La palabra mate, muy usada en Australia con el significado de amigo -o tío, en español- no tiene más que cuatro letras y, sin embargo, lleva consigo una tradición antiquísima enraizada en culturas anglogermánicas que datan del año 1300. 

Culturas y formas de vida que, como principio básico, compartían comida en la misma mesa. Pero, dando un gran salto, en épocas más recientes, el significado de “mate” obtuvo gran relevancia con la llegada de los primeros convictos a Australia, en el año 1826. Una época en la que el Imperio Británico, bajo el mando del rey Jorge IV, ordenó los primeros asentamientos en este país oceánico, que se originaron con el uso de Australia como una colonia carcelaria.

Pero, según las fuentes del grupo periodístico Nine Entertainment, con el transcurso de los tiempos, la noción de “mate”, fue tomando cuerpo a través de las dos guerras mundiales y, sin pausa, hasta las últimas dos décadas del siglo 21.

El significado de “mate” encarna sentimientos de amistad, aunque, en realidad, tiene mayor anclaje el concepto de compañerismo. Sin embargo, en la otra cara de la moneda, es decir, en términos negativos, podría dar la sensación de engaño o falta de sinceridad.

Mate como traición

A lo largo de este siglo y el anterior, según informaciones del matutino Sydney Morning Herald, se han escrito ensayos, artículos, columnas en periódicos e incluso dos libros, pero en muchos casos sin encontrar claves o acertar sobre su verdadero significado. Por ejemplo, echando la vista atrás, en la vida política australiana se dio un caso curioso, cuando en 1983, en la conferencia nacional del partido laborista, Bill Hayden fue reemplazado de su liderazgo por Bob Hawke. Ese día, uno de los que conspiraron contra Hayden se acercó a él y le dijo "Oh, mate, mate". Días después, en conversación con algunos de sus partidarios, Heyden les dijo: "Cuando te llamen “mate” en el partido laborista de Nueva Gales del Sur, van a por ti y, en realidad, es lo mismo que si un miembro de la Mafia te diera el beso de la muerte". 

Otro caso novedoso tuvo lugar con el primer ministro John Howard, quien gobernó la coalición conservadora entre 1996 y 2007, y estuvo a punto de incluir el término “mate” en el preámbulo de la Constitución. A la postre, el jefe del Ejecutivo desistió de hacerlo a causa del gran alboroto que se armó, tras las polémicas suscitadas por activistas y grupos de presión que mostraron su disgusto, diciendo que no era de rigor incluir una expresión informal a la Carta Magna.

La doctora Johannan Rendle-Short, investigadora honoraria en lingüística en la Universidad nacional australiana,  comentó sobre un sondeo estadístico de hace diez años que las mujeres de 18 a 29 años de edad utilizaban el término “mate”, en comparación de las mujeres que sobrepasaban la edad de 50 años.

Cuando mate era machista

Además, en un ensayo publicado por la doctora en el Australian Journal of Linguisticsdestacaba que el hombre, en lugar de expresarse de forma neutral, como signo de igualdad con las féminas jóvenes, en años más recientes “mate” ha ido cambiando en el sentido de ser amistoso e incluso amigable.

Y en verdad que está cambiando, según Maureen Fitzgerald, una dama de edad madura residente en Melbourne y que, en conversación con el ElPlural.com dio a entender que, hace muchos años, el llamado mateship tenía una connotación distinta y esencialmente machista. Ahora, sin embargo, no es ni por asomo lo que era antes.

En este contexto, Nick Dyrenfurth, autor del libro A Very Australian History, subraya que, en el año 1826, salió a la luz el primer periódico australiano The Sydney Gazette and New South Wales Advertiser. Y en uno de sus artículos destaca una forma muy peculiar de distinguir o interpretar “mate”, como una expresión a la que recurrir para saludar a personas desconocidas. Saludándose, pues, mutuamente, Dyrenfuth, interpreta que podría ser una espada de doble filo, teniendo en cuenta la escala social de aquella época. Una época en la que la gente de un mayor status podría usarlo de una manera arrogante para hacer sentir inferior al interlocutor.