En su visita a Valladolid para un encuentro con militantes, y respaldado por el procurador de Ciudadanos en las Cortes de Castilla y León, Francisco Igea, el candidato a presidir el partido, que afronta en unos días sus Primarias, Edmundo Bal, afirmó que aspira a “derrumbar las torres de marfil” en las que se ha refugiado la dirección del partido, que, en su opinión, se ha limitado a dar “consignas a los afiliados para que las repitan como loros”.

Bal aseguró que en España no existe el “trifachito”, puesto que, en su opinión, sólo hay dos partidos de derechas, PP y Vox, mientras que Ciudadanos busca ocupar el espacio de centro, que existe, para recoger a los desencantados, si bien, las encuestas arrojan pírricos resultados para ellos en intención de voto.

A pesar de mostrarse partidario de “no caer en provocaciones” y referirse con negatividad a los compañeros de la otra candidatura, puesto que, asegura, todos son necesarios y el futuro es que confluyan, ha explicado que, en Ciudadanos, hasta ahora “nunca se ha escuchado la opinión de los afiliados”, y ha acusado a la dirección actual, en clara referencia a Inés Arrimadas, de hacer caso omiso de los resultados de las 2.300 encuestas realizadas a militantes, simpatizantes y cargos orgánicos e institucionales durante el proceso de refundación, por que no cuadraban con sus intereses, que eran seguir dirigiendo el partido “en la sombra, desde atrás”.

Bal se desmarca del “trifachito”

El aspirante a dirigir Ciudadanos se refirió al Gobierno de Pedro Sánchez como “el peor gobierno de cuarenta años de democracia”, poniendo al país en manos de partidos como Bildu y ERC, PNV, así como en las de Podemos, “con sus ocurrencias y sus salvajadas de extrema izquierda”.

Sin embargo, simultáneamente, aseguró que, si es imprescindible para la gobernabilidad, y “le compran sus principios”, no establecerá, como hasta ahora, “con una estrategia claramente fallida”, un socio preferente “que es el único con el que podemos pactar”, mientras que “el otro lado son los malvados, los satánicos para nuestro país”.

De este modo, dijo, será capaz de negociar “con sus ambos lados”, puesto que “en ese otro lado nos encontramos con un montón de votantes que se encuentran huérfanos de oferta electoral” y están dispuestos a votar al partido conservador, “pasando por encima de Ciudadanos”, porque “todo el mundo nos ve como un partido de derechas”.

En ese sentido, se quejó de que la estrategia de comunicación del partido renuncia a dar a conocer iniciativas como el registro en el Congreso de la reforma de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General para evitar la “sobrerrepresentación” de partidos con menos votos, y abogó por “volver a lo que importa”, al espíritu fundacional y “a las viejas banderas”.

“Se nos ha llenado la boca de decir que somos el partido de los valientes y nos hemos olvidado de ser valientes”, añadió.

Confiar en el criterio de los candidatos a autonómicas y municipales

En otra clara referencia a lo sucedido en Castilla y León tras las autonómicas de 2019, cuando el propio Igea se vio impelido a pactar con el actual presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, en contra de lo predicado durante la campaña electoral, Bal ha asegurado que en las próximas autonómicas y municipales, se confiará en el criterio de sus candidatos.

Lo que no ha pasado en este partido nunca: confiar en el criterio de los afiliados para que puedan diseñar su propia campaña y, el día después de las elecciones, que puedan alcanzar los pactos políticos que generen mayor bienestar en su pueblo o ciudad, no como hace cuatro años, cuando se recibió la consigna de sólo pactar con el Partido Popular”, concluyó.

“¿Qué habría pasado si entonces hubiéramos hecho lo que teníamos que hacer?”, se preguntó, para finalizar el propio Igea.