El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha felicitado a Rosalía por el "deslumbrante lanzamiento" de su nuevo álbum, Lux. "Has colocado a España en la cima de la música mundial", ha dicho a la cantante catalana.
"¡Enhorabuena, Rosalía, por ese deslumbrante lanzamiento de Lux!", ha expresado Sánchez en una publicación en la red social X - antes Twitter -. Según el jefe del Ejecutivo, la artista ha logrado "el debut más exitoso de una artista hispanohablante femenina en Spotify, llegando a ser ayer la tercera artista más escuchada de toda la plataforma".
La publicación de Sánchez se produce después de que Rosalía lanzara el pasado viernes su tercer álbum de estudio, Lux, un trabajo que llega después de tres años para explorar sus inquietudes y relación con la espiritualidad y Dios, además de proponer una nueva mujer que no pierde su "libertad" ni por un amor ni por deseos terrenales, aunque se presenta humana.
Acompañada en todo momento de música de orquesta -detrás está la Orquesta Sinfónica de Londres-, coros y con muy pocos momentos de sintetizador electrónico, Rosalía se aleja de 'Motomami' y canta en español, en catalán, en inglés, en latín, en japonés, en italiano, en alemán, en ucraniano, en árabe, en siciliano, en francés, en mandarín, en hebreo y en portugués, y colabora con artistas como Björk o Estrella Morente.
El desvelo de 'Lux'
Sin embargo, no todo iban a ser cánticos angelicales. Tracks como Novia robot o La Perla -ambas acertadísimas-, son los pequeños pies que se asoman sobre ritmos distintos, más acelerados y pegajosos, porque, ante todo, Lux es un disco moderno. Se remite a la espiritualidad, siente una terrible inquietud por la figura divina que va mucho más allá de una inclinación folclórica, pero aun así, es vanguardista."Medalla olímpica de oro al más cabrón".
Quiero creer que lo que Rosalía expone en este proyecto nace de un desasosiego genuino, y de hecho sería la suposición coherente teniendo en cuenta su trayectoria, que sí se ha mantenido lógica en apetencias y sustancia aunque no lo haya hecho musical y estéticamente. Y eso es algo que tiene valor, y que no deja de estar presente en Lux, donde la artista ha demostrado que le interesa esculpir piezas que perduren. Se ha casado con la relevancia y la verdad es que sabe lucirla.
Una vez recorrido los dieciocho temas que componen el disco, puede resolverse que este cuarto álbum no es en sí mismo propaganda puritana ni un intento de 'formar a las masas', como algunos han señalado, haciendo que los jóvenes por fin consuman orquestas sinfónicas desde sus móviles. Es posible que alguna de ellas sea una consecuencia natural, pero no son el fin último de un disco sólido y que requiere un innegable talento a pesar de la pomposidad extrema y en ocasiones, demasiado gratuita, de su tracklist.
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