A las puertas del aniversario de la catástrofe de la DANA de Valencia, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha lamentado que Carlos Mazón siga al frente de la Generalitat Valenciana a pesar de su “negligente gestión”. Continuidad que, según ha denunciado en el acto de lanzamiento de la candidatura de Carlos Martínez a la presidencia de la Junta de Castilla y León, es posible gracias a la cooperación tanto de Alberto Núñez Feijóo como de Santiago Abascal. “¿Por qué sigue? Hace un año, la negligencia de uno causó una tragedia y un año después, su continuidad tiene dos responsables”, reflexionaba al tiempo que señalaba tanto al líder del Partido Popular como a su homólogo en Vox por mantener un apoyo que ha calificado de “indecente”.

El presidente Sánchez, que no ha hecho alusión de ningún tipo al enésimo desafío de Junts, se ha centrado en erosionar la gestión de los barones del Partido Popular y en poner la lupa sobre el débil liderazgo de Núñez Feijóo. En un alegato a modo de reivindicación de los servicios y recursos públicos, el jefe del Ejecutivo ha repasado el rosario de recortes sociales en los diferentes territorios dominados por las siglas conservadoras: “Los recursos son importantes, pero lo más decisivo son las convicciones, los principios. Creer en las políticas públicas”, arrancaba el líder de los socialistas antes de señalar las crisis territoriales que se acumulan en la sede de Génova 13 y que merman la imagen de gestión que pretende proyectar el presidente conservador.

“Lo que ha sucedido es que en Castilla y León se recortaron los bomberos y se incendiaron los montes. En Andalucía se recortó la Sanidad Pública y dejaron a mujeres absolutamente desprotegidas ante la enfermedad del cáncer de mama. En Valencia se recortó la protección civil y tuvimos la DANA más drástica de los últimos años en nuestro país”, redundaba el jefe del Ejecutivo, haciendo acopio de las catástrofes que se han sucedido en menos de un año en los territorios del Partido Popular. Así, sin importar si su nombre responde a “Mazón, Azcón, Moreno Bonilla, Ayuso o Mañueco”, ha centrado el tiro en que todos ellos siguen un mismo patrón; el de “recortar los servicios públicos” en primer término para, después “gestionar mal” las crisis y, en último lugar, mentir para “tapar su incompetencia y negligencia”.

Nadie al volante

Sánchez ha incidido en la brecha de liderazgo en el Partido Popular. El único cambio “real” en la derecha es el del nombre de sus jefes. “Ya van tres y cada cuál peor. Está por ver quién será el siguiente o la siguiente”, continuó, dejando caer implícitamente el nombre de Isabel Díaz Ayuso como futura lideresa conservadora. Por eso – continuaba – sugiere que “no hay nadie al volante” en Génova 13 y se pregunta si “alguien sabe dónde está el señor Feijóo”. El jefe del Ejecutivo, no exento de malicia, recordaba el clásico de su adversario de que “no era presidente porque no quería”, pero resulta que “tampoco es jefe de la oposición ni jefe de su partido porque no quiere”.

Llegados a este punto, Sánchez reflexionaba sobre la crisis interna que asola a los populares, con “Ayuso y su insumisión para cumplir leyes, Moreno Bonilla con sus cribados, Mañueco con sus incendios, Mazón…”. “En fin, ¿Y Feijóo? ¿Dónde está?”, percutía el líder de los socialistas, jaleado por las cerca de 1.500 personas que se han acercado al lanzamiento de la candidatura de Carlos Martínez para competir con el actual presidente de la Junta de Castilla y León en las elecciones del próximo año.

Datos frente a relato

El presidente ha estado flanqueado por la ministra de Inclusión Seguridad Social y Migraciones, Elma Sáiz; el portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Patxi López; la ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, Pilar Alegría; la ministra de Igualdad, Ana Redondo, y la presidenta del Grupo de Socialistas y Demócratas en la Eurocámara y vicepresidenta del Partido Socialista Europeo, Iratxe García. Frente a todos ellos, Sánchez ha presumido de gestión; de datos para contrarrestar el relato de una derecha que sucumbe frente a su gestión “negligente” y de “recortes públicos”.

Así, el jefe del Ejecutivo sacaba pecho por el refuerzo del Sistema Nacional de Dependencia, las ayudas de 27 millones de euros para ganaderos y agricultores afectados por los incendios del pasado verano o, en clave internacional, el liderazgo de España para frenar el conflicto entre Israel y Palestina. Sánchez ha hecho alusión a su presencia en Egipto la pasada semana defendiendo el derecho internacional, no sin subrayar que el Gobierno que él preside fue abrió el camino en el debate sobre la vía de los dos Estados como solución a la guerra y el genocidio israelí en la Franja de Gaza. Todo ello, frente al silencio de Feijóo y los coqueteos del líder de Vox, Santiago Abascal, con el primer ministro hebreo Benjamin Netanyahu. “Con otro gobierno, no habríamos tenido la posición que hemos defendido, sostenido y aplaudida por parte de Europa y la comunidad internacional”, ha reivindicado.

40 años de “involución”

En lo que se refiere a la presentación de su candidato para asaltar la hegemonía del PP en la región, Sánchez ha ensalzado las virtudes de Carlos Martínez como dique de contención a la “involución y parálisis” del proyecto común de conservadores y ultraderechistas. “Hay que cambiar a Mañueco, pero no votando a Vox. Cualquier persona, da igual lo que vote, sabe que hay que cambiarlo”, ha sentenciado el jefe del Ejecutivo, al tiempo que ha subrayado que el único aire de esperanza para la región, de “cambio y avance”, es el PSOE con Martínez a la cabeza. “Por eso quien quiera cambio, tiene que apoyarle en las próximas elecciones. Todo lo demás será continuidad, parálisis y decadencia, que es, por cierto, lo que tenemos al frente del PP a nivel nacional”, ha remarcado.

Por su parte, Martínez ha pedido la confianza de los ciudadanos para abandonar los “40 años de gris” en los que lleva inmersa la región con los gobiernos del Partido Popular. El candidato socialista ha recogido el guante de Sánchez, resaltando la labor del Gobierno de España y mostrando con orgullo su trabajo tanto en términos nacionales como fuera de las fronteras. Así, ha dibujado a un PSOE que “empatiza” y “tiene alma”; una premisa que le ha conducido a reflexionar sobre por qué “el sueño de un alcalde” no puede ser “escalar de lo municipal a lo nacional” para romper el cortocircuito de casi cuatro de décadas de dominio conservador en Castilla y León. Por ello, ha reclamado unidad de las nueve provincias para consolidar una iniciativa a largo plazo, que se patee el territorio y logre gobernar frente a una Junta, con Mañueco al frente, cuya idiosincrasia es la “desidia y la incapacidad”.

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