La primera reacción fue de incredulidad, la segunda de asunción del contenido del comunicado y la tercera la entrada en shock. Esas son las fases por las que ha pasado este lunes la derecha malagueña representada por PP y Ciudadanos desde que esta mañana, a las 9 en punto, el concejal naranja en el Consistorio malagueño y portavoz en la Diputación, Juan Cassá, anunciara en un tuit que se iba al Grupo de nos adscritos y abandonaba el partido. Este es el texto del demoledora bomba en redes: “Hoy he solicitado la baja como afiliado de Ciudadanos. Después de la V Asamblea General del partido, Cs comienza una nueva etapa y considero que ha terminado un ciclo para mí. Seguiré trabajando por los malagueños”. Junto a ello remitía al enlace. En ese mínimo espacio de tiempo que va desde la lectura del tuit hasta la apertura del link, una subida de adrenalina, algunas taquicardias y un ansia por leerlo pudieron ser otras tres subfases de las anteriormente mencionadas. Y llegados a este punto el misil en toda la línea de flotación del Equipo de Gobierno de PP y Ciudadanos en la sexta ciudad de España:

Queridos malagueños: Deseo comunicaros que he tramitado mi baja como afiliado de Ciudadanos y que dejo el partido. Lo hago orgulloso de haber sido uno de los primeros afiliados de la formación en Andalucía, hace siete años, y después de haber contribuido a su expansión en la comunidad y en la provincia de Málaga.

Ciudadanos comienza una nueva etapa después de su V Asamblea General, celebrada este fin de semana, y considero que ha terminado un ciclo para mí. Ya no siguen liderando el partido las mismas personas con las que empecé, ni los planteamientos y principios son los mismos que yo compartía plenamente y que me llevaron a participar con gran ilusión en el proyecto.

Quiero anunciaros que voy a solicitar mi inclusión en el grupo no adscrito y que seguiré trabajando por nuestra tierra en el Ayuntamiento de Málaga y en la Diputación. Creo firmemente en el potencial de Málaga y pondré todo de mi parte para defender sus intereses y los de la ciudadanía. Muchas gracias. Un cordial saludo.”  Y rubricado por Juan Cassá Lombardía”  

Esta decisión es de una trascendencia política de enormes dimensiones ya que deja sin mayoría al equipo gobierno en el Ayuntamiento de la capital del que Cassá es concejal desde 2015. PP y Ciudadanos son socios de gobierno del PP tanto en el Ayuntamiento como en la Diputación. En la institución provincial la mayoría aun es estable por un solo diputado, ex alcalde de Mijas y ex militante socialista. Este ha dicho “respetar” la actitud de Cassá aunque dice que mantendrá el pacto.

Los rumores del descontento y la desafección del próximo edil no adscrito han sido desde hace meses comidilla del desayuno en las instituciones y tema central de cenáculos malagueños. “Todo el mundo lo presentía pero casi nadie lo veía con voluntad decisiva para hacerlo”. Esa podría ser el sentir general de la clase política malagueña.

¿Qué ha pasado para dar el paso? Pues ha ocurrido que ha seguido los pasos de abandono del partido del periodista Javier Nart (conserva su escaño en la Eurocámara), del brillante economista Toni Roldán, del líder asturiano Juan Vázquez, del fundador y catedrático emérito Francesc de Carreras, del reputado filólogo Xavier Pericay, del ex dirigente económico Francisco de la Torre y de tantos otros cargos, concejales y miembros naranjas que se han quedado en el camino ante la deriva conservadora del partido y la formación de gobiernos locales y autonómicos en coalición con el PP y en sociedad con la ultraderechista Vox.

Pero en el caso de Juan Cassá, además de esas, hay más claves que fundamentalmente se resumen en dos palabras: “maltrato” y “desprecio” de su partido. Este asturiano afincado en Málaga desde hace años fue de los fundadores del ex partido de Albert Rivera cuando no tenían ni cargos, ni sueldos, ni prebendas ni poltronas. Con uno de los primeros carnets naranjas se recorrió pueblos y barrios difundiendo el “evangelio” ciudadanos y creando partido. Luego llegó el momento de entrar en las instituciones y fue el primer edil de aquel partido regeneracionista y que en sus estatuto se definía como “progresista”.

El exconcejal naranja en el Consistorio malagueño y portavoz en la Diputación, Juan Cassá

En la Casona del Parque, sede del Ayuntamiento, dio que hablar por su oposición al actual alcalde del Partido Popular, Francisco de la Torre. Unas veces cabreó al PSOE y a la marca de Podemos y otras encabronó al PP por el sentido de sus votaciones. También se le ensalzó, y se le criticó en la segunda fase del mandato, por su afición a los focos y a ejercer de una especie de vicealcalde sin serlo y de ejerciente hiperactivo de pressing al regidor tocando llamadores de tronos de la Semana Santa, acudiendo a reuniones de peñas, desfilando, convocando a medios….  Una parte del mandato anterior en luna de miel con el alcalde, desde la oposición y sin amor recíproco por parte de ambos.

El problema, la gota a gota malaya, el chirimiri que ha calado los huesos y el alma de Juan Cassá fue el que empezó a caer poco antes de la campaña electoral. Cuando era el alcaldable natural para volverse a presentar, cuando todo el mundo lo daba por hecho, desde el aparato del partido comenzaron, callados y silentes, con nocturnidad y clandestinamente, a buscarle sustituto. Lo aclamaban con la “boca chica” y lo vilipendiaban por lo bajini. Así fue aunque lo nieguen. Tan solo un mes escaso antes lo aclamaron perdiendo un tiempo precioso para la campaña. Resultado: bajar de tres a dos actas de concejal. A partir de ahí vino más laminación y más marginación del partido impidiéndole negociar el pacto municipal y potenciando a la concejala dos minutos antes en UPyD. Él siempre lo negó. Pero se alejó muy dolido y las heridas no han cicatrizado y la deriva del partido más que curarlas la han tumorizado

Ahora lo han quitado de los órganos de dirección nacional en el congreso teledirigido (por internet, claro) donde ejerció años como miembro del Consejo General. Arrimadas en una repetición de nuevas torpezas como anteriormente Rivera, lo ha laminado y lo cambia por el grupo de adeptos como Guillermo Díaz, Imbroda y otros.

Así  queda la Corporación ahora: PP 14 concejales, Ciudadanos 1 edil, PSOE 12, Adelante Málaga, 13 y ahora “parió la abuela” con un adscrito. La correlación de fuerzas da para gobernar, claro, pero como y quien será lo que el futuro aclarará. Lo que está claro es que Cassá es clave, llave, contingente y esencial tanto para dejar gobernar como para quitar gobierno.

Ahora retumba en la Casona del Parque aquella respuesta a una entrevista al diario “SUR” en relación sobre si podría haber moción de censura: “No tengo la bolita mágica para saber si habrá moción de censura a De la Torre”. Y muchos en Ciudadanos, en esta cuarentena que les está danto tiempo para releer, habrán visto con cierta amargura y temor una de las primeras novelas del activo visitador en Málaga pro causa Ciudadanos, Mario Vargas Llosa, “Conversación en la Catedral”. Y es que la frase con que la comienza esta novela es muy significativa del momento naranja hoy en Málaga: “¿En qué momento se jodió el Perú?”. Pues eso, “¿en qué momento la jodieron con Juan Cassá?”.