Cuando Mariano Rajoy gobernaba y la voz cantante del Partido Popular en el Congreso la llevaba Rafael Hernando, el Twitter del portavoz se llenaba de manera espontánea de gatos. Un fenómeno viral que empezó allá por marzo Marina Lobo y que consistía en que, cada vez que el almeriense publicaba su propia foto junto a uno de sus tuits, los internautas respondían con una avalancha minina de todos los colores y pelajes.

Así respondían al supuesto egocentrismo de Hernando quien, tras cada rueda de prensa o intervención en la tribuna, trasladaba toda su intervención a Twitter y la aliñaba con imágenes suyas en todas las poses imaginables. Pero, además de las fotos, había otra característica en los mensajes de Hernando: estaban bien escritos.

Quizás entonces este detalle pasase desapercibido. A fin de cuentas, es lo mínimo que se espera de un portavoz, que se le entienda. Que se lo digan si no a su sustituta, Dolors Montserrat, quien la pasada semana protagonizó la intervención más deslavazada de la historia parlamentaria. Pero algo ha cambiado en el Twitter de Rafael Hernando y ahora sus tuits son parrafadas en las que mezcla churras con merinas, salpicadas con faltas de ortografía que antes no cometía. Al menos, ya no abruma al personal con sus retratos.

Pero que no cunda el pánico, porque no parece que Hernando haya sufrido algún tipo de accidente que le haya afectado al habla o la escritura. Más bien, la explicación hay que buscarla en la pérdida de rango. Hernando ya no es el portavoz del Grupo Parlamentario y eso le ha debido cortado el acceso a los asesores que antes manejarían su perfil en redes sociales.

Ante la pregunta de cuánto cobra un diputado, la respuesta hay que buscarla en el Régimen Económico y no es sencilla. El abanico va desde los 53.029,76 euros al año a los casi 200.000 euros de Ana Pastor, la presidenta del Congreso. Pero esto no incluye los intangibles: viajes pagados, taxis, iPad… y asistentes. En concreto, el Grupo Parlamentario Popular tiene 103 asistentes, con lo que cada diputado popular tiene derecho a 0,77 asesores y al parecer a Hernando ya no le tocan ni los decimales.

En un buen día con rueda de prensa, Rafael Hernando publicaba más de una decena de tuits con alguna frase resultona y bien escrita, con un emoticono llamativo para abrir el tuit y otro para cerrar y varias perspectivas fotográficas de su mejor perfil, en las que etiquetaba a varias personas.

Ahora, Hernando llena su timeline con retuits de otros dirigentes del PP y se limita a unos cuatro tuits al día. Eso sí, apura al máximo los 280 caracteres para mezclar tres o cuatro temas al mismo tiempo. Tanto es así, que recurre a abreviaciones como si estuviera escribiendo SMS en los años 90. Y, por supuesto, faltas de ortografía varias: ministra, presidente y meses en mayúscula, espacios y signos de puntuación donde no tocan, un “porqué” todo junto, tildes que desaparecen en Sánchez o que chocan en “sólo”.

Te podrá gustar más o menos pero, como Gabriel Rufián, a Hernando no se le puede negar un gran manejo de la ironía ni su agilidad mental. Pero eso no implica que sea capaz de trasladar esas cualidades a su Twitter sin ayuda externa. Son esas cosas casi imperceptibles que ha provocado el cambio de rostros en el PP tras la victoria de Pablo Casado. Como el hecho de que Fernando Martínez Maíllo haya cambiado sus declaraciones comedidas como todopoderoso coordinador general de Mariano Rajoy por ir al Congreso descamisado, sin afeitar y a tachar a Pablo Iglesias de “puto amo”. Que haya pasado de su look de notario de provincias a convertirse en tu tío en la cena de Nochevieja. Pero esa es otra historia…