“Nadie entiende que un español que tenga un abuelo o una abuela en Santander no pueda ir a verlo, pero alguien en Düsseldorf pueda venir a Mallorca. Y claro usted me dice es verdad, alguien en Düsseldorf puede venir con una PCR negativa, pero un español no puede ir a ver a su abuelo en Salamanca con una PCR negativa. Esto es una situación absolutamente incomprensible […] Si lo que vale para los españoles no vale para los turistas no somos un país, somos un resort de vacaciones”. De esta forma se expresaba este martes Íñigo Errejón. Un lamento del líder de Más País que resume el sentir de la inmensa mayoría de españoles, que durante estas semanas se han cansado de ver imágenes de alemanes o franceses llegando al aeropuerto de Barajas, mientras ellos no pueden salir de sus respectivas CCAA.

Una situación que la ministra de Turismo, Reyes Maroto, intentaba justificar señalando que “la movilidad internacional es muy baja” y que por ello no supone un “elemento de riesgo”. “Los datos que podéis ver de vuelos diarios, apenas se ha recuperado un 10% de la movilidad. El mes pasado únicamente vinieron 400.000 viajeros internacionales. En un mes normal podemos estar hablando de 4, 5 e incluso 6 millones. Además, son personas que vienen con PCR negativa”, explicaba en ‘Liarla Pardo’.

Unos elementos de seguridad que la titular de la cartera de Turismo destacaba que no se podían garantizar en nuestro país: “No se puede parar a todo el mundo y acreditar que tiene una PCR negativa”.

“Cualquier ciudadano español puede ir a cualquier ciudad europea sin ninguna restricción. Y al revés pasa exactamente igual, cualquier ciudadano de la zona Schengen puede desplazarse hasta España y tendrá que cumplir con las restricciones de aquí”, defendía por su parte este lunes la ministra de Sanidad, Carolina Darias, ante las comentadas imágenes de las llegadas de turistas extranjeros a España durante el puente de San José.

Una situación anómala que tampoco entiendan en nuestros países vecinos

Sin embargo, pese a este malestar general de la población, lo cierto es que esta situación tan anómala no solo ocurre en España. De hecho, este mismo debate sobre la movilidad se viene produciendo desde hace varias semanas en países vecinos como Italia, Francia o Alemania.

Al igual que ocurre en nuestro país, la inmensa mayoría de ciudadanos alemanes, franceses o italianos no pueden moverse libremente (salvo por trabajo o causa justificada) dentro de las fronteras de sus respectivos países, aun presentando una PCR negativa, pero sí que pueden viajar al extranjero. Una incomprensión que ya está derivando en manifestaciones y protestas en contra de las medidas sanitarias aplicadas.

En concreto, en el caso de Alemania, este martes la canciller Angela Merkel anunciaba la drástica medida de prolongar la prohibición de los viajes entre los 16 landers o estados federales del país –vigente desde el 6 de enero de 2021- hasta mínimo el próximo 18 de abril. Una medida que salía adelante, al igual que en España, pese a las críticas de los presidentes de estos territorios.

En una situación similar se encuentra Italia, donde 40 de los 60 millones de personas que residen en el país se encuentran en un confinamiento que se prolongará hasta por lo menos después de Pascua. Esta población, en la que se encuentran los ciudadanos de Milán, Roma, Turín o Nápoles, no puede salir de sus municipios, y en algunos casos (en las llamadas zonas rojas, es decir, aquellas que tienen una incidencia semanal de más de 250 casos por cada 100.000 habitantes) solamente les está permitido salir de sus domicilios para ir al trabajo o al supermercado.

Más blandas son las medidas en Francia, donde los cierres perimetrales solamente afectan a los 16 departamentos más afectados actualmente por el coronavirus (la región de Paris, el extremo norte del país y la zona de Niza), en los que residen alrededor de 21 millones de personas.

La Comisión Europea pide "coherencia"

La situación es tan anómala, que este lunes la Comisión Europea, en boca de su portavoz comunitario de Justicia, Christian Wigand, exigió a sus Estados miembros “coherencia en las restricciones a los viajes”, ante la oleada de reproches.

“Visto que el riesgo de transmisión es similar para los viajes domésticos y transfronterizos, los Estados miembros deben asegurar una coherencia entre las medidas aplicadas a los dos tipos de viajes”, reclamó Wigand, destacando que Comisión Europea recomienda tener en cuenta “la situación regional más que la nacional”.