El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba (d); la vicesecretaria general, Elena Valenciano (2d); el secretario de Organización, Óscar López (2i), y el líder de los socialistas vascos, Patxi López (i), durante la reunión de la Ejecutiva Federal del PSOE celebrada hoy en la sede de Ferraz, en Madrid. EFE El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba (d); la vicesecretaria general, Elena Valenciano (2d); el secretario de Organización, Óscar López (2i), y el líder de los socialistas vascos, Patxi López (i), durante la reunión de la Ejecutiva Federal del PSOE celebrada hoy en la sede de Ferraz, en Madrid. EFE



Lo venían anunciando y dando por hecho en algún medio de comunicación desde hacía días, pero lo cierto es que las negociaciones internas en el PSOE se prolongaron hasta el último momento. Bajo la atenta mirada de los barones más poderosos del partido la cúpula socialista ha estado toda la semana debatiendo, delimitando un nuevo reparto de papeles que permitiera, si no cerrar definitivamente, al menos suturar la crisis interna abierta por lo sucedido en Ponferrada.

"Un error como el de Ponferrada no pasará nunca más"
Al final, Elena Valenciano ha aceptado asumir el control sobre la vida interna del partido, aunque como ha dejado claro en la rueda de prensa que ha seguido a la reunión de la Ejecutiva, Rubalcaba seguirá siendo el número uno y tomará “en equipo” las grandes decisiones. Y así el secretario general ha podido anunciar que aunque “lo peor del error de Ponferrada es que se trata de un error de principios”, algo parecido “no pasará nunca más”. O lo que es lo mismo, alguien de la cúpula tendrá el poder y la dedicación suficientes como para evitar que cualquier rivalidad interna, o cualquier disfunción de otro tipo, pueda llevar al PSOE a ‘minusvalorar’ o equivocarse en una decisión estratégica.

Para cuando se inició la Ejecutiva, a las 16.30 de la tarde del jueves, el acuerdo del ‘nuevo reparto de poderes’ ya estaba alcanzado y cerrado. Un acuerdo que satisfacía a la mayor parte de los barones socialistas, y que desde luego tenía el respaldo de las dos territoriales donde el PSOE mantiene el poder, Asturias y, sobre todo, Andalucía. En la rueda de prensa, Alfredo Pérez Rubalcaba ha explicado que “los dos (Valenciano y él) hacíamos de todo”, pero que tras examinar los papeles que jugamos cada uno “para ver cómo ser más eficaces”, han delimitado que la agenda del secretario general se centre a partir de ahora en "volcarme en el papel de líder de la oposición e incrementar mi agenda social y reforzar mi presencia internacional", mientras dejará más responsabilidad en el día a día del partido a Elena Valenciano que coordinará la Ejecutiva, el trabajo del grupo parlamentario y la dirección de comunicación.

Rubalcaba anuncia que seguirá ejerciendo como "el número uno del partido"
Fuentes socialistas a las que ELPLURAL.COM ha pedido mayor detalle sobre este reparto, lo han comparado con el papel que en un Gobierno juegan el Presidente y el vicepresidente. El primero con un mayor rol político externo, mientras el segundo controla más la vida y el funcionamiento del propio Gobierno. Eso sí, Rubalcaba, que ha dejado claro en varias ocasiones que él seguirá siendo el número uno del partido y Valenciano la dos: “No es que yo me olvide de la vida interna (del partido) y la deje en manos de Elena -ha concluido Rubalcaba-, las grandes decisiones las tendré que tomar yo, pero el día a día no tiene por qué llevarlo el secretario general”.

Estos cambios también afectan a los roles del actual secretario de organización, Óscar López, y de los portavoces socialistas en el Congreso, Soraya Rodríguez, y en el Senado, Marcelino Iglesias, cuyas tareas pasarán a ser coordinadas de una manera más cercana por la vicesecretaria general. “El secretario de organización –ha insistido Rubalcaba- tiene por delante la tarea de llevar a cabo la transformación de las estructuras orgánicas del PSOE”. Al equipo del Congreso que dirige Soraya Rodríguez se incorporarán la diputada valenciana Carmen Montón, portavoz de Igualdad, y el secretario general en La Rioja, César Luena, que tendrá como trabajo la coordinación territorial. También el veterano diputado vasco Ramón Jáuregui toma más peso en el partido, y ocupará un puesto en la Ejecutiva al menos hasta que se celebre la Conferencia Política, de cuya organización es una de las piezas clave.

"Voy a cumplir mi contrato"
Sobre su continuidad como líder socialista, Rubalcaba ha asegurado que “voy a cumplir mi contrato”. Lo que, ha explicado, significa que va cumplir sus cuatro años de mandato para “como he dicho muchas otras veces , cambiar el PSOE para que vuelva a ser el PSOE”. Sobre si le han puesto en duda durante la Ejecutiva, el secretario general ha ironizado: “lamento decepcionar a la parroquia, pero hoy no era el tema por más que alguno se empeñe”. Igualmente ha asegurado que mantendrá el calendario de trabajo que la dirección diseñó y el Comité Federal aprobó, y que pasa por centrar los esfuerzos de transformación del partido en la Conferencia Política de este otoño y poner las piedras para que tras las elecciones europeas de 2014 se puedan celebrar las primarias que determinen el liderazgo socialista cara a las elecciones de 2015.

Más allá de los cambios organizativos internos, Rubalcaba ha explicado en la rueda de prensa que la Ejecutiva socialista ha dedicado también tiempo a debatir sobre “cómo ser más eficaces en la tarea de oposición”; a analizar el acuerdo entre Ferraz y los socialistas gallegos, que permitirá elegir al nuevo candidato del PSdeG por votación de los militantes y a la actual relación entre el PSOE y su partido gemelo en Cataluña, el PSC.

La relación entre el PSOE y el PSC
En este sentido, que se ha llevado al parecer buena parte del tiempo de debate, Rubalcaba ha anunciado la existencia de una negociación abierta entre Ferraz y los socialistas catalanes. Un diálogo que se mueve sobre cuatro bases y que se ha concretado en un documento. Esas bases son  “la voluntad de continuar juntos para seguir fortaleciendo el proyecto socialista en el conjunto de España”; renovar el acuerdo marco de relación entre los dos partidos, conforme “a tres palabras que deben definir la nueva relación entre el PSOE y el PSC: simetría, reciprocidad y autonomía”; el impulso de una reforma del Estado autonómico que debe traer apareada una reforma constitucional “donde debemos y podemos encontrarnos no sólo los socialistas, sino el conjunto de la sociedad”, y, por último, canalizar las divergencias sobre el denominado derecho a decidir, y que, según Rubalcaba, “no son sino el reflejo de las visiones que existen sobre este tema en Cataluña y en España, con el PSC recogiendo lo que piensa la mayoría en Cataluña, y el PSOE lo que piensa la mayoría en España”.

El líder socialista no ha podido concretar cómo se podría reflejar ese deseo de simetría entre los dos partidos, ya que ha dicho que estas bases de entendimiento tienen que negociarse a partir de ahora, pero sí ha expresado su voluntad de que la plaza que dejó el dirigente del PSC Pepe Zaragoza al dimitir hace unos días de su puesto se mantenga vacante mientras siga la negociación entre los dos partidos.