La nuevas medidas de ahorro energético aprobadas por el Consejo de Ministros que incluyen el apagado de las fachadas de los edificios públicos para ahorrar energía no han sido del agrado de Isabel Díaz Ayuso. La presidenta de la Comunidad de Madrid avisaba vía Twitter a los pocos minutos que Madrid "no se apagaba" y que no iban a cumplir las medidas aprobadas por Real Decreto y que son de obligado acatamiento.

La respuesta del Gobierno a la enésima pataleta de Ayuso se materializaba en la mañana del martes cuando Pedro Sánchez criticaba un "comportamiento egoísta, insolidario y unilateral" por parte de la popular al rechazar aplicar el plan de ahorro energético. Sin embargo, lo cierto es que en muchos países del entorno estas medidas ya se aplican y van en la tónica de lo planteado desde Europa. Francia es uno de ellos.

Escaparates sin luz, menos calefacción y lavavajillas en modo económico son algunas de las medidas que el Gobierno francés ya ha puesto en marcha para bajar la factura energética del país hasta en un 10 % con vigencia hasta 2024.

Paralelamente a la labor de concienciación ciudadana, el Gobierno galo apuesta en su plan con imponer un régimen sancionador a las superficies comerciales que incumplan las nuevas normas de austeridad energética.

"Basta dar una vuelta por el centro de París y comprobar cómo los comercios son laxos respecto a las normas de economía de energía", indica el Ministerio de Transición Ecológica francés.

Feijóo aprobaba hace una semana la propuesta del Gobierno

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, defendía este jueves que es "imprescindible" que España impulse un plan de ahorro energético "responsable y serio" para bajar el "consumo innecesario" y que esté pactado con los ayuntamientos para reducir, por ejemplo, el alumbrado nocturno.

"Me parece bien los planes que señalan límites al consumo de aire acondicionado en verano, a la calefacción en invierno. Debemos bajar el consumo innecesario y pactar con los ayuntamientos un ahorro en alumbrado nocturno en los municipios con el objetivo de estar preparados ante eventualidades cortes o disminuciones de energía", decía como consecuencia de la guerra de Ucrania.

Así lo trasladaba a colación de la recomendación de la Comisión Europea de reducir en un 15% el consumo de gas y de la negativa del Gobierno a apoyarla expuesta por la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.