Vox ha regresado a Vistalegre con su evento Europa Viva 25, su ya tradicional cita en un fin de semana plagado de discursos, escenografía y alianzas internacionales que tienen la intención de hacer que la formación de Abascal se erija como una figura de peso dentro del bloque ultraderechista europeo y mundial. No se trata solo de un acto interno, sino que la dirección de Vox lo concibe como escaparate internacional para exportar sus ideas con una puesta en escena que combina feria popular y gran mitin. No obstante, parece que el carácter que está primando es el primero, al menos en la jornada del sábado, dada la cantidad de puestos de merchandising que hay en el evento con productos con banderas de España, críticas a Pedro Sánchez y otros objetos con lemas y mensajes de corte conservador. Además, a pesar del patriotismo que destilan todos los enseres a la venta, llama la atención que si nos acercamos a los mismos, el "Made in China" preside sus cuerpos.
Entre las banderas de España con diferentes símbolos de otros tiempos, pulseras, tazas con la bandera de Estados Unidos y libros de extrema derecha, la realidad es que buena parte de los productos son de la fabricación china que los propios ultraderechistas detestan. Además, el carácter comercial queda inculcado desde que se entra al evento, ya que lo único que reparten gratis al entrar son gorras. En cuanto a la gastronomía, nada muy patrio: bocatas y hot dogs tamaño XXL, con unos veinte puestos aproximadamente.


Al hilo del tema del merchandising, cabe recordar que Vox ya se enfrentó a fuertes polémicas por sus clásicas pulseras con la bandera de España. La Fiscalía Anticorrupción ya estudió si el partido pudo haber obtenido fondos irregularmente desde estos puestos de merchandising, computando como ingresos por vender productos promocionales lo que serían donaciones. Lejos de rectificar, los ultraderechistas hicieron aún más campaña: "Ven a recoger tu pulsera prohibida", llamaban a su electorado.
Regresando al Viva 25, el lema elegido para esta edición, “Por una Europa nueva y decente”, concentra la narrativa con la que el partido pretende diferenciarse del resto de formaciones. Vox busca presentarse como la voz que se alza contra lo que denomina decadencia institucional, corrupción moral y pérdida de soberanía. De ahí que el evento no se proyecte solo una cita lúdica o partidista, sino un ritual de identidad, una ocasión para marcar perfil y reforzar el discurso de confrontación frente al Gobierno y las instituciones europeas.
Dos jornadas diferentes
El Viva 25 se divide en dos partes claramente diferenciadas. El sábado está diseñado con un tono festivo: casetas provinciales, gastronomía, venta de productos y actividades familiares. Una especie de feria verde que busca cohesionar a los militantes y transmitir la idea de comunidad política como prólogo amable antes de la cita de mayor calado: el domingo, cuando Vistalegre se convertirá en escenario político con discursos de Abascal, de dirigentes de la cúpula nacional y de representantes extranjeros, acompañados de vídeos, música y escenografía pensada para impactar en medios y redes sociales.
El formato revela una estrategia doble: por un lado, reforzar la militancia en el ámbito doméstico, ofreciendo una jornada festiva que permita movilizar a las bases; por otro, proyectar hacia el exterior la idea de que Vox es ya un actor central en el mapa europeo de la ultraderecha.