No es ninguna sorpresa, pero es lamentable. No hay atisbos de acuerdo en el destino que se dará en España a la colosal ayuda económica europea. Mientras el número de parados aumenta sin cesar y las alarmantes cifras de hogares españoles en los que no entra ni un solo euro, los 140.000 millones que recibirá España del Fondo de Reconstrucción europeo para hacer frente a la crisis son mirados de soslayo por las formaciones políticas de derechas y los partidos soberanistas. Una sesión desanimante la de este miércoles en el Congreso. La envidia debe ser una mala consejera.

Aferrado a la negación constante, el presidente del PP pasó de largo de los millones conseguidos y ninguneó el papel de España en los acuerdos europeos, otorgando el protagonismo a Merkel y a sus colegas populares como autores del buen resultado obtenido.

Obviando las críticas y los cantos de sirena de la derecha recalcitrante, el presidente del Gobierno anunció una legislatura larga y fructífera y llamó de nuevo a la unidad entre partidos en España al igual que se había logrado en Europa. Se refirió a Cataluña en el mismo sentido, aunque allí la situación tiene otros ingredientes añadidos. Para Sánchez, se trata de entenderse, ante todo, haciendo frente a los discursos excluyentes.

La sutil tela de araña en la que se encuentran prendidos PP y VOX se desgarró el miércoles en el Congreso con el anuncio del líder de Vox, Santiago Abascal, de presentar en septiembre una moción de censura contra el Gobierno, perturbando la buena sintonía mantenida hasta ahora con los herederos de José María Aznar. Algún golpe de efecto tenía que dar VOX, en una situación en que las cosas pintaban bien para el Ejecutivo y para España.

Para evitar nuevos riesgos, Casado rechazó la oferta, afirmando que solo serviría para reforzar al PSOE. La portavoz socialista, Adriana Lastra, se lo explicó muy clarito al líder del PP: “No sé si se ha dado cuenta dado cuenta del todo, pero acaban de anunciar una moción de censura contra usted”. Por su parte, Abascal, remató la faena asegurando que su intención no era esa y hurgó más en la herida manifestando su afecto y respeto por Casado. Por si fuera poco, se ofreció para, durante este mes de agosto, articular una mayoría que respalde la propuesta.

Pedro Sánchez tiró de ironía al contestar al representante de VOX: “¿Qué pasa, señor Abascal? ¿Para qué esperar hasta septiembre? ¿Es que se va de vacaciones?​”. El presidente pidió a Pablo Casado que se expresara sobre tal cuestión y lamentó que la derecha española no se comporte con la madurez de sus correligionarios europeos. En Conclusión, señor Casado, con amigos como los de Vox no necesita enemigos.