que intervenga para poner fin al conflicto y garantizar una paz duradera basada en el respeto mutuo. "Estamos presenciando, por primera vez, una guerra en la que la mayoría de los muertos son niños. Nadie asume la responsabilidad y ni siquiera pudimos presentar una carta de la ONU convincente para el alto al fuego. ¡Detenerse! ¡Por el amor de Dios, detenerse!", escribió el mandatario brasileño en sus redes sociales.

Latinoamérica se ha convertido así en un referente de dignidad y solidaridad con el pueblo palestino, que sufre una de las peores crisis humanitarias de su historia. Frente al silencio cómplice de Europa y Estados Unidos, que siguen apoyando a Israel pese a sus crímenes de guerra, los países latinoamericanos han alzado su voz para exigir justicia y libertad para Palestina.