Toni Cantó aprovechó la vorágine informativa durante el ocaso de la tarde del jueves para anunciar su dimisión como director de la Oficina del Español, el chiringuito que le dispuso la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, como pago por sus fieles servicios. El momento escogido por el artista no es baladí. Todos los focos los acaparaba el fallecimiento de la reina Isabel II. Como si, consciente de la polémica que generaría, quisiera esconderlo. Para evitar -parte- de las críticas en redes sociales, el ex de UPyD, Ciudadanos y ahora Partido Popular ha capado las respuestas a su tuit.

Únicamente pueden responder aquellos a los que Cantó siguiera o a los que hubiera mencionado. Nadie más. Una forma muy poco sutil de aplacar la crítica y cosechas, únicamente, corazones, como el que le escribió Macarena Olona.

Como era de esperar, no pudo sortear el aluvión de tuits censurando sus saltos en política. Algunos más afilados, otros recurrieron al humor. Es el caso de Dani Rovira, a quien le bastaron 10 palabras para dictar sentencia: “Toni Cantó se tomó en serio lo de 7 vidas”.

Cantó anunció en su perfil oficial que “he comunicado a la presidenta Isabel Díaz Ayuso mi intención de iniciar en breve un nuevo proyecto profesional”. “Quiero agradecerle a ella y a todo su equipo haberme permitido formar parte de su gobierno. Ha sido una experiencia inolvidable que recordaré con orgullo", indicó.

A lo largo del año y tres meses que lleva al frente de la Oficina del Español, Toni Cantó ha acumulado numerosas polémicas por la dudosa utilidad del departamento que dirige y que ha sido calificado de "chiringuito" en numerosas ocasiones, a izquierda y derecha.

Su último viaje político, de momento, fue de la mano del PP de Ayuso. Tras dejar Ciudadanos fue impuesto por la antigua dirección del PP de Pablo Casado en las listas de las elecciones del 4 de mayo de 2021 en la Comunidad de Madrid. Finalmente, el Juzgado de los Contenciosos-Administrativos número 5 lo dejó fuera de la Asamblea de Madrid al no estar empadronado y fue rescatado un mes más tarde por Ayuso para que se pusiera a dirigir la nueva Oficina del Español. Un departamento, dependiente de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte encabezada por Marta Rivera de la Cruz, que más de un año después tiene una actividad casi nula y que tiene como objetivo impulsar el español y hacer de Madrid la capital del idioma en Europa y por el que percibe más de 75.000 euros al año.