En varias décadas no se recuerda un discurso tan brutal en el contenido -no en las formas- desde la tribuna del congreso. Pablo Iglesias se estrenaba hoy como diputado, pero no solo se estrenaba él, se estrenaba un nuevo partido político, Podemos, al igual que su replicante por la derecha, Ciudadanos. Su inicio dejó las cosas claras, unos minutos para el PP al que recordó sus orígenes franquistas y que todavía cuenta con representantes de aquella época, elogios a Albert Rivera -"es usted el verdadero ganador de esta sesión"- unidas a una feroz diatriba contra su partido al que definió como "la naranja mecánica" cuyo único cometido es representar a la oligarquía empresarial. A Sánchez y al Partido Socialista un ataque brutal, por todos los flancos, con palabras como traición, claudicación y engaño.

Ataque sin precedentes a los socialistas
El tono de voz suave empleado por el líder de Podemos no puedo suavizar lo más mínimo los durísimos ataques al partido Socialista. Desde el principio y sin piedad. Después de afirmar que tenía un gran respeto por las siglas de ese partido, "son las siglas del partido de mi abuelo" añadió que son "las siglas de un partido que antes llevaba a la cárcel y al pelotón de fusilamiento y ahora lleva a los consejos de administración de las empresas". Un directo al hígado que dejó a la bancada socialista más que perpleja y sin preparar para lo que quedaba por venir: "su partido fue el partido del cambio" pero también el "del tráfico de influencias", el pelotazo y "y de las manos manchadas de cal viva", en clara referencia a los GAL de la etapa de Felipe González.

Frente al "Abrazo" la claudicación de "las lanzas" de Velázquez

El ataque a Pedro Sánchez fue de una dureza inusitada en su primera intervención y en su última réplica enervó de verdad a los diputados socialistas con el ataque feroz a Felipe González. Con la acusación de que "está usted siguiendo las consignas de Felipe González, cuídese de él porque tiene el pasado manchado de cal viva", se montó la bronca de la mañana, hasta el punto de que se interrumpió el debate.
Iglesias utilizó la alegoría de los cuadros, al recordar que el líder socialista y Albert Rivera rubricaron su pacto bajo la imagen del cuadro “El Abrazo", considerado el símbolo de la reconciliación que marcó la transición, cuando debería haberlo firmado bajo "Las Lanzas" de Velázquez, porque representa "una claudicación".

Encaja al PSOE en la 'gran coalición'
La línea argumental de fondo de Iglesias contra la investidura de Pedro Sánchez es que el pacto alcanzado con Ciudadanos es la primera entrega de la gran coalición, porque en su opinión lo que viene a partir del próximo viernes es "la segunda parte" del "plan" tejido "entre las oligarquías, del IBEX y de algunas viejas glorias de su partido (en referencia a Felipe González)" para que haya un gobierno entre PSOE, Ciudadanos y PP, en definitiva la "gran coalición".

"Yo no traiciono a mi gente"
Cada frase para combatir el pacto entre el PSOE y "la naranja mecánica" fue un disparo a bocajarro: "la próxima vez mande a un socialista a hablar de economía", "un pacto a medida de las oligarquías". Y más: "De seguir cediendo a las presiones naranjas, no sería de extrañar que un día su partido entregue la S y la O de sus siglas"; o "su capitulación frente a la naranja mecánica es sonrojaste".
Tras asegurar que el pacto firmado entre socialistas y Ciudadanos olvida los recortes, los desahucios y la corrupción, aseveró "yo no traiciono a mi gente".

"En el engaño nada florece"
La parte final del discurso de Pablo Iglesias pilotó sobre una frase: "en el engaño nada florece, en la verdad todo es posible". Con ella enviaba un doble mensaje o -más bien- una doble acusación, Sánchez engañó a Podemos con unas negociaciones mientras firmaba con Ciudadanos y ha engañado a los españoles. Exigió a líder socialista que les tratara de "igual a igual" porque se ha acabado el tiempo del bipartidismo. "No vuelva a tratar de engañarnos", le advirtió después de aconsejarle con un "cuídese de la naranja mecánica".

Recuerda al fundador del PSOE
Para rematar el ataque demoledor contra los socialistas concluyó con una frase del fundador del PSOE, Pablo Iglesias, de 1905: "Merecer el odio de los que envenenan al pueblo, de los que roban, será para nosotros una honra". Repitió el lema de que en el engaño nada florece y en la verdad todo es posible para terminar con el puño el alto tras exclamar: "Libertad, justicia, democracia".