2023 ha sido uno de los años más intensos del tiempo reciente en lo que respecta a la política. Elecciones en los tres planos, un cambio de legislatura y toda la tensión que se ha derivado del panorama parlamentario nacional y de los pactos de investidura, y en el contexto internacional, la presidencia de España en el Consejo de la Unión Europea, una guerra en Europa del Este y otra en Oriente Medio. 2024 apunta a estándares similares, con un calendario plagado de momentos que serán decisivos para el futuro político del país.

Numerosas citas electorales

El primer episodio que nos espera para el próximo año son las elecciones autonómicas de Galicia. ¿Su fecha? El 18 de febrero. Serán las primeras después de cuatro mayorías absolutas consecutivas de Alberto Núñez Feijóo, quien tras abandonar el poder regional dio el salto a la presidencia del Partido Popular en 2022, dejando en su anterior rol a Alfonso Rueda, en una decisión que generó muchas suspicacias y que los gallegos pondrán a prueba en las urnas en poco menos de dos meses. Desde el PP, a pesar de las evidentes dudas, confían en revalidar el Ejecutivo gallego: "Si no sacamos la quinta mayoría absoluta consecutiva en Galicia, yo no habré cumplido mis expectativas. Es una obligación política conseguirlo. Y fíjese si me estoy arriesgando, porque no soy el candidato", expresaba en su momento el propio Feijóo.

Continuando con las elecciones autonómicas, las vascas también aguardan: están fechadas para el 9 de junio de 2024, en una cita electoral en la que Íñigo Urkullu no se presentará para volver a ser lehendakari, sino que será Imanol Pradales quien concurra por el PNV. Por parte de EH Bildu, tampoco será Arnaldo Otegi el candidato: la responsabilidad recaerá sobre el ingeniero y profesor universitario Pello Otxandiano

La segunda semana de junio será especialmente intensa, ya que además de los citados comicios vascos, también se celebrarán las elecciones europeas, del 6 al 9 de junio. Una cita en la que siete grupos políticos (populares democristianos, socialistas, Renew Europe, los verdes, conservadores y reformistas, Identidad y Democracia y el Grupo de la Izquierda) pugnarán por conseguir la mayoría en la cámara comunitaria. Serán un escenario de especial interés para el futuro político de Podemos, en tanto que su candidata y cabeza de lista será, si su militancia lo avala una vez se someta a consulta, la exministra de Igualdad, Irene Montero.

Por otra parte, también han de celebrarse las elecciones autonómicas catalanas, que por el momento no tienen fecha para su desarrollo, pero tendrá que ser antes del 31 de marzo de 2025. El clima es especialmente puntiagudo en este caso, después de los pactos de legislatura de Pedro Sánchez con los partidos independentistas, la firma de la ley de amnistía y los diferentes acuerdos y recursos que están llegando a la autonomía a modo de pago por el voto a favor. En su más reciente reunión, el jefe del Ejecutivo español y el líder autonómico catalán, Pere Aragonès, saldaron su encuentro con hasta cinco acuerdos: una Mesa de Diálogo en el primer trimestre de 2024, el traspaso de la gestión del Ingreso Mínimo Vital, el traspaso de las competencias de Rodalíes, la aprobación de una ley de pluralidad lingüística y el impulso y financiación del proyecto para la instalación en Cataluña de un centro tecnológico de producción de chips (Innofab).

¿Ruptura definitiva entre Podemos y Sumar?

Otra de las incógnitas políticas del 2024 es hacia dónde evolucionará la relación entre Sumar y Podemos. Sobre el papel, la situación no es muy esperanzadora: las cosas empezaban ya torcidas cuando los morados no acudieron al acto inaugural de la coalición, siguieron saliéndose del tiesto cuando a la hora de formar el Ejecutivo, ningún miembro de Podemos fue designado para ocupar carteras ministeriales, y han continuado complicándose con la salida de Podemos del Grupo Parlamentario de Sumar para marcharse al Grupo Parlamentario Mixto.

Por su parte, la secretaria general de los morados, Ione Belarra, afeó a Sánchez "haber sido echados" del Gobierno, y también tuvo unas palabras para Sumar: "No descarto que, después de que Sánchez nos haya echado del Gobierno, Sumar nos eche del grupo parlamentario". Una decisión que al final fue tomada por ellos mismos bajo el pretexto de "garantizar su autonomía parlamentaria", sin que Sumar interviniese en el proceso.

Deriva ultra de Vox

A su vez, Vox está experimentando, en los últimos meses y semanas, una fuerte subida del tono, tanto en las instituciones como en la calle. Ya son varios los episodios en los que se ha visto a miembros del partido de ultraderecha cometer actos sin cabida en las instituciones que representan. La más reciente ha sido la del concejal y portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Madrid, Javier Ortega Smith, quien agredió al parlamentario de Más Madrid Eduardo Rubiño este viernes al propinar un carpetazo a una botella que salió disparada directamente hacia el político progresista. Sin embargo, aunque la más reciente, no ha sido la única: Abascal, Vicente Barrera y las protestas de Ferraz han marcado la más reciente agenda ultra, con una escalada discursiva que no parece estar cerca de detenerse.

"Llegará un momento dado en el que el pueblo quiera colgarle de los pies", expresaba el presidente del partido de extrema derecha en una entrevista con un medio argentino, una semana antes de que el vicepresidente valenciano, Vicente Barrera, se encarase y diese unas palmadas en el pecho a un diputado del PSPV en la Asamblea valenciana, y tan solo unos días después del Noviembre Nacional con el que la ultraderecha tomó las calles aledañas a la sede del Partido Socialista en Madrid. Una deriva radical que, de acuerdo con fuentes del partido, es "deliberada": "Sabemos que podemos perder algunos votantes con esto, pero preferimos ser un partido más pequeño y diferenciarnos del resto". Una actitud que no parece que vaya a desinflarse en 2024.

Así están las cosas para este próximo curso: la legislatura nacional en marcha, elecciones, guerras internas en diferentes partidos, un partido reaccionario escalando aún más sus maneras de actuar y un panorama internacional conflictivo y convulso. Casi nada.