Ciudadanos avanza hacia la cima de la refundación, a medida que se eleva el tono en la antesala de las primarias. Este miércoles, las bases liberales están llamadas a votar para elegir el modelo de partido que quieren para esta nueva etapa sembrada de dudas. Desde el minuto uno, se ha evidenciado una brecha que se ha ensanchado a medida que se aproximaba la cita con las urnas. Las dos principales candidaturas han avivado el clima de tensión hasta el punto de disparar el temor a posibles fracturas tras el paso de la militancia por las urnas. Desde la lista que encabeza el hasta ahora número dos de la formación, justifican el acalorado debate. “Tienen la piel muy fina. Primero democracia y luego unidad”, argumentan. La historia cambia en la facción oficialista, desde donde lamentan la estrategia de su “compañero”. Entre tanto, en el cuartel general naranja, transmiten a este periódico su preocupación ante las posibles rupturas subyacentes al proceso, aunque apuestan por “tejer” y remar codo con codo en pos de la “unidad”.

Las cartas ya están sobre la mesa y no hay vuelta atrás. Lo he hecho, hecho está. Tras este trío de clichés se esconde una campaña de primarias que ha adoptado tintes de guerra sucia. Ciudadanos se ha dividido en dos familias, a priori irreconciliables, que se verán las caras a partir de este miércoles y jueves en las elecciones de las que emanará el nuevo equipo directivo del partido.

La refundación, el objetivo común; el cómo acometerla, el germen de la disidencia. Nada que no pueda adaptarse a cualquier proceso de primarias ordinario. En el caso de los liberales, lo que llama la atención en ciertos estratos de la organización son las formas y las constantes acusaciones y descalificaciones entre las candidaturas.

Alerta de fractura

Algunos resortes liberales han optado por no echar más leña al fuego. “Que se resuelva y a seguir”, comentan voces altos cargos del partido. Nadie escapa, sin embargo, a la escalada de ataques personales en las últimas semanas, que se certificaron este pasado martes en el debate a tres entre Patricia Guasp, Edmundo Bal y Marcos Morales (de la Base del cambio, candidatura de la militancia). La campaña de las primarias ha adquirido paulatinamente un tinte guerracivilista que alimenta los temores a un nuevo cierre en falso, según han admitido dirigentes naranjas a ElPlural.com. “Nos jugamos mucho. Mayo no es un match ball, pero sí una pelota de set”, apuntan.

“A partir del 16, todos unidos. Primero democracia y luego la unidad. Nunca al revés”

Los miedos se focalizan, sobre todo en la Carrera de San Jerónimo. El proceso de refundación ha partido el Grupo Parlamentario de Ciudadanos. Seis de los nueve diputados -sin contar a Bal- se han puesto del lado del ex abogado del Estado, aislando a Inés Arrimadas y a su único apoyo en la Cámara Baja, Guillermo Díaz. Si bien es cierto que no creen que se produzca una rebelión, otras fuentes apuntan que será “ingobernable”, aunque la situación viene de lejos, a raíz del proceso de toma de decisiones y las “ausencias” de la portavoz.

Una campaña en el “barro”

Ambos equipos se señalan mutuamente como responsables de las hostilidades, aunque fuentes de la candidatura que comanda Edmundo Bal restan importancia al tono bronco del debate orgánico. Voces de la lista contestataria destacan a este periódico que quien se queja de los “ataques” y del “barro” en la refriega política “tienen la piel muy fina”. Enmarcan el discurso agrio en unas primarias en las que “está en juego el futuro del partido”. Un escenario que obliga, según justifican fuentes, a “hablar claro” a la militancia.

“Veo bastante normal y democrático estos tonos que se están viendo, que por otro lado es natural porque cada uno defiende su idea de partido”, comenta un miembro de la lista de Bal. No obstante, una vez concluya, ambas partes han de limar asperezas y cauterizar las heridas. “A partir del 16, todos unidos. Primero democracia y luego la unidad. Nunca al revés”, resuelven.

Francisco Igea conoce bien esta suerte de afrentas. El procurador de Ciudadanos en las Cortes de Castilla y León, que respalda a Bal en su pugna contra el oficialismo, encorseta el acalorado debate al fragor de la batalla por el poder orgánico. “Son unas primarias”, asegura en declaraciones a ElPlural.com. El ex vicepresidente de la Junta recuerda con ironía sus andanzas como candidato contestatario y admite que no le preocupa lo más mínimo que se eleve el tono en un proceso estatutario como este. En cambio, sí le genera cierto desasosiego que “seamos capaces de trabajar juntos” cuando ya haya vencedores y vencidos.

"Bal ha planteado la campaña como un ‘quítate tú para ponerme yo’. Es el vicepresidente que quiere ser presidente"

El oficialismo rechaza esa sensación de comfort en el fango político. Fuentes de Renace tu partido, candidatura que encabeza Adrián Vázquez junto a Patricia Guasp y que cierra Inés Arrimadas, exhiben su sorpresa ante la actitud de un “compañero” como Edmundo Bal. En este sentido, argumentan que su posicionamiento se ha centrado en sosegar el debate orgánico y librarlo de las impurezas adscritas a una campaña destructiva.

“Desde el minuto uno hemos intentando presentar un proyecto, con perfiles nuevos y un discurso en positivo”, comentan voces autorizadas de la lista respaldada por el aparato del partido. En frente, sin embargo, se han topado con “ataques personales” permanentes y “barro”. “Nos han llamado peleles, títeres, testaferros… No queríamos transmitir eso, pero hemos tenido que contestar con la verdad”, prosiguen.

Voces autorizadas de la candidatura de Vázquez cuestionan la belicosa estrategia de Bal, que creen que se sustenta sobre su “obsesión con el ‘yo’”. Tienen como rival al “vicepresidente que quiere ser presidente” y acusan al ex abogado del Estado de sustentar su réplica al aparato del partido sobre su los pilares de una “pura ambición personal”. “Ha planteado la campaña como un ‘quítate tú para ponerme yo’”, censuran estas mismas fuentes.

¿Guerra sucia?

Bal ha cimentado su argumentario sobre la renovación total de las altas esferas liberales. Una de las cariátides de su discurso ha sido la sustitución de Inés Arrimadas en el Congreso, dado que entiende que despistaría al electorado tener a la ex presidenta en televisión cada día. Este planteamiento no encaja con la historia reciente del partido, según apuntan desde la candidatura rival. “Habla de la dirección como si nunca hubiera formado parte de ella. Ha tenido las llaves de la torre de marfil”, recuerdan las fuentes consultadas.

El sentimiento de sorpresa crece entre los integrantes de la lista del aparato cuando el portavoz adjunto, en una entrevista concedida a La Vanguardia, denuncia presiones de la cúpula. Bal deslizó que la dirección a la que pertenece hasta la fecha hostigó a “cargos institucionales” para evitar su adhesión a la candidatura contestataria. Coacciones que niegan miembros de la lista oficialista. "¿Qué presiones de la cúpula si él es la cúpula? Si entiende atraer a más gente a tu terreno y persuadir como presionar… Pues sí”, resuelven con ironía las fuentes consultadas.